El camino de la espiritualidad

Serie: Conociendo al Judaismo 2

 

 

 

Por Eliyahu BaYonah ben Yossef

 

  • Director de la Organización Shalom Haverim

  • Monsey, New York

     


 

 

La adoración a Dios no comenzó con Adam haRishón -el primero-. La adoración a Dios vino posterior. Adam no necesitaba el tipo de adoración que nosotros conocemos hoy en día, porque Adam conversaba con Dios en cada momento, en cada lugar y en donde fuera. Para él no era un misterio qué era Dios o quién era Dios. El lo conoció como el Omnipresente al cual sabía que no lo veía pero no le era un problema. Así era su relación con el Padre que lo había creado y de quien seguramente escuchó cómo lo había creado a él y a su esposa. Por lo tanto, no podemos asumir que Adam adoraba a Dios en la manera que nosotros sabemos hoy hacerlo porque nosotros no conversamos con Dios en la manera que Adam lo hacía.
 
Nosotros ahora usamos las oraciones, los rezos, las plegarias, los cánticos para cumplir con este propósito. El Talmud establece que la oración o los rezos son una ordenanza rabínica, como dice en Berajot 21a, pero Maimónides aclara que aunque la obligación de rezar es un requerimiento de la Torá, los horarios, el contenido y el número de servicios de rezos son de origen rabínico. La base para esta consideración es cuando la Torá dice: Servirás al Señor tu Dios con todo tu corazón (Deut. 11:13) La pregunta es, cómo se debe servir a Dios con todo el corazón? Con oraciones (Taanit 2a . El fundador de la secta Hasidica (Lubavich), Reb Shneur Zalman de Lidia, apoyó este punto de vista cuando dijo: “la idea de la oración es la base de toda la Torá”.
 
Debemos saber que hasta el tiempo del Segundo Templo no existían rezos fijos ni horarios específicos para las oraciones. Solo lo era para los sacrificios. Es así como cada persona podía orar donde fuera, a la hora que quisiera, y como quisiera, diciendo poco o mucho en sus oraciones. Era una manifestación espontánea de la persona que quería pedir algo, agradecer por algo o manifestar algo que tenía dentro de su corazón. Muchos rezaban una vez al día, otros dos veces, otros tres veces y otros cuantas veces el tiempo se los permitía. La única excepción que encontramos aquí es que el rezo del Shemá se hacia dos veces al día como requerimiento bíblico.
 
No fue sino hasta el tiempo cuando vino Ezrá, el Escriba, hacia el año 485, cuando él y un consejo de 120 ancianos llamados los 120 de la Gran Asamblea, quienes fijaron el número de servicios diarios, compusieron el entorno de las oraciones básicas y establecieron el tiempo para decirlas. Hace casi 2500 años que ellos establecieron los tres servicios diarios: uno en la mañana, uno al mediodía y otro al atardecer. Las referencias a ello las encontramos en el libro de los Salmos “Por la tarde, por la mañana y al mediodía, imploro y clamo y Él escucha mi voz -érev vabóquer vetsahoráym asíja veehemé, vayshmá kolí” (55:18) y en el Libro de Daniel “Cuando Daniel conoció que el edicto había sido firmado, fue a su casa y abiertas las ventanas de su cuarto que daban hacia Jerusalén, se postraba tres veces al día, orando y dando gracias delante del Eterno, como lo solía hacer antes de esto’ VeDaniel kedi yeda di reshim ketaba al levayeta becabin fetiján lej veiliteh neged yerushelem vesimenin telatah veyoma ju” (6:11). Dicha práctica data, según nuestra tradición de los tiempos de los patriarcas, en donde interpretaciones agádicas nos cuentan que Abraham rezaba en la mañana, como dice Génesis 19:27: “Y se levantó Abraham por la mañana (y fue) al lugar donde estuvo (orando) delante del Eterno. -Vayashkem Avraham baboker el-hamakom asher-amad sham et-peney Adonay”. Asimismo, sabemos de Issac que oraba al atardecer, como lo aprendemos en Génesis 24:63, “Y salió Isaac para pasear (orar) en el campo, al atardecer; y levantó sus ojos y vio, y he aquí que venían camellos. -Vayetse Yitschak lasuaj basadeh lifnot arev vayisa eynav vayar vehineh gemalim Vadim“. Y también conocemos que Yaakov lo hizo de noche cuando en Genesis 28:10-11, nos dice: “Y salió Jacob de Beer-Sheva, y fue a Jarán. -Vayetse Ya'akov mi-Be'er Shava vayelej Charanah. Y se encontró en un lugar, y pasó la noche allí, porque se había puesto el sol. Y tomó de las piedras del lugar y se las puso por cabecera, y se acostó en aquel lugar. -Vayifga bamakom vayalen sham ki-va hashemesh vayikaj me'avney hamakom vayasem mera'ashotav vayishkav bamakom hahu“.
 
De otra parte conocemos que el Talmud nos fundamenta esta costumbre de orar tres veces por los tres cambios naturales que suceden en el día y el deseo de dar gracias a Dios porque esto sucede (Yer Berakot 4:1). Dos cambios son notorios como son del día a la noche. El otro cambio menos notorio es cuando el sol pasa del Este al Oeste.
Pero el mas significativo recuerdo de esta costumbre lo asociamos con los sacrificios (korbanot) que se ofrecían diariamente en el Templo. “Dijo Rabí Joshua Ben Levi -dice el Talmud- Las oraciones fueron establecidas para corresponder a las ofrendas diarias: Las oraciones de la mañana corresponden a las ofrendas de Shaharit; las del mediodía a las de Minha y las del atardecer (comenzando el nuevo día hebreo) a las de Arvit o Mahariv que era el momento cuando se quemaban toda la grasa, sebos y órganos que no se quemaban durante el día” Berakot 26b. La oración adicional -Musaf- proclamada en los Shabaton y en las Fiestas Bíblicas corresponde a las ofrendas adicionales prescritas para todos esos dias.
 
Una vez el Segundo Templo fue destruido por los romanos en el año 70 de nuestra Era terminó con las ofrendas y entonces los sabios declararon que la oración era una sustituto aceptable. El profeta Hoshea mucho tiempo atrás había dicho: “Rendiremos en vez de toros la ofrenda de nuestros labios” (14:3). De aquí es de donde nuestros labios entendieron que esto significaba que nuestras oraciones iban a ser aceptadas delante del Santo, Bendito Es, como si fueran ofrecidos animales en el altar (Yoma 86b)
Ahora bien, conocimos que las ofrendas diarias las llamaron Minja, Shaharit y Arvit. Por qué les dieron estos nombres? El término Minha para el servicio de la tarde se explica de manra corriente como “regalo” el Targúm Onkelós, la antigua traducción del Talmud en arameo, usa la palabra equivalente como “menah” -literalmente la parte del día en donde se empieza a establecerse, a descansar-. Esto lo hace como una traducción por “los vientos del día”. Ello sugiere que la palabra “minha”, en el sentido de “menuha” -descanso- es un término que también se refiere al momento del día. De la misma manera, los otros servicios se derivan de “Shahar” -mañana- para el servicio de Shaharit y Arvit o Maariv se deriva de la palabra “Erev”-atardecer o nocturno-.
Rabí Elazar declaró sin equivocarse que “la oración es superior a los sacrificios” (Berakot 32b. Otros sabios enseñaron que “si alguien es de espíritu humilde, la Torá lo acredita como trayendo cada ofrenda a Dios” (Sanhedrin 43b.

 

Nota del Editor: Para mis explicaciones anteriores me he basado en lo escrito por el grán Rabino Hayim Halevi Donin en su obra "To Pray as a Jew" y en apartes de la Torá y la Mishná.

 

 

 

 

 

   
   

 
 


 


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