La oración comunal

Serie: Conociendo al Judaismo 4

 

 

 

Por Eliyahu BaYonah ben Yossef

 

  • Director de la Organización Shalom Haverim

  • Monsey, New York

     


 

 

Una de las grandes características del pueblo judío consiste en su disposición para la oración de manera comunitaria. Vemos desde siempre grupos de personas que acuden a citas establecidas para dedicarse por un tiempo a la oración al Eterno. Esto es conocido como la Tefilá b’tzibur. De esa manera se cumple una mitzvá.

Pero también la mitzvá se cumple cuando se ora o se reza individualmente, aunque existe un gran mérito cuando todo se hace juntamente con los demás hermanos de la congregación, como reza el Salmo de david, “Hine ma tov uma nayim shevet ajim gam yajad. He aquí cuán bueno y agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía”. 

Nuestros maestros nos han enseñado que Hashem nos escucha mas prontamente cuando lo hacemos desde la congregación que cuando lo hacemos de manera individual. El Salmo 69:14 nos dice: “Vaaní tefilatí-lejá Adonay et ratsón Elohim berob-jasdejá, anéni beemét ysh’éja - En cuanto a mí, mi corazón es hacia ti, OH Eterno. En momento de (buena) voluntad, oh Dios, con Tu inmensa bondad, respóndeme con la verdad de Tu salvación”.

Cuando dice “et ratsón’ - en momento de buena voluntad- se esta refiriendo al momento cuando la oración es mucho mejor bienvenida por Hashem y ello es cuando la “congregación se encuentra orando”; asi lo aprendemos de Berajot 8a. Joshuah Ben Levi, un Amorá quien vivió hacia el siglo 2 de la Era Común -fue contemporáneo con otro Amorá Yohanan Bar Nafja (murió 279)- y tuvo mucho contacto con los judíos cristianos de la época, escribió que “quien atiende los servicios de la sinagoga en la mañana y en la tarde, sus días serán alargados”.

Nuestros sabios también nos han enseñado que cuando 10 o mas se reúnen para orar la Shekinah, la Divina Presencia, desciende sobre ellos; por ello el Salmo 82:1 nos informa, “Elohím nitsáb ba’adat-él, bequéreb elohím yshpót - Adonai está presente en la congregación divina”, lo que nos recuerda de nuevo que una oración individual tiene mas probabilidad de ser aceptada si se dice juntamente con la congregación. 

Pero, algunos nos podrán señalar que no tienen una sinagoga en donde reunirse a orar. Esa no es razón para dejar de orar juntos. El énfasis no es en la oración realizada dentro de la sinagoga, sino en la comunidad de compañeros, en donde sea. Sea en una playa, en una montaña, en una plaza, en un parque, en un ático, en un Basement, en una sala de la casa. Dondequiera haya lugar para reunirse, ese lugar es apropiado para que una comunidad pueda elevar sus plegarias y alabanzas al Eterno.

El que no se disponga de una sinagoga físicamente no es excusa para evitar reunirse a orar.  Si una pequeña comunidad logra reunir un quórum de 10 personas varones, entonces ha logrado establecer un minyán, lo que hace favorable que la oración comunitaria tenga el efecto que se busca. Algunos aceptan que dicho minyán sea formado por 10 personas incluyendo mujeres mayores de edad que hayan todos pasado por Bar/Bat Mitzva.


Por qué la necesidad de rezar comunitariamente? .-Porque muchas de las oraciones y plegarias fueron construidas de forma plural y no singular, lo que indica que el judío debe buscar a su compañero en donde quiera que se encuentre. Eso hace la oración mas responsable. 

Todo esto hace también que mediante la oración comunitaria aquellos que no tienen suficientes fundamentos o conocimientos sobre las oraciones, puedan aprender de los que ya conocen y así cada uno va enseñando a su compañero lo que este conoce.

 Debemos recordar que no fue sino hasta el siglo 8 de nuestra era hasta cuando nuestras oraciones se decían desde el corazón, ya que no existían libros de oraciones para seguir el orden que se esperaba. Todo ello porque existía una fuerte resistencia a escribir las oraciones, así como se resistió durante mucho tiempo a que la Torá Oral fuera escrita en lo que hoy conocemos como el Talmud o la Mishná. 

No fue sino a través de nuestro Rav Amrán Gaón (siglo 9) que se logró compilar el primer Sidur para el servicio de un año en la sinagoga, que es el mismo que conocemos hoy en día, con algunas adiciones que se han hecho por eventos que han ocurrido después de dicha centuria, como el establecimiento del Estado de Israel.

 Antes de que ello ocurriera, era necesario que muchos memorizaran las oraciones para así cumplir con las tareas de los servicios diarios. Aquellos que no tenían capacidad de memorizar eran excluidos de la dirección de las reuniones religiosas, ya que el elegido tenía que recitar las oraciones con voz fuerte en lo que conocemos como la Amidá, el servicio.

Así, la persona escogida para tal función era conocida como Shaliah Tzibur -el emisario de la congregación-. Pero también fue conocido como el Shatz (acrónimo para Shaliaj Tzibur), o como Ba’al Tefilá (Maestro de la Oración) y Jazán (o Cantor); se dice Cantor porque además de recitar las oraciones las recita usando cánticos agradables.

Para este oficio no se necesita que sea Rabino ordenado; cualquier varón adulto puede cumplir con dichas funciones siempre y cuando tenga la capacidad de memorizar las oraciones y plegarias que se van a recitar. En el Judaísmo no se considera a nadie y menos al Cantor como un intermediario entre Hashem y los hombres, sino mas bien como un agente de Hashem que reza las oraciones en su beneficio. 

EL HEBREO COMO LENGUA BASICA 

Muchas personas se pueden sentir mal por el hecho de no saber hablar hebreo para decir sus plegarias. El Hebreo es considerado como Lashon HaKodesh, la Lengua Santa. Pero esto no debe ser obstáculo para manifestar sus plegarias y alabanzas. Debemos recordar que nuestros sabios establecieron que algunas oraciones y bendiciones como el Kadish debían ser dichas en Arameo ya que este era la lengua vernácula o lengua del pueblo y pocos conocían el hebreo.

Así el Hebreo sea el preferido para la oración judía -mitzvá min hamuvar- preferencia de cumplir la mitzvá, no se necesita que sea así. La Halajá establece que uno debe orar en el lenguaje que uno entienda. 

Un cuento hasídiko nos ilustra la anterior situación: Érase un niño de una villa en el campo en donde no había sinagoga y eran pocos los judíos que existían. Cierto día acompañó a su padre a la ciudad para realizar algunos negocios. Mientras estaban en la ciudad aprovecharon para ir a la sinagoga. Nunca había estado antes en una sinagoga y fue conmovido por lo que vio adentro al momento de la oración. El niño también quiso orar, pero no sabía cómo hacerlo. Su padre solamente le había enseñado a decir las letras del Alefato y nada mas que eso. Entonces un pensamiento vino a su mente. El niño comenzó a recitar el Alefato una y otra y otra vez y entonces dijo: “Mi Señor, Tu sabes lo que es eso y lo que quiero decir. Coloca Tu las letras en orden de manera que formen las palabras correctas”.

Esta manera sencilla de dirigirse al Eterno es una oración muy válida dentro de la oración judía. Esto no excluye al individuo para dejar de aprender hebreo. Es un deber de cada uno esmerarse por aprender la lengua en la cual fue dada la Torá, porque el Hebreo mantiene una comunicación especial con las cosas que el Eterno creó y naturalmente con el Creador de todas las cosas.

El Hebreo posee una significancia espiritual innata con los misterios divinos. Por ello, el principiante debe hacerse a un libro de oraciones, un Sidur, que tenga una traducción a su lengua y de esa manera encaminarse al aprendizaje de la lengua sagrada.  Tampoco debemos pasar por alto el ejemplo que Hanna, la madre de Shmuel nos dio cuando le clamaba al Eterno Tzebaot por la bendición de tener un hijo.

Ella lo hizo aún en una lengua que ni ella misma pudo descifrar y ni aún el Sumo Sacerdote pudo comprender. Ella usó una lengua escondida dentro de su ser. El lenguaje del espíritu. Ella pudo no conocer que sus labios estaban pronunciando, pero sí sabia lo que su corazón añoraba desde siempre…y sus plegarias fueron contestadas.

El lector debe estar apercibido de que este tipo de comunicación nada tiene que ver con la manera pagana usada por los cristianos que le llaman “hablar en lenguas”, ya que lo que estos usan es una manera denominada “glosofalia”, o sea hablar enredado en donde se carece de sentido material y menos de sentido espiritual que ha sido usado por los encantadores y magos desde tiempos antiguos.

 

 

Nota del Editor: Para mis explicaciones anteriores me he basado en lo escrito por el grán Rabino Hayim Halevi Donin en su obra "To Pray as a Jew" y en apartes de la Torá y la Mishná.

 

 

 

 

 

   
   

 
 


 


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