Por Eliyahu BaYonah
ben Yossef
Una de las grandes características del
pueblo judío
consiste en su
disposición para la
oración de manera
comunitaria. Vemos
desde siempre grupos
de personas que
acuden a citas
establecidas para
dedicarse por un
tiempo a la oración
al Eterno. Esto es
conocido como la
Tefilá b’tzibur. De
esa manera se cumple
una mitzvá.
Pero también la mitzvá se cumple cuando se
ora o se reza
individualmente,
aunque existe un
gran mérito cuando
todo se hace
juntamente con los
demás hermanos de la
congregación, como
reza el Salmo de
david, “Hine ma
tov uma nayim shevet
ajim gam yajad. He
aquí cuán bueno y
agradable es que los
hermanos habiten
juntos en armonía”.
Nuestros maestros nos han enseñado que
Hashem nos escucha
mas prontamente
cuando lo hacemos
desde la
congregación que
cuando lo hacemos de
manera individual.
El Salmo 69:14 nos
dice: “Vaaní
tefilatí-lejá Adonay
et ratsón Elohim
berob-jasdejá, anéni
beemét ysh’éja - En
cuanto a mí, mi
corazón es hacia ti,
OH Eterno. En
momento de (buena)
voluntad, oh Dios,
con Tu inmensa
bondad, respóndeme
con la verdad de Tu
salvación”.
Cuando dice “et ratsón’ - en momento de
buena voluntad- se
esta refiriendo al
momento cuando la
oración es mucho
mejor bienvenida por
Hashem y ello es
cuando la
“congregación se
encuentra orando”;
asi lo aprendemos de
Berajot 8a.
Joshuah Ben Levi, un
Amorá quien vivió
hacia el siglo 2 de
la Era Común -fue
contemporáneo con
otro Amorá Yohanan
Bar Nafja (murió
279)- y tuvo mucho
contacto con los
judíos cristianos de
la época, escribió
que “quien atiende
los servicios de la
sinagoga en la
mañana y en la
tarde, sus días
serán alargados”.
Nuestros sabios también nos han enseñado
que cuando 10 o mas
se reúnen para orar
la Shekinah, la
Divina Presencia,
desciende sobre
ellos; por ello el
Salmo 82:1 nos
informa, “Elohím
nitsáb ba’adat-él,
bequéreb elohím
yshpót - Adonai está
presente en la
congregación
divina”, lo que
nos recuerda de
nuevo que una
oración individual
tiene mas
probabilidad de ser
aceptada si se dice
juntamente con la
congregación.
Pero, algunos nos podrán señalar que no
tienen una sinagoga
en donde reunirse a
orar. Esa no es
razón para dejar de
orar juntos. El
énfasis no es en la
oración realizada
dentro de la
sinagoga, sino en la
comunidad de
compañeros, en donde
sea. Sea en una
playa, en una
montaña, en una
plaza, en un parque,
en un ático, en un
Basement, en una
sala de la casa.
Dondequiera haya
lugar para reunirse,
ese lugar es
apropiado para que
una comunidad pueda
elevar sus plegarias
y alabanzas al
Eterno.
El que no se disponga de una sinagoga
físicamente no es
excusa para evitar
reunirse a orar.
Si una
pequeña comunidad
logra reunir un
quórum de 10
personas varones,
entonces ha logrado
establecer un
minyán, lo que hace
favorable que la
oración comunitaria
tenga el efecto que
se busca. Algunos
aceptan que dicho
minyán sea formado
por 10 personas
incluyendo mujeres
mayores de edad que
hayan todos pasado
por Bar/Bat Mitzva.
Por qué la necesidad de rezar
comunitariamente?
.-Porque muchas de
las oraciones y
plegarias fueron
construidas de forma
plural y no
singular, lo que
indica que el judío
debe buscar a su
compañero en donde
quiera que se
encuentre. Eso hace
la oración mas
responsable.
Todo esto hace también que mediante la
oración comunitaria
aquellos que no
tienen suficientes
fundamentos o
conocimientos sobre
las oraciones,
puedan aprender de
los que ya conocen y
así cada uno va
enseñando a su
compañero lo que
este conoce.
Debemos recordar que no fue sino
hasta el siglo 8 de
nuestra era hasta
cuando nuestras
oraciones se decían
desde el corazón, ya
que no existían
libros de oraciones
para seguir el orden
que se esperaba.
Todo ello porque
existía una fuerte
resistencia a
escribir las
oraciones, así como
se resistió durante
mucho tiempo a que
la Torá Oral fuera
escrita en lo que
hoy conocemos como
el Talmud o la
Mishná.
No fue sino a través de nuestro Rav Amrán
Gaón (siglo 9) que
se logró compilar el
primer Sidur para el
servicio de un año
en la sinagoga, que
es el mismo que
conocemos hoy en
día, con algunas
adiciones que se han
hecho por eventos
que han ocurrido
después de dicha
centuria, como el
establecimiento del
Estado de Israel.
Antes de que ello ocurriera, era
necesario que muchos
memorizaran las
oraciones para así
cumplir con las
tareas de los
servicios diarios.
Aquellos que no
tenían capacidad de
memorizar eran
excluidos de la
dirección de las
reuniones
religiosas, ya que
el elegido tenía que
recitar las
oraciones con voz
fuerte en lo que
conocemos como la
Amidá, el servicio.
Así, la persona escogida para tal función
era conocida como
Shaliah Tzibur -el
emisario de la
congregación-. Pero
también fue conocido
como el Shatz
(acrónimo para
Shaliaj Tzibur), o
como Ba’al Tefilá
(Maestro de la
Oración) y Jazán (o
Cantor); se dice
Cantor porque además
de recitar las
oraciones las recita
usando cánticos
agradables.
Para este oficio no se necesita que sea
Rabino ordenado;
cualquier varón
adulto puede cumplir
con dichas funciones
siempre y cuando
tenga la capacidad
de memorizar las
oraciones y
plegarias que se van
a recitar. En el
Judaísmo no se
considera a nadie y
menos al Cantor como
un intermediario
entre Hashem y los
hombres, sino mas
bien como un agente
de Hashem que reza
las oraciones en su
beneficio.
EL HEBREO COMO LENGUA BASICA
Muchas personas se pueden sentir mal por el
hecho de no saber
hablar hebreo para
decir sus plegarias.
El Hebreo es
considerado como
Lashon HaKodesh, la
Lengua Santa. Pero
esto no debe ser
obstáculo para
manifestar sus
plegarias y
alabanzas. Debemos
recordar que
nuestros sabios
establecieron que
algunas oraciones y
bendiciones como el
Kadish debían ser
dichas en Arameo ya
que este era la
lengua vernácula o
lengua del pueblo y
pocos conocían el
hebreo.
Así el Hebreo sea el preferido para la
oración judía
-mitzvá min hamuvar-
preferencia de
cumplir la mitzvá,
no se necesita que
sea así. La Halajá
establece que uno
debe orar en el
lenguaje que uno
entienda.
Un cuento hasídiko nos ilustra la anterior
situación: Érase un
niño de una villa en
el campo en donde no
había sinagoga y
eran pocos los
judíos que existían.
Cierto día acompañó
a su padre a la
ciudad para realizar
algunos negocios.
Mientras estaban en
la ciudad
aprovecharon para ir
a la sinagoga. Nunca
había estado antes
en una sinagoga y
fue conmovido por lo
que vio adentro al
momento de la
oración. El niño
también quiso orar,
pero no sabía cómo
hacerlo. Su padre
solamente le había
enseñado a decir las
letras del Alefato y
nada mas que eso.
Entonces un
pensamiento vino a
su mente. El niño
comenzó a recitar el
Alefato una y otra y
otra vez y entonces
dijo: “Mi Señor, Tu
sabes lo que es eso
y lo que quiero
decir. Coloca Tu las
letras en orden de
manera que formen
las palabras
correctas”.
Esta manera sencilla de dirigirse al Eterno
es una oración muy
válida dentro de la
oración judía. Esto
no excluye al
individuo para dejar
de aprender hebreo.
Es un deber de cada
uno esmerarse por
aprender la lengua
en la cual fue dada
la Torá, porque el
Hebreo mantiene una
comunicación
especial con las
cosas que el Eterno
creó y naturalmente
con el Creador de
todas las cosas.
El Hebreo posee una significancia
espiritual innata
con los misterios
divinos. Por ello,
el principiante debe
hacerse a un libro
de oraciones, un
Sidur, que tenga una
traducción a su
lengua y de esa
manera encaminarse
al aprendizaje de la
lengua sagrada.
Tampoco
debemos pasar por
alto el ejemplo que
Hanna, la madre de
Shmuel nos dio
cuando le clamaba al
Eterno Tzebaot por
la bendición de
tener un hijo.
Ella lo hizo aún en una lengua que ni ella
misma pudo descifrar
y ni aún el Sumo
Sacerdote pudo
comprender. Ella usó
una lengua escondida
dentro de su ser. El
lenguaje del
espíritu. Ella pudo
no conocer que sus
labios estaban
pronunciando, pero
sí sabia lo que su
corazón añoraba
desde siempre…y sus
plegarias fueron
contestadas.
El lector debe estar apercibido de que este
tipo de comunicación
nada tiene que ver
con la manera pagana
usada por los
cristianos que le
llaman “hablar en
lenguas”, ya que lo
que estos usan es
una manera
denominada
“glosofalia”, o sea
hablar enredado en
donde se carece de
sentido material y
menos de sentido
espiritual que ha
sido usado por los
encantadores y magos
desde tiempos
antiguos.
Nota del Editor:
Para mis explicaciones anteriores me he basado en lo escrito por el grán
Rabino Hayim Halevi Donin en su obra "To Pray as a Jew" y en apartes de la
Torá y la Mishná.