Comportamiento en la sinagoga

Serie: Conociendo al Judaismo 6

 

 

 

Por Eliyahu BaYonah ben Yossef

 

  • Director de la Organización Shalom Haverim

  • Monsey, New York

     


 

 

Es indudable el poder de la música en nuestras vidas. Es el medio preferido de las parejas para expresarse el amor. Ninguno de nosotros somos ajenos a una serenata dada o recibida. El novio a la novia, los hijos al padre o a la madre, el esposo a la esposa. O sencillamente de un amigo a una buena amiga como una manera de expresar solidaridad o cariño, o felicitación por algún logro alcanzado.


La música también ha representado un papel muy importante dentro del ámbito religioso. Conocemos que los indígenas se expresan cantando para recibir el favor de los dioses y naturalmente, cada secta religiosa posee el maravilloso don de la música para estar en contacto con sus seres superiores.  


El Judaísmo no ha escapado a ello. Conocemos que desde hace 2500 años Miriam, levita, hermana de Moshe Rabenu y de Aarón haKohen, tuvo el maravilloso don de cantar  y danzar para Hashem cuando salieron de Egipto como una manera de Acción de Gracias por los favores que Israel había recibido del Syñor cuando atravesaron el Mar Rojo.

Mas tarde conocimos la historia del rey David ben Yishai de BethLejem, que cantaba y danzaba cuando trasladó el Arón haKodesh desde la casa de Obed Edom hacia Jerusalén. Y ya una vez establecido y construido el Santo Templo por el rey Shlomó éste organizó a los Levitas para que se encargaran además de sus otras labores, con el santo oficio de tocar instrumentos y cantar muchas de las canciones compuestas por su padre David y otras de su misma autoría.  


El ambiente en esos días era tremendamente poderoso por el sonar de las trompetas y demás instrumentos además de las voces de los Levitas que tenían que ser elegidos por sus dotes especiales. Ningún cantor podía desafinar.

Todos tenían que tener una voz magnífica. Eso lo aprendemos de Hashem quien sugirió que quienes cantaban lo hicieran debidamente. Por ello, los Levitas para alcanzar semejante cargo de cantarle al Creador desde el Santo Templo de Jerusalén tenían que hacer los estudios reglamentarios sobre música y afinamiento de sus voces.   

 
Todo eso existió hasta el siglo primero cuando los romanos decidieron destruir el único centro terrenal que comunicaba materialmente con la Shejina. Ellos no se imaginaron el daño que se iban a hacer asimismo, pues destruyeron el único medio que los gentiles podían también disponer para acercarse a Hashem.


Por eso, a partir de la destrucción del Templo, la música no se volvió a escuchar de la misma manera en ninguno de los servicios religiosos que los Judíos siguieron realizando. Así, a partir del año 70 de la era común, la nación se sumergió en un profundo dolor y pena y los instrumentos callaron y solamente las voces que se escuchaban ahora era para recitar los versículos de la Torá o de los Profetas.

Nace entonces el oficio de Cantor de las sinagogas. Una persona con la memoria y el conocimiento profundo de las sagradas escrituras y dotes para expresarlas a través de la música.

 Debemos recordar que al hablar del primer siglo, es decir, después de la destrucción del Templo y años mas adelante, los judíos no tenían acceso a las sagradas escrituras como lo tenemos hoy en día, que cada familia tiene en casa al menos un Sidur y varios compendios de la Biblia o de la Tanaj. En ese entonces, quienes poseían dinero podían darse el lujo de pagarle a un escribano para que le elaborara un Rollo de la Torá o de alguno de los profetas.

Recordemos que por norma divina el rey de Israel debía mandar a hacer un Rollo de Torá para el mismo y andar con el siempre y otro Rollo debía reposar en el Santo Templo para ser leído por el Sumo Sacerdote o Sacerdotes.  


La manera como se leía la Torá en tiempos antiguos no difiere mucho de la manera como se realiza hoy en día en nuestras sinagogas.


Rabi Yehuda he-Hasid (cerca del 1150 - 1217 e.c.) escribió: “Expresa tus oraciones en una melodía que sea la mas dulce y placentera para ti. Así entonces rezarás con verdadera Kabaná, porque la melodía conducirá tu corazón tras las palabras que salen de tu boca.

Suplica en medio de la melodía que hagas tu corazón llorar, adora en una melodía que ponga a tu corazón contento”. (Sefer Hasidim:11)
El Talmud, teniendo en cuenta la ordenanza de Hashem, también requiere que tener dotes de canto y una voz agradable es una de las calificaciones para ser líder del rezo (Taanit 16a)  


EL CANTO ESCRITURAL
La música de las sinagogas puede hoy dividirse en dos tipos que se remontan a los tiempos del Sagrado Templo. Uno se le denomina las Cantilaciones o el Canto asociado a la lectura bíblica.

Las cantilaciones están gobernados por una serie de notas musicales llamadas “trop” o en hebreo ta’amei ha-mikrá  o te’amin, que se encuentran en los textos escritos de la Biblia Hebrea ya sea arriba o debajo de cada palabra. Esas son las notas que un joven Bar Mitzva tiene que aprender cuando pasa a la Bima a leer la Haftará (la lectura de los Profetas).

Aunque las melodías asociadas con el “trop” difieren sutilmente de la lectura de la Torá, o de los Profetas o de los cinco Megilot, nunca comparten exactamente las mismas inflexiones básicas.  


NUSAH
Otro tipo de música en la sinagoga es llamado Nusah que es el usado en diferentes servicios.

El Shabat, los festivales, los Yom Tovim, tienen diferentes Nusah o motivo musical.

Un equivocado Nusha no invalida un servicio de hoy en día; es parte de la tradición de la sinagoga. Los Piyutim o sean las composiciones poéticas con motivos sagrados son un camino oportuno para la creatividad musical.

Aquí se vienen a mezclar melodías del folclor popular de las regiones en donde los judíos han vivido en el exilio. Hay una gran diferencia entre el Nusah de los países árabes con los países de Europa.

De la misma manera como hay diferencias en los servicios religiosos de los Askenasis y los Sefarditas, así también difieren los cánticos de las comunidades Sefarditas de España y Portugal de las demás comunidades.

 
La música también vino a ser parte integral de las comidas de Shabat. Estas canciones son llamadas Zemirot. Aunque la letra de estas composiciones son las mismas, solo que cambia la música en donde es cantada ya sea por la región o por la tradición familiar. Nuevas composiciones vienen y otras son adaptadas.  


El movimiento Hasídico que nació hace unos 200 años ha sido uno de los movimientos que ha enfatizado en la música como una manera de servir a Hashem. Esto ha tenido un impacto grande en todas las comunidades no hasídicas. Esto solo para recordar las palabras del Salmista David: Sirve al Syñor con alegría, ven delante de Su presencia con cánticos”(Tehilim 100:2)    

 

Nota del Editor: Para mis explicaciones anteriores me he basado en lo escrito por el grán Rabino Hayim Halevi Donin en su obra "To Pray as a Jew" y en apartes de la Torá y la Mishná.

 

 

   
   

 
 


 


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