LA INQUISICION- El destierro o la muerte: El 31
de agosto de 1942, Fernando e Isabel,
reyes católicos, promulgaron el edicto
de expulsión de los judíos. Los
conversos e hijos de conversos y los
judíos que lograron huir a las colonias
contribuyeron en gran medida al
descubrimiento, exploración y
colonización de nuevas tierras en el
Nuevo Mundo, pero las persecuciones
eimplacables de los inquisidores con el
paso del tiempo fue debilitando ese
cuerpo en que latía sangre judía. Con la
expulsión, con las matanzas y con las
conversiones, el pueblo judío se
desangró. El destierro o la muerte
física o espiritual fueron decretados
contra los judíos y así, las vidas de
probablemente 600.000 judíos se vieron
afectadas, inclinandose unos por el
destierro, otros por la muerte
espiritual a través de la conversión,
otros por la muerte en las cárceles y en
las hogueras de la Inqusición. La
conversión era la única manera de
escapar de la muerte y esto fué más
intenso en España. Entre esos conversos
e hijos de conversos nos encontramos con
personas destacadas en España en las más
altas esferas, comenzando con el propio
Torquemada y Alonso Manrique, también
inquisidor general y continuando con
Diego de Deza, Luis Velez de Guevara y
el Padre Bartolomé de las Casas, Juan
Mena, autor de las "Coplas de Ningo
Revulgo", Melchor Cano, Hernando del
Pulgar, Mateo Alemán, el autor de
"Guzman de Alfarache" y probablemente de
"El Lazarillo de Tormes", Francisco
Villalobos, Antonio Pérez, el científico
Andrés Laguna, Fernando de Rojas, autor
de "La Celestina", Luis Vives, el
humanista Juan de Avila, Baltasar
Gracian, Diego Lainez, uno de los
fundadores de la Compañía de Jesus, los
inspirados poetas Fray Luis de León,
Santa Teresa de Jesús y Luis de Góngora,
el eximio escritor Don Miguel de
Cervantes Saavedra y Cristóbal Colon, el
descubridor. El acceso de conversos a
altas esferas del sacerdocio entre
otros, trajo al cristianismo la
preocupación por la "limpieza de sangre"
o pureza de linaje desembocando en la
activación de la Inquisición y con este
paso fué el principio del fin, afectando
a la generación hebrea, incluso
conversos. La Inquisición obraba sobre
los "herejes" en forma individual,
repetidamente calificados de "judíos
ocultos". El brazo de la Inquisición
alcanzó como sus primeras víctimas a
conversos y judaizantes y se extendió
hasta alcanzar también a los judíos.
Viendo de cerca la Inquisición, desde un
principio los inquisidores se asociaron
con la confiscación de bienes y al final
quedó sobreentendido que la búsqueda de
herejes era en realidad una búsqueda de
propiedades. Se vivía en el contínuo
horror de la denuncia mutua y en la
Inquisición los testigos tenían muchas
ventajas que en cualquier otro tribunal,
al ser ocultados sus nombres. De esta
forma una persona podía testificar
falsamente contra otra sin temor a que
esta última pudiera descubrir su
perjurio. Tras la denuncia venía el
arresto y la prisión y tras estas se
producía la confiscación de los bienes
que poseían los denunciados. Los
procesados, una vez entrados en la "Casa
Santa", ya no volvían a aparecer ante
los ojos de sus conciudadanos hasta el
día en que les era colocado el
"Sambenito" y obligados a desfilar en
procesión hasta el cadalso. Entretando
vivían en las celdas inquisitoriales,
esperando la resolución del caso. Las
torturas consistían en métodos para
arrancar la confesión: fuego, agua, la
soledad, el estiramiento, etc. Los
descendientes de los acusados quedaban
arruinados por la confiscación de bienes
y también quedaban inutilizados para
cargos y honores. En el proceso estaban
presentes verdugos que también eran los
mismos utilizados por tribunales
seculares, los inquisidores, un
representante del obispo (a veces estaba
presente el mismo Obispo) y un
secretario para registrar todo el
proceso menos lo que sucedía en la
cámara de tortura, también solían estar
presentes los médicos. Era costumbre
desnudar siempre a las víctimas antes
del tormento, tanto a mujeres como a
hombres. Luego de la tortura en la que
muchos supliciados no sabían qué tenían
que confesar, se pasaba a la sentencia.
La Inquisición adoptó la medida de
proveer de "abogados"a los presos, al
principio, el condenado podía escojerlo
libremente pero luego, viendo la
Inquisición que el sistema no era
favorable a sus planes decidió que los
abogados tuviesen que ser escogidos por
el acusado de entre un panel
seleccionado por el propio tribunal. En
el siglo XVI se les llamaba "abogados de
los presos" y eran tenidos por unos
funcionarios más de la Inquisición,
sometidos a sueldo y a las instrucciones
de ésta. Cuando la condena recaía
definitivamente sobre un procesado, el
sentenciado tenía que aparecer en un
auto de fe. La ceremonia era privada en
muchos casos y pública cuando la
importancia del proceso era resonante
tanto por la calidad del procesado como
por la cantidad. La ceremonia de Auto de
Fe entre los españoles empezó por ser
considerada como un acto religioso de
penitencia y justicia, y terminó siendo
una fiesta pública más o menos parecida
a una corrida de toros o a los fuegos
artificiales. Casi todos los tribunales
pretendieron celebrar un Auto de Fe cada
año, aunque muy a menudo desistían por
la gran cantidad de dinero que debía
emplearse para dotarlo del esplendor
mínimo necesario de forma que no se
defraudara al pueblo, tan aficionado al
espectáculo y a la tragedia, tan
indiferente al sufrimiento de los demás
y tan deshumanizado. No es de extrañar
que una institución oscurantista y
retrógrada como la Inquisición, dedicase
su tiempo también atacando la libertad
de expresión del pensamiento, atenta a
cualquier disidencia o asomo de
renovación. Así el gran humanista Luis
Vives escribe a Erasmo en 1534 diciendo:
Estamos atravesando momentos tan
difíciles que uno no puede ni hablar ni
callarse sin peligro". La controversia
se había adueñado de Europa, y se venían
al suelo todas las esperanzas de los
liberales. La década de los 1530 fue en
cierto modo el fin del camino. En
diciembre de 1533 Rodrigo Manrique, hijo
del inquisidor general, escribió desde
París a Luis Vives en un tono de
profunda amargura, aludiendo al
encarcelamiento de Vergara: "Dices muy
bien, nuestro país es una tierra de
envidia y soberbia, y puedes agregar de
barbarie. Pues, de hoy en más, queda
fuera de duda que nadie podrá poseer
allá cierta cultura sin hallarse lleno
de herejías, de errores, de taras
judáicas. Así se ha impuesto silencio a
los doctos, en cuanto a los que corrían
al llamado de la ciencia, se les ha
impirado como tu dices, un gran
terror.... En Alcalá se trata de
extirpar completamente el estudio del
griego". La Inquisición censuró todos
los libros de lectura y estudio; acción
disciplinaria a profesores; en la
Universidad de Salamanca, parte del
personal se dedicó a examinar
cuidadosamente la biblioteca para
expurgarla de libros peligrosos. Entre
estos libros perdidos estaban: los
escritos por heresiarcas; los religiosos
escritos por condenados en procesos
inquisitoriales; los que tocaban el tema
de moros o judíos con tendencia
anticatólica, todas las traducciones
heréticas de la Biblia, todas las
traducciones de la Biblia a lenguas
vernáculas, aunque hubieran sido
traducidas por católicos, todos los
devocionarios escritos en lengua vulgar,
todas las obras y controversias entre
católicos y herejes; todos los libros
sobre magia, todos los versos que
utilizaran citas de las Escrituras "en
sentido profano"; todos los libros
impresos desde 1515 sin especificar
autor y editor; los anticatólicos; los
cuadros e imágenes irrespetuosos para
con la religión. Veamos algunas
opiniones sobre la Inquisición: Ruiz
Padrón (en las Cortes de Cadiz de 1813):
"Pueblos venideros, naciones que
entrareis algún día en el seno de la
Iglesia, generaciones futuras.... Podrán
creer, con el tiempo, que existió en
medio de la Iglesia Católica un tribunal
llamado la "Santa Inquisición"?....
Llorente: la defensa era una farsa, el
reo había de elegir forzosamente un
defensor entre los empleados
oficiales.... Qué garantía ofrecia al
reo esta defensa?..... Menendez Pelayo:
Por qué no hay industria en España? Por
la Inquisición. Por qué hay toros en
España? Por la Inquisición. Por qué
duermen los españoles la siesta? Por la
Inquisición.... Prescott (sobre
Torquemada): "El fanático populacho
estimulado no pocas veces por el clero
no menos fanático y quizá también por
los numerosos deudores de los judíos,
que veían en esto un medio muy
expeditivo de saldar sus cuentas, se
lanzó fieramente contra este desgraciado
pueblo, en Catilla y Aragón, forzó sus
casas, y violó sus asilos más sagrados,
destrozó sus muebles y condenó sus
dueños a la muerte sin distinción o
consideración alguna al sexo o a la
edad. Si las actuaciones de los
tribunales inquisitoriales presentan
múltiples fenómenos, no es el menos de
ellos el papel represivo y la vigilancia
absoluta ejercida a través de varios
siglos, vigilancia impuesta con mayor
severidad aún hacia los cristianos
nuevos y criptojudíos portugueses. Estos
eran comerciantes que contaban con
corresponsales comerciales y sus
contínuos desplazamientos también los
vinculaban con grupos de judíos secretos
establecidos en Bayona, Biarritz,
Bordeaux, San Juan de Luz y muchos otros
lugares. La Inquisición trataba de
descubrir sus actividades comerciales,
relaciones, ubicación de familiares,
medios con los cuales se protegían y
nombres secretos que utilizaban, y eran
clave de su doble identidad. Algunas
familias de esos conversos portugueses
se emparentaron con otros conversos
antíguos españoles y se movían en un
mundo de intriga y doble vida. Algunas
de sus empresas también integraron las
famosas flotas holandesas de "Compañía
de las Indias Orientales" cuya finalidad
fué en ciertos casos, transportar a
lugares seguros a los fugitivos del
Santo Oficio. Famosos personajes, casi
legendarios en la historia de los judíos
secretos es el caso de Doña Gracia
Méndez o Nasí, su sobrino Joseph y toda
esta familia dedicaron sus actividades y
poder económico a la función de
traslado, apoyo y establecimiento de los
perseguidos. Dueños de flotas propias,
dedicados a la banca y el comercio y
muchas veces ellos mismos fugitivos de
la Inquisición, reflejan el panorama de
aventura, intriga y tragedia de estos
grupos clandestinos. Tenemos un ejemplo
de como se trataba de burlar a las
autoridades inquisitoriales que
vigilaban puertos, navios y rutas
marítimas: los marranos conseguían
permiso para abandonar el país en una
direcicón opuesta al país de destino
verdadero; generalmente con dirección a
Flandes. Desde allí viajaban por tierra
cruzando los Alpes hasta Turquía, su
último objetivo. Otras veces atravesando
Italia. Con el tiempo llegó a
establecerse una organización regular
para facilitar la emigración. Cuando los
navíos arribaban a algún puerto inglés
para seguir ruta a Flandes, los
fugitivos eran informados de si era
seguro continuar viaje o no. Aquí y allá
se habían establecido agentes en las
rutas. Se redactaban y difundían cartas
con detalladas instrucciones para el
viaje en las que se especificaban las
carreteras que debían seguirse, los
albergues que elegir y dónde podían
obtener los refugiados ayuda o consejo
en caso de necesidad. A la importancia
de Holanda como refugio y centro de
portugueses judíos, también destacaron
ciudades de Italia sobre todo los
asentamietos fronterizos con Francia que
era bastante tolerante. Las potencias de
tradición protestante permitían libertad
de culto y en ellas se establecieron en
diferentes fechas tanto como judíos
declarados como también criptojudíos,
estos últimos también ingresaron en
tierras americanas sometidas al control
de la Inquisición y llegaron inclusive
hasta las islas Filipinas. Otros
llegaron a las comunidades sefardíes de
Estambul, Esmirna, Salónica y otros
centros sefardíes de ciudades
mediterráneas del Imperio Otomano. La
comunidad judía de Recibe en Brasil, que
bajo la protección y libertad de culto
de Holanda, que fue la primera en
America, prosperaba notablemente pero
era odiada y despertaba la vigilancia
inquisitorial. La dimensión histórica de
esta persecusión es en efecto, un
fenómeno pertinente a la mayor atención
pues devela la identidad de los
procesados y castigados, casi todos
ellos judíos secretos portugueses. En el
siglo XVIII son numerosas las causas y
persecusiones contra judaizantes
tardíos, con el descubrimiento de una
intrincada red de relaciones familiares
y comerciales entre Cádiz, Tetuán y
Gibraltar (en especial en estos dos
últimos puntos, centros de activo
comercio y zonas muy atractivas para
criptojudíos asentados en Cadiz por su
localización geográfica estratégica. El
conocimiento de las prácticas religiosas
y costumbres y tradiciones judías que
tan bien conocían los funcionarios del
Santo Oficio, siempre aparecen
minuciosametne detalladas en los
procesos y legajos de las actuaciones
inquisitoriales. Hasta los vecinos de
alguna persona sospechosa colaboraban
para delatarlo, es por eso que al final
los marranos desarrollaron una
estrategia para poder sobrevivir:
ocultándose..."