Bereshit - Génesis- Capítulo 41:1 al 44:17
Por Eliyahu
BaYonah Ben Yossef, Director
Shalom Haverim Org.
New York
Aliyot es el plural hebreo de Aliá o Aliyá
que significa "subir". Cada vez
que una persona - Olé- sube a la
Bimá debe recitar la
Brajá -Bendición- antes de
comenzar el Baal Koréh -בעל קורא
- la Lectura y al cerrar la misma. Esto se
hace cada vez que el Baal Koréh
lee la Porción -Parashá-
correspondiente.
El Maftir es la última persona que se llama
a la Bimá y es invitada a leer
la porción de la Haftará
-Profetas-
Esta es la
Brajá de la Lectura de la
Toráh:
Barjú et Adonay hamevoraj. |
¡Bendecid al
Eterno, el Bendito! |
|
(todos) Baruj
Adonay hamevoraj le'olam
va'ed. |
(todos) Bendito es el Eterno, el Bendito para
siempre. |
|
Baruj atáh Adonay Elohenu melej ha'olam, asher bajar banu
mikol-ha'amim, venatan
lanu et-torató. |
Bendito seas
Tu, oh Eterno nuestro
Dios, Rey del universo
que nos elegiste entre
todos los pueblos y nos
diste Tu Torah, Bendito
seas, oh Eterno, que nos
concediste la Torah. |
|
|
Bendito seas,
oh Eterno, que nos
concediste la Torah.
(todos) AMEN |
Al terminar la Porción debe leer
esta Brajá:
|
Bendito seas
Tu oh Eterno nuestro
Dios, Rey del Universo
que nos diste (Tu
Torah), la Torah de la
Verdad, e implantaste en
nosotros la Vida Eterna. |
|
|
Bendito seas,
oh Eterno, que nos
concediste la Torah.
(TODOS DICEN
AMEN) |
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|
Y he aquí que
subían del río (Nilo)
siete vacas de hermoso
aspecto y gruesas de
carnes, y pastaban en el
prado.
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Mas he aquí
otras siete vacas que
subían del río tras
ellas, feas de aspecto y
flacas de carne, y se
pusieron junto a las
primeras vacas a la
orilla del río. |
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Y las vacas
feas de aspecto y flacas
de carne devoraron a las
siete vacas de hermoso
aspecto y gordas; y
despertó el Faraón.
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Y se durmió y soñó por
segunda vez; y he aquí
que siete espigas
crecían en un solo
tallo, gruesas y buenas.
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Mas he aquí
siete espigas delgadas y
abrasadas por el viento
de oriente, que crecían
después de ellas;
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y las siete
espigas delgadas se
tragaron a las siete
espigas gruesas y
llenas. Y despertó el
Faraón, y he aquí que
era un sueño.
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Y aconteció
que a la mañana fue
perturbado su espíritu;
y envió a llamar a todos
los magos de Egipto y a
todos sus sabios, y les
contó el Faraón su
sueño, mas no hubo quien
se lo interpretase al
Faraón.
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Entonces
habló el jefe de los
coperos al Faraón,
diciendo: Mis pecados
hago recordar hoy:
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El Faraón se
había enojado contra sus
siervos, y me puso en
prisión en la casa del
capitán de los
degolladores, a mí y al
jefe de los panaderos.
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Y soñamos un
sueño en una misma
noche, yo y él; cada uno
conforme a la
interpretación de su
sueño, soñamos.
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Y había allí
con nosotros un mozo
hebreo,
siervo
del capitán de los degolladores, a quien
se lo contamos; y él nos
interpretó nuestros
sueños; interpretó a
cada uno conforme a su
sueño;
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|
y sucedió que
según nos había
interpretado, así fue; a
mí me restituyó a mi
puesto, y al otro hizo
colgar. |
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|
Y envió el
Faraón y llamó a José, y
le hicieron salir
precipitadamente del
calabozo; y se afeitó y
cambió sus vestimentas y
vino al Faraón.
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SEGUNDA ALIA |
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Y respondió
José al Faraón diciendo:
No está en mí : Dios
dará una respuesta (por
mi intermedio) para la
paz del Faraón.
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Y habló el
Faraón a José: En mi
sueño yo estaba de pie,
a la orilla del río,
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|
y he aquí que
del río subían siete
vacas gruesas de carnes
y hermosas de forma, que
pacían en el prado.
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|
Mas he aquí
otras siete vacas que
subían después de ellas,
delgadas y muy feas de
forma y enjutas de
carne; no he visto otras
iguales a ellas en
fealdad en toda la
tierra de Egipto. |
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|
Y las vacas
enjutas y feas se
comieron a las siete
primeras vacas gordas.
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Y entraban en
sus entrañas y no se
conocía que hubieran
entrado en sus entrañas;
pues su aspecto era feo
como al principio; y
desperté.
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Y vi en mi
sueño, y he aquí siete
espigas que crecían en
un mismo tallo, llenas y
buenas.
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|
Mas he aquí
siete espigas secas,
delgadas y abrasadas por
el viento de oriente,
que crecían tras de
ellas;
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|
y se tragaron
las siete espigas
delgadas a las siete
espigas buenas; y lo
dije a los magos, mas no
hay quien me lo declare.
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|
Y dijo José
al Faraón: El sueño del
Faraón es uno solo: lo
que Dios va a hacer,
lo manifestó al Faraón
. |
|
|
Las siete
vacas buenas siete años
son, y las siete espigas
buenas siete años son;
el sueño es uno mismo.
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|
Y las siete
vacas enjutas y feas que
subían después de ellas,
siete años son, y
también las siete
espigas vacías,
abrasadas por el viento
de oriente, serán siete
años de hambre. |
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|
Esta es la
cosa que dije al Faraón:
lo que Dios va a hacer
lo ha mostrado al
Faraón.
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|
He aquí que
vienen siete años de
gran hartura en toda la
tierra de Egipto;
|
|
|
mas van a
presentarse después de
ellos siete años de
hambre, tales que será
olvidada toda la hartura
en la tierra de Egipto,
y el hambre acabará con
(la gente de) la tierra.
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|
|
Y no se
notará la abundancia en
la tierra, por razón del
hambre que habrá
después, porque será muy
pesada.
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|
Y en cuanto a
repetirse el sueño al
Faraón dos veces, fue
porque es cosa cierta de
parte de Dios, y que
Dios se apresura. a
hacerla.
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|
Y ahora pues,
provéase el Faraón de un
hombre entendido y
sabio, y póngalo sobre
la tierra de Egipto.
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|
Hágalo así el
Faraón y nombre
intendentes sobre la
tierra, y aprovisionen
la tierra de Egipto
durante los siete años
de abundancia;
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|
y reúnan toda
la provisión de estos
años buenos que vienen,
y bajo el poder del
Faraón almacenen trigo,
bastimento en las
ciudades, y lo guarden.
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|
|
Y esta
provisión estará en
depósito para la tierra,
cuando vengan los siete
años de hambre que ha de
haber en la tierra de
Egipto; así no perecerá
(el pueblo de) la tierra
por causa del hambre.
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|
Y agradó la
cosa a los ojos del
Faraón, y a los ojos de
todos sus siervos.
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|
Y dijo el
Faraón a sus siervos:
¿Hallaremos acaso hombre
como éste, en quien está
el espíritu de Dios?
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TERCERA ALIÁ |
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Tú estarás sobre mi
casa, y a tu mandato
será gobernado mi
pueblo; tan sólo en el
trono seré yo más grande
que tú.
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|
Y dijo el
Faraón a José: Mira que
te he puesto sobre toda
la tierra de Egipto.
|
|
|
Y se quitó el
Faraón de su mano su
anillo (de sellar), y lo
puso en la mano de José;
y le vistió con
vestiduras de lino, y le
puso un collar de oro
alrededor del cuello;
|
|
|
y le hizo
subir en la carroza que
tenía para el virrey, y
pregonaban delante de
él:
¡Doblad la rodilla!
poniéndolo así
sobre toda la tierra de
Egipto.
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|
|
Y dijo el
Faraón a José: Yo soy el
Faraón, y fuera de ti no
levantará hombre su mano
ni su pie en toda la
tierra de Egipto.
|
|
|
Y el Faraón
le puso a José el nombre
de Tzafenat-Panéaj
(interprete de los
misterios), y le dio por
mujer a
Asenat, hija de
Poti-Fera,
sacerdote (jefe) de On.
Y salió José por la
tierra de Egipto.
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|
|
Y José era de
edad de treinta años
cuando se presentó
delante del Faraón, rey
de Egipto, y recorrió
toda la tierra de
Egipto.
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|
Y produjo la
tierra, en los siete
años de abundancia, a
manos llenas.
|
|
|
Y juntó José
todos los víveres de los
siete años (buenos) que
hubo en la tierra de
Egipto; y puso los
víveres en las ciudades;
los alimentos
(productos) del campo
que está alrededor de
cada ciudad, los
depositó dentro de la
misma.
|
|
|
Y almacenó
José cereal como la
arena del mar, mucho,
muchísimo. hasta tal
punto que dejó de
contar, porque no tenía
números.
|
|
|
Y antes de
que viniesen los años de
hambre le nacieron a
José dos hijos, que le
parió Asenat, hija de
Poti-Fera, sacerdote de
On.
|
|
|
Y llamó José
al primogénito Manasé
(Menashé), "porque Dios
me ha hecho olvidar
todas mis penas, y toda
la casa de mi padre". |
|
|
Y nombró al
segundo Efraín (Efráyim,
"porque, Dios me ha
hecho fructificar en la
tierra de mi aflicción".
|
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|
CUARTA ALIÁ |
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|
y comenzaron
a llegar los siete años
de hambre, como había
dicho José, y hubo
hambre en todos los
países; mas en toda la
tierra de Egipto había
pan.
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|
|
Y cuando
padecía hambre toda la
tierra de Egipto, clamó
el pueblo al Faraón por
pan; y dijo el Faraón a
todos los egipcios: Id a
José, y todo lo que él
os dijere, hacedlo.
|
|
|
Y hubo hambre
sobre toda la faz de la
tierra; y abrió José
todo (lugar) donde había
alimento y lo vendió a
los egipcios; porque
arreciaba el hambre en
la tierra de Egipto. |
|
|
Y de toda la
tierra venían a Egipto
para comprar (grano) a
José, porque había
crecido el hambre en
toda la tierra.
|
|
|
Y viendo
Jacob que había alimento
en Egipto, dijo Jacob a
sus hijos: ¿Por qué
os miráis el uno al
otro?
|
|
|
Y dijo: He
aquí, he oído que hay
alimento en Egipto,
bajad allá
y comprad para nosotros de allá, para
que vivamos y no
muramos.
|
|
|
Y bajaron
diez de los hermanos
de José a comprar trigo a Egipto.
|
|
|
Mas a
Benjamín, hermano de
José, no lo envió Jacob
con sus hermanos, porque
decía: No sea que le
suceda alguna desgracia.
|
|
|
Y fueron los
hijos de Israel a
comprar entre los que
iban; porque había
hambre en la tierra de
Canaán.
|
|
|
Y José era el
gobernador de la tierra;
era él quien vendía el
grano a todo el pueblo
de la tierra. Y vinieron
los hermanos de José y
se le postraron rostro a
tierra.
|
|
|
Y vio José a
sus hermanos y los
reconoció, mas no se dio
a conocer de ellos y les
habló con dureza, y les
dijo: ¿De dónde habéis
venido? Y ellos
respondieron: De la
tierra de Canaán, a
comprar alimentos.
|
|
|
Y reconoció
José a sus hermanos,
pero ellos no le
reconocieron. |
|
|
Y se acordó
José de los sueños que
había soñado acerca de
ellos, y les dijo:
¡Espías sois; para ver
la desnudez (el punto
vulnerable) de la tierra
habéis venido!
|
|
|
Y le
respondieron : No, señor
mío, sino que tus
siervos han venido a
comprar alimentos.
|
|
|
Todos
nosotros somos hijos de
un solo varón; sinceros
somos; tus siervos nunca
fueron espías. |
|
|
Mas él les
dijo: No, sino para ver
la desnudez de la tierra
habéis venido.
|
|
|
Y ellos
dijeron: 'Tus siervos
somos doce hermanos,
hijos de un mismo varón,
en la tierra de Canaán;
y he aquí que el menor
está con nuestro padre
hoy, y el otro no está.
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|
|
Mas José les
respondió: Esto es lo
que os he dicho
afirmando: vosotros sois
espías.
|
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|
En esto
seréis probados: ¡Por
vida del Faraón que no
saldréis de aquí sin que
venga acá vuestro
hermano menor!
|
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|
Enviad a uno
de vosotros que traiga a
vuestro hermano, y
vosotros quedaréis
presos; así serán
comprobadas vuestras
palabras, si haz verdad
en vosotros; y si no,
¡por vida del Faraón,
que sois espías!
|
|
|
Y los puso en
la cárcel por tres días.
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|
Pero al
tercer día les dijo
José: Haced esto y
viviréis, pues
temo a Dios. |
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QUINTA ALIÁ |
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y traedme a
vuestro hermano menor;
así serán comprobadas
vuestras palabras, y no
moriréis.
Y ellos lo hicieron así.
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|
|
Y dijeron el
uno al otro:
Verdaderamente somos
merecedores de castigo
en cuanto a nuestro
hermano; porque vimos la
angustia en su alma
cuando nos rogaba
(tuviésemos piedad de
él), y no le escuchamos;
por tanto, a nosotros
nos ha sobrevenido esta
angustia.
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|
|
Y les
respondió Rubén,
diciendo: Ciertamente yo
os hablé diciendo: No
pequéis contra el niño,
y no me escuchasteis.
¡He aquí que también su
sangre es demandada!
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|
Y ellos no
sabían que (les)
comprendía José, porque
había un interprete
entre ellos.
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|
Y él se
retiró de ellos y lloro;
después se volvió a
ellos y les habló, y
tomando de entre ellos a
Simón, le ató
delante de sus ojos. |
|
|
Entonces
mandó José que llenasen
sus costales de trigo y
devolviesen el dinero de
cada uno en su saco, y
que les diesen
provisiones para el
camino; y así lo
hicieron con ellos.
|
|
|
Y cargaron el
alimento sobre sus
asnos, y se fueron de
allí.
|
|
|
Y uno de
ellos abrió su saco para
dar forraje a su asno en
la posada, y vio su
dinero, y he aquí que
estaba en la boca de su
costal.
|
|
|
Y dijo a sus
hermanos: ¡Me ha sido
devuelto mi dinero; y
también he aquí que está
en mi saco! Y temblaban
sus corazones; y se
estremeció cada cual con
su hermano, diciendo:
¿Qué es esto que Dios ha
hecho con nosotros?
|
|
|
Y llegaron a
(casa de) Jacob, su
padre, a la tierra de
Canaán, y le contaron
todo lo que les había
acontecido, diciendo:
|
|
|
Nos habló el
hombre, el señor de
aquella tierra, con
dureza, y nos tuvo por
espías del país.
|
|
|
Mas nosotros
le dijimos: Sinceros
somos, no somos espías.
|
|
|
Doce hermanos
somos, hijos de nuestro
padre; el uno no está y
el menor está hoy con
nuestro padre en la
tierra de Canaán.
|
|
|
Y nos dijo el
hombre, el señor de la
tierra: En esto sabré
que sois sinceros: de
vuestros hermanos
dejaréis uno conmigo, y
tomaréis trigo para el
hambre de vuestras
casas, y os iréis;
|
|
|
Y traedme a
vuestro hermano menor y
sabré que no sois
espías, sino que sois
sinceros; os daré
entonces a vuestro
hermano, y negociaréis
en la tierra.
|
|
|
Y sucedió que
al vaciar sus sacos, he
aquí que en el saco de
cada uno estaban las
bolsas de su dinero,
cada cual en su saco, y
cuando ellos y su padre
vieron las bolsas de su
dinero, tuvieron temor.
|
|
|
Y les dijo su
padre Jacob: Vosotros me
habéis privado de mis
hijos; José no está, y
Simón no está, y queréis
tomar a Benjamín.
¡Todas estas
cosas están contra mí!
|
|
|
Y habló Rubén
a su padre, diciendo: A
dos de mis hijos
harás morir
si no te lo trajera. Entrégalo en mi
mano, y yo lo haré
volver a ti.
|
|
|
Mas él
respondió: No descenderé
mi hijo con vosotros;
pues su hermano murió y
él quedó solo; y si le
ocurriese
alguna desgracia
en el camino por donde vais, haréis
descender mis canas con
tristeza a la sepultura.
|
|
|
Mas el hambre
era insoportable en la
tierra.
|
|
|
Sucedió pues
que cuando acabaron de
comer el alimento que
habían traído de Egipto,
su padre les dijo:
Volved, compradnos un
poco de alimento.
|
|
|
Entonces le
respondió Judá,
diciendo: Seriamente nos
advirtió aquel hombre
diciendo: No veréis mi
rostro sin (que venga)
vuestro hermano con
vosotros.
|
|
|
Si envías a
nuestro hermano con
nosotros, descenderemos
y te compraremos
alimentos;
|
|
|
mas si tú no
lo envías no
descenderemos, porque el
hombre nos dijo: No
veréis mi rostro sin
estar vuestro hermano
con vosotros.
|
|
|
Y dijo
Israel: ¿Por qué me
hicisteis este mal, de
decir al hombre que
teníais todavía otro
hermano?
|
|
|
Y ellos
contestaron: Con mucha
insistencia nos preguntó
el hombre acerca de
nosotros y de nuestra
parentela, diciendo:
¿Vive todavía vuestro
padre? ¿Tenéis otro
hermano? Y le hablamos
conforme a estas
palabras.
¿Cómo sabíamos
que diría "haced venir a
vuestro hermano? |
|
|
Y dijo Judá a
su padre: Envía, te
ruego, al mozo conmigo,
así nos levantaremos e
iremos para que vivamos
y no muramos, tanto
nosotros como tú y
nuestras criaturas.
|
|
|
Yo seré su
fiador; de mi mano lo
demandarás; si yo no te
lo trajere y lo pusiere
delante de ti, ¡lleve
yo el pecado
para contigo todos los días! |
|
|
Porque si no
nos hubiésemos demorado,
ahora ya estaríamos de
vuelta por segunda vez.
|
|
|
Y les dijo
Israel, su padre: Ya que
ha de ser así, haced
esto: tomad de lo mejor
del país en vuestras
vasijas, y llevad al
hombre un presente: un
poco de bálsamo y un
poco de miel (de
dátiles), cera y mirra,
pistaches y
almendras;
|
|
|
y el dinero
que fue devuelto en la
boca de vuestros sacos,
devolveréis con vuestra
mano; quizá fue error.
|
|
|
Y tomad a
vuestro hermano y
levantaos y volved al
hombre;
|
|
|
y el Dios
Todopoderoso os conceda
misericordia delante del
hombre, para que os
devuelva al otro hermano
vuestro y a Benjamín. Y
en cuanto a mí, lo mismo
que he estado privado de
mis hijos, privado
estaré.
|
|
|
Y tomaron los
hombres aquel presente,
y doble de dinero
tomaron en su mano, y a
Benjamín; y se
levantaron y
descendieron a Egipto,
y se presentaron delante de José.
|
|
|
|
|
|
|
SEXTA ALIÁ |
|
|
|
|
|
|
|
E hizo el
hombre como le había
mandado José, y llevó a
los hombres a casa de
José.
|
|
|
Y temieron
los hombres porque
fueron conducidos a casa
de José, y dijeron: Por
causa de la plata que
fue devuelta en nuestros
costales la vez primera,
nos traen para entrar en
pleito con nosotros y
arrojarse sobre
nosotros, y tomarnos a
nosotros como siervos
|
|
|
Se acercaron
pues al que estaba al
cuidado de la casa de
José y le hablaron en la
puerta de la casa,
|
|
|
y dijeron: Te
ruego, señor mío;
nosotros descendimos por
cierto la primera vez a
comprar alimentos;
|
|
|
mas sucedió
que cuando llegamos a la
posada abrimos nuestros
costales, y he aquí el
dinero de cada uno en la
boca de su costal,
nuestro dinero en su
peso cabal, y lo hemos
traído de vuelta en
nuestra mano;
|
|
|
y otro dinero
hemos traído en nuestra
mano para comprar
alimentos. No sabemos
quién haya puesto
nuestro dinero en
nuestros costales.
|
|
|
Y él les
respondió: Paz a
vosotros, no temáis;
vuestro Dios y el Dios
de vuestro padre os dio
un tesoro (regalo) en
vuestros costales;
vuestro dinero llegó a
mí.
Y les trajo a Shimón.
|
|
|
Y el varón
hizo entrar a los
hombres en casa de José;
y les dio agua y se
lavaron los pies; y dio
forraje a sus asnos. |
|
|
Y tuvieron
listo el presente para
cuando viniese José al
mediodía; porque habían
oído que allí comerían
pan.
|
|
|
Y cuando vino
José a casa, le trajeron
dentro de la casa el
presente que habían
traído consigo; y se
postraron ante él en
tierra.
|
|
|
Y él les
preguntó por su paz, y
dijo: ¿Está la paz con
vuestro padre, el
anciano de quien me
hablasteis?
¿Vive todavía? |
|
|
Y ellos
respondieron: La paz
está con tu siervo,
nuestro padre; vive
todavía.
Y se inclinaron y se
postraron.
|
|
|
El entonces
alzó sus ojos y vio a
Benjamín, hermano suyo,
hijo de su madre, y
dijo: ¡Es éste vuestro
hermano menor de quien
hablasteis?
Y dijo: Dios te
conceda gracia, hijo
mío.
|
|
|
|
|
|
|
SEPTIMA ALIÁ |
|
|
|
|
|
|
|
Y lavó su rostro y
salió; y se contuvo y
dijo: ¡Servid la comida!
|
|
|
Y la
sirvieron para él
aparte, y para ellos
aparte, y para los
egipcios que comían con
él, aparte; pues los
egipcios no podían comer
con los hebreos, porque
abominable era esta cosa
para los egipcios.
|
|
|
Y se sentaron
frente a él, el mayor
según su mayoría, y el
menor según su minoría;
y los hombres se miraban
los unos a los otros con
asombro.
|
|
|
Y distribuyó
José de delante de sí
porciones para ellos;
mas la porción de
Benjamín excedía a las
porciones de cualquiera
de ellos en los cinco
tantos.
Y bebieron con él hasta
embriagarse.
|
|
|
Y ordenó él
al que estaba al cuidado
de su casa, diciendo:
Llena de provisiones los
costales de los hombres,
cuanto puedan llevar; y
pon el dinero de cada
uno en la boca de su
costal.
|
|
|
Y mi copa, la
copa de plata, pondrás
en la boca del costal
del menor, juntamente
con el dinero de su
alimento. Y él hizo
conforme a la palabra
que José había hablado.
|
|
|
Y al clarear
la mañana los hombres
fueron despachados,
ellos y sus asnos.
|
|
|
Ya habían
salido de la ciudad mas
no se habían alejado,
cuando José dijo al que
estaba al cuidado de su
casa: ¡Levántate,
persigue a esos hombres!
Y cuando los alcances
les dirás: "¿Por qué
habéis pagado mal por
bien?
|
|
|
¿No es ésta
(la copa) en la que bebe
mi señor, y por medio de
la cual él suele
adivinar?
Habéis hecho mal en lo
que hicisteis".
|
|
|
Y él, luego
que los alcanzó, les
dijo estas mismas
palabras.
|
|
|
Y ellos le
contestaron: ¿Por qué
dice mi señor tales
palabras? ¡Lejos de tus
siervos hacer semejante
cosa!
|
|
|
He aquí que
el dinero que hallamos
en la boca de nuestros
costales te lo
devolvimos desde la
tierra de Canaán. ¿Cómo
pues habíamos de robar
de casa de tu señor
plata ni oro?
|
|
|
Aquel de tus
siervos con quien fuere
hallada, que muera, y
también nosotros seremos
siervos de mi señor.
|
|
|
Y él
respondió: Sea también
ahora conforme a
vuestras palabras: aquél
con quien fuere hallada
será mi siervo, mas
vosotros quedaréis
limpios de culpa.
|
|
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Y ellos se
apresuraron y bajaron
cada uno su costal en
tierra, y abrió cada
cual su costal.
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Y él
registró, principiando
con el mayor y acabando
con el menor; y fue
hallada la copa en el
costal de Benjamín.
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Entonces
ellos rasgaron sus
vestidos, y cargando
cada uno su asno
volvieron a la ciudad.
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ULTIMA ALIÁ |
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Y les dijo
José: ¿Qué acto es éste
que habéis hecho? Por
cierto, sabíais que un
hombre como yo puede
adivinar.
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Y dijo Judá: ¿Qué
diremos a mi señor? ¿Qué
hablaremos o con qué nos
justificaremos? Dios ha
hallado (como cobrarse)
la iniquidad de tus
siervos. ¡Henos aquí
siervos de mi señor, así
nosotros como aquél en
cuyo poder fue hallada
la copa!
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Y él respondió: ¡Lejos
de mí hacer esto! El
hombre en cuyo poder fue
hallada la copa, ése
será mi siervo; mas en
cuanto a vosotros, subid
en paz
a casa de vuestro padre.
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NOTAS EXPLICATORIAS:
Siervo
Malditas son las personas malas, dice Rashí; (verso 12) porque aún
cuando practiquen el bien, lo
hacen contra su voluntad y con
desprecio. Hablando al Faraón
sobre José, se expresó así el
copero: Con nosotros, en la
prisión, había un joven (sin
experiencia), un hebreo
(extranjero que apenas conoce
nuestro idioma), un esclavo (que
según nuestras leyes, no puede
gobernar ni llevar vestimenta de
noble). Todo esto dijo el copero
con un aire de menosprecio,
creyendo que el rey no se
decidiría a querer ver a José.
Pero cuando la hora de la
salvación viene por parte de
Dios, nada puede detenerla. "Y
el Faraón envió y llamó a José,
y le hicieron salir
precipitadamente del calabozo"
(vers0 14). En el caso de
nuestros antepasados de Egipto,
éstos también salieron
precipitadamente de la
esclavitud sin tener tiempo de
terminar de preparar sus panes,
e hicieron el pan ázimo, símbolo
de la redención precipitada.
José esperó durante dos años su
salvación del calabozo, y
nosotros soñamos durante dos mil
años con Eretz Yisrael redimida,
mas cuando la hora de Dios
llegó, nuestro sueño y anhelo
fueron realizados en poco
tiempo.
Lo manifestó a
faraón
Según el Talmud, el sueño es
muchas veces un medio de
comunicación de Dios con las
personas, pues está escrito:
"Aunque esconda mi rostro a
Israel, me comunicaré con él por
medio de los sueños." Jaguigá 5.
El Talmud (tratado Berajot)
consagra muchas páginas a la
interpretación de los sueños:
Ver un buey en el sueño tiene
cinco interpretaciones
diferentes: Comiendo de su
carne, la persona enriquecerá;
si el buey la muerde, la persona
tendrá sufrimientos; si la
cocea, hará un gran viaje;
viéndose montada en el buey,
llegará a la grandeza. En el
caso del sueño del Faraón, la
clave de la interpretación no
estaba en las vacas y espigas en
sí, sino en la gordura y
flaqueza de éstas (ver Rashí,
verso 2).
El Espíritu de
Dios
José probó no solamente su poder sobrenatural interpretando
maravillosamente los sueños del
Faraón, sino también su grado de
inteligencia y sagacidad, al
mismo tiempo que su capacidad de
estadista práctico.
Doblad la
rodilla
Esta palabra: avrej significa también "maestro del rey".
Asenat, hija
de Potifera
José se casa con Asenat la hija de Poti-Fera, al parecer el mismo
Potifar de quien fue
antiguamente esclavo. Esta es la
ironía del destino. Egipto era
el país de las castas y de las
jerarquías, de los faraones y
los esclavos, donde toda mezcla
sanguínea con seres de inferior
condición era repudiada, y el
gran cortesano de Egipto,
Poti-Fera, debe dar su propia
hija al "joven esclavo hebreo"
(expresión empleada por el
copero real). Por otra parte, la
mujer de Potifar entregará su
hija al hombre que quería para
sí, y deberá elevar al hombre a
quien envió a una tenebrosa
prisión. En síntesis, las ruedas
del destino retroceden y todo lo
absurdo acontece. El siervo se
convierte en amo, y el amo se
prosterna ante el siervo.
Os miráis el
uno al otro
El hambre era grande en la tierra de Canaán, aunque la familia de
Jacob, que siempre fue
precavida, tenía reservas de
provisiones; pero para evitar la
ostentación entre los que vivía,
envió a sus hijos a comprar
víveres en Egipto (ver Rashí).
Bajad allá
El Midrash (Yalcut 148) cuenta que Jacob recomendó a sus hijos que
no entraran todos por la misma
puerta, que se aislasen y
dispersasen para no atraer la
atención de los egipcios. La
tradición nos enseña con esto
que los hijos de Israel deben
amar la simplicidad y la
modestia, huir de la exhibición
y guardar siempre cierta reserva
en sus gestos y actos, evitando
la vanidad de aquellos que se
anuncian al son de tambores y
clarines.
Diez de los
hermanos
Al bajar los diez hijos de Jacob a Egipto, la Toráh los llama
hermanos de José para hacer
notar su arrepentimiento por
haberlo vendido. Según Rashí
(verso 3), la decisión de los
hermanos de José era buscarlo
por todas partes y rescatarlo a
cualquier precio.
Temo a Dios
José no pensó causar mal a sus
hermanos, a pesar de que su
procedimiento parecía de
recriminación por lo que le
habían hecho, puesto que más
adelante vemos a José llorando
por ellos (verso 24). Su
propósito era mostrarles cómo, a
pesar de sus actos, el decreto
de Dios revelado por los dos
sueños, tenía que cumplirse,
pues José sentía en todo esto la
fuerza oculta de la Providencia.
Su sangre es
demandada
Los hermanos de José se
confesaron culpables y
merecedores de castigo al
recordar su cruel comportamiento
para con él, cuando les
suplicaba que no lo mataran.
Este acto nos muestra la
existencia de una ley suprema,
que actúa allí donde el hombre
pierde toda jurisdicción y
poder. Los mismos hijos de
Jacob, al experimentar los
sufrimientos que el destino les
ocasionó por causa del
desconocido virrey de Egipto,
sintieron que éste fue el
castigo divino por su pecado, y
se acusaron mutuamente.
Delante de sus
ojos
Porque, según el Midrash, fue éste quien arrojó a José al pozo.
Harás morir
Uno por Benjamín y el otro por
José. Esta propuesta no deja de
ser insensata, puesto que los
hijos de Rubén eran al mismo
tiempo los nietos de Jacob.
¿Cómo podría un abuelo matar a
sus propios nietos?
Alguna
desgracia
Jacob no quería enviar a su
hijo menor con ellos, pensando
que le sucediera algún
accidente. El Midrash (Yalcut
149) hace notar: Una desgracia
puede ocurrir al hombre tanto en
casa como de viaje. ¿Por qué
Jacob se obstinaba entonces en
no enviar a Benjamín? El Rabí
Eliézer Ben Yaacob responde:
Satán (este nombre significa
según los casos el mal impulso,
el enemigo, la tentación, los
vicios y los peligros) siempre
actúa en las ocasiones
desfavorables, por lo que el
Talmud recomienda: "No te
expongas al peligro confiando en
el milagro; evita las malas
situaciones".
Lleve yo el
pecado
Las palabras de Judá convencieron más a su padre que las de Rubén,
puesto que eran más lógicas.
Además Jacob tenía más confianza
en el primero, razón por la cual
consintió entregarle a Benjamín.
Almendras
Todos estos productos eran raros en Egipto..
Descendieron a
Egipto
Las narraciones de las cuatro últimas Parashiyot (secciones
sabatinas) del Génesis, tienen
como finalidad principal la de
mostrarnos de qué manera los
hijos de Israel llegaron a
Egipto; ésta es la idea central.
Lejos estaban los hermanos de
José de imaginar que al venderle
a los mercaderes que se dirigían
a Egipto, sellaban su propio
destino. En todos los actos del
hombre entra en acción la
Providencia que dirige y
encamina la historia por sus
sendas morales. La disposición
divina tenía que cumplirse, y
para ello debían los hijos de
Jacob ir a Egipto, y más tarde
la familia entera, para
sobrevivir al hambre que reinaba
en la tierra de Canaán.
Finalmente debería realizarse la
profecía de Dios a Abraham:
"Peregrina será tu descendencia
en tierra que no le pertenece, y
los harán servir," etc. (Génesis
15, 13).
A casa
A la residencia particular de José.
Abominable era
esta cosa para los egipcios
El Targum Onklós explica la
razón por la cual los egipcios
no comían juntamente con los
hebreos: es porque éstos comían
los animales sagrados, bueyes,
carneros, etc. que los egipcios
adoraban. En Egipto había
rebaños en abundancia, pues los
egipcios aprovechaban la leche y
sus derivados. Por eso mismo, el
propio Faraón se alegró al oír
de José que los hijos de Jacob
eran pastores, y los elevó
inmediatamente a la categoría de
aquellos que tenían bajo su
cuidado a los rebaños reales
(capítulo 47, 6). Con el tiempo,
los mismos egipcios se
acostumbraron a la tarea de
criar ganado, profesión
aprendida de los israelitas, y
tomaron a su cargo los rebaños,
por lo que llegaron a la
conclusión de que había en el
país muchos judíos y que podían
vivir perfectamente sin ellos.
Fue así como sucedió por primera
vez, en tierra de Egipto, lo que
debería repetirse muchas otras
ocasiones en toda la larga y
dolorosa historia del pueblo
israelita en la diáspora.
A casa de
vuestro padre
La conducta aparentemente
rigurosa de José con sus
hermanos tenía por objeto
comprobar la sinceridad del
arrepentimiento de ellos. José
quería ver cómo iban a actuar en
el caso de Benjamín. Si lo
abandonaban cobardemente en
manos extrañas, sin tener piedad
del muchacho y de su padre, como
habían hecho con él, así sabría
que no habían cambiado, que eran
crueles y no merecedores de
compasión; pero si defendían a
Benjamín aun con el peligro de
sus vidas, José se convencería
entonces de que no eran los
mismos que lo vendieron, y que
Dios hizo que tuviese lugar esta
separación para hacer que se
realizasen sus dos sueños y la
voluntad divina. Los hermanos de
José demostraron por su
actuación que realmente estaban
dispuestos a hacer cualquier
sacrificio por Benjamín (ver
versículo 33).