Devarim Deuteronomio 3

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Devarim
Deuteronomio 3


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Devarim Deuteronomio 3




DEVARIM- DEUTERONOMIO - "Las Palabras"

CAPITULO 3

(fonética sefaradí)



 

3:1       Y nos volvimos y subimos por el camino de Bashán, (1) y salió Og, (2) rey de Bashán, a nuestro encuentro, él y todo su pueblo, a librar batalla en Edre-i.

Vanefén vana'al dérej haBashán vayetsé Og mélej-haBashán likratenu hu vejol-amó lamiljamáh Edre'i.

 

3:2       Y me dijo el Eterno: No tengas temor de él, porque lo entregué en tu mano, tanto a él como a todo su pueblo y su tierra. Y harás con él como hiciste con Sijón, el rey del emoreo que habitaba en Jeshkón.

Vayomer Adonay elay al-tirá otó ki veyadjá natati otó ve'et-kol-amó ve'et-artsó ve'asita lo ka'asher asita le-Sijón mélej ha'Emorí asher yoshev beJeshbón.

 

3:3       Y entregó el Eterno, nuestro Dios, en nuestra mano, también a Og, rey de Bashán, y a todo su pueblo; y le herimos hasta no quedar de los suyos quién escapase.

Vayitén Adonay Eloheynu beyadeynu gam et-Og mélej-haBashán ve'et-kol-amo vanakehu ad-biltí hish'ir-lo sarid.

 

3:4       Y tomamos todas sus ciudades en aquel tiempo; no hubo ciudad que no le tomásemos. Sesenta ciudades, toda la región de Argob (distrito real) del reino de Og, en Bashán.

Vanilkod et-kol-arav ba'et hahí lo hayetáh kiryáh asher lo-lakajnu me'itam shishim ir kol-jével argov mamléjet Og baBashán.

 

3:5       Todas éstas eran ciudades fortificadas, de muros altos, con puertas y trancas; sin contar las ciudades abiertas, en gran número.

Kol-éleh arim betsurot jomáh gevoháh delatayim uveriaj levad me'arey haperazi harbéh me'od.

 

3:6       Y las destruimos (3) lo mismo que habíamos hecho con Sijón, rey de Jeshbón, aniquilando en cada ciudad a los hombres, a las mujeres y a los niños.

Vanajarem otam ka'asher asinu le-Sijón mélej Jeshbón hajarem kol-ir metim hanashim vehataf.

 

3:7       Mas todas las bestias y el despojo de las ciudades, tomamos por presa para nosotros.

Vejol-habehemáh ushlal he'arim bazonu lanu.

 

3:8       Y en aquel tiempo tomamos del poder de los dos reyes emoreos, la tierra que está de esta arte del Jordán, desde el torrente de Arnón hasta el monte Jermón;

Vanikaj ba'et hahí et-ha'árets miyad shney maljey ha'Emorí asher be'éver haYardén minajal Arnón ad-har Jermón.

 

3:9       los sidonitas llamaban al Jermón Siryón, pero los emoreos lo llamaban Senir;

Tsidonim yikre'u le-Jermón Siryón veha'Emorí yikre'u-lo Snir.

 

3:10     todas las ciudades de la llanura y todo el Guilad y todo el Bashán hasta Saljá y Edrei, eran ciudades del reino de Og en Bashán.

Kol arey hamishor vejol-haGil'ad vejol-haBashán ad-Saljáh ve'Edre'i arey mamléjet Og baBashán.

 

3:11     Porque solamente Og, rey de Bashán, quedaba del resto de los refaítas. He aquí su cama, cama de hierro, de cierto está ella en Rabbat-Bené-Ammón; de nueve codos es su longitud y de cuatro codos su anchura, según el codo de un hombre. (4)

Ki rak-Og mélej haBashán nish'ar miyéter haRefa'im hinéh arsó éres barzel halóh hi berabat beney Amón tesha amot orkáh ve'arbá amot rojbáh be'amat ish.

 

3:12     Y nos posesionamos de esta tierra en aquel tiempo. Desde Aroer, situada junto al torrente de Arnon, con la mitad de la montaña de Guilad y sus ciudades, lo di a los rubenitas y a los gaditas;

Ve'et-ha'árets hazot yaráshnu ba'et hahi me'Aro'er asher-al najal Arnón vajátsi har-haGil'ad ve'arav natati la-Re'uvení vela-Gadí.

 

3:13     mas el resto de Guilad con todo el Bashán, reino de Og, lo di a la media tribu de Manasé; o sea, la región de Argob (distrito real) con todo el Bashán, esto se llamaba la tierra de los refaítas.

Veyéter haGil'ad vejol-haBashán mamléjet Og natati lajétsi shévet haMenashéh kol jével ha'Argov lejol-haBashán hahú yikaré érets Refa'im.

 

3:14     Yaír, hijo de Manasé, tomó toda la región de Argob (distrito real) hasta el confín de los gueshuritas y los maajatitas, y los llamó con su mismo, nombre, Bashán de las Aldeas de Yaír, hasta el día de hoy.

Ya'ir ben-Menashé lakaj et-kol-jével Argov ad-gevul haGeshurí vehaMa'ajati vayikrá otam al-shemó et-haBashán javot ya'ir ad hayom hazeh.

 

3:15     Y a Majir di (el resto de) Guilad.

Ule-Majir natati et-haGil'ad.

 

3:16     Y a los rubenitas y a los gaditas di desde Guilad hasta el torrente de Arnón, con la mitad del torrente como término, y el pasaje para el otro lado del torrente hasta el río de Yaboc, límite de los hijos de Ammón;

Velá-Re'uvení velá-Gadí natati min-haGil'ad ve'ad-najal Arnón toj hanajal ugvul ve'ad Yabok hanajal gvul beney Amón.

 

3:17     y la planicie y el pasaje para el otro lado del Jordán como límite desde el mar de Kinnéret hasta el mar de la planicie, el mar Salado, debajo de las vertientes de la Pisgá (colina), al oriente.

Veha'Araváh vehaYardén ugvul miKinéret ve'ad yam ha'Araváh Yam haMelaj tajat ashdot haPisgáh mizrajáh.

 

3:18     Y os ordené en aquel tiempo (a los de dichas tribus), diciendo: El Eterno, vuestro Dios, os ha dado esta tierra para poseerla; armados pasaréis al frente de vuestros hermanos, los hijos de Israel, todos los hombres valerosos.

Va'atsav etjem ba'et hahí lemor Adonay Eloheyjem natán lajem et-ha'arets hazot lerishtáh jalutsim ta'avrú lifney ajeyjem beney-Yisra'el kol-beney-jayil.

 

3:19     Solamente vuestras mujeres y vuestros niños y vuestro ganado -pues sé que tenéis mucho ganado- quedarán en vuestras ciudades que os he dado,

Rak neshéyjem vetapjem umiknéjem yadati ki-miknéh rav lajem yeshvú be'areyjem asher natati lajem.

 

3:20     hasta que el Eterno haya dado descanso a vuestros hermanos así como a vosotros, de modo que posean también la tierra que el Eterno, vuestro Dios, les va a dar al otro lado del Jordán; entonces volveréis cada uno a vuestra propia herencia que os he dado.

Ad asher-yaníaj Adonay la'ajeyjem kajem veyarshú gam-hem et-ha'arets asher Adonay Eloheyjem notén lahem be'éver haYardén veshavtem ish lirusható asher natati lajem.

 

3:21     Y a Josué ordené en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos han visto todo lo que acaba de hacer el Eterno, vuestro Dios, a estos dos reyes; así hará el Eterno con todos los reinos por los cuales pasarás.

Ve'et-Yehoshúa tsiveyti ba'et hahí lemor eyneyja haro'ot et kol-asher asáh Adonay Eloheyjem lishney hamelajim ha'eleh ken-ya'aseh Adonay lejol-hamamlajot asher atáh over shamáh.

 

3:22     No los temas; porque el Eterno, vuestro Dios, es el que pelea por vosotros.

Lo tira'um ki Adonay Eloheyjem hu haniljam lajem.

 

3:23   Y yo supliqué (5) al Eterno en aquel tiempo, diciendo:

Vaetjanán el-Adonay ba'et hahí lemor.

 

3:24     Eterno Dios, Tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano fuerte, pues ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra que pueda hacer conforme a tus obras, y conforme a tus hechos extraordinarios?

Adonay Elohim atáh hajilotá lehar’ot et-avdeja et-godleja ve’et-yadeja hajazakáh sher mi-El bashamayim uva’árets sher-ya’aséh jema’aseyja vejigvuroteja.

 

3:25     ¡Déjame pasar, te ruego, y veré la buena tierra que está más allá del Jordán, este buen monte (6) y el Líbano!

Ebrah-ná ve’er’éh et-ha’árets hatováh asher be’ever haYardén hahar hatov hazéh vehaLevanón.

 

3:26     Mas, el Eterno se enojó contra mí por causa vuestra, y no me escuchó. Y me dijo el Eterno: ¡Basta!, no vuelvas a hablarme sobre este asunto.

Vayit’aber Adonay bi lema’ankem veló shamá elay vayomer Adonay elay rav-laj al-tosef daber elay od badavar hazéh.

 

3:27     Sube a la cumbre de la Pisgá (colina) y alza los ojos hacia el occidente, y hacia el norte, y hacia el sur, y hacia el oriente, y contempla con tus ojos, porque no pasarás este Jordán.

Aleh rosh haPisgáh vesa eyneja yamáh vetsafonáh veteymanáh umizrajáh ur’eh ve’eyneyja ki-lo ta’avor et-haYardén hazéh.

 

3:28     Y ordena a Josué y fortalécele y anímale, (7) porque él ha de pasar al frente de este pueblo, y él los hará poseer la tierra que tú verás.

Vetsav et-Yehoshua vejazkehu ve’amtsehu ki-hú ya’avor lifney ha’am hazéh vehú yanjil otam et-ha’árets sher tir’éh.

 

3:29     Y nos quedamos en el valle, frente a Bet-Peor.

Vanéshev bagay mul Beyt Pe’or.

 

 



א  וַנֵּ֣פֶן וַנַּ֔עַל דֶּ֖רֶךְ הַבָּשָׁ֑ן וַיֵּצֵ֣א עוֹג֩ מֶֽלֶךְ־הַבָּשָׁ֨ן לִקְרָאתֵ֜נוּ ה֧וּא וְכָל־עַמּ֛וֹ לַמִּלְחָמָ֖ה אֶדְרֶֽעִי:

ב  וַיֹּ֨אמֶר יְהֹוָ֤ה אֵלַי֙ אַל־תִּירָ֣א אֹת֔וֹ כִּ֣י בְיָֽדְךָ֞ נָתַ֧תִּי אֹת֛וֹ וְאֶת־כָּל־עַמּ֖וֹ וְאֶת־אַרְצ֑וֹ וְעָשִׂ֣יתָ לּ֔וֹ כַּֽאֲשֶׁ֣ר עָשִׂ֗יתָ לְסִיחֹן֙ מֶ֣לֶךְ הָֽאֱמֹרִ֔י אֲשֶׁ֥ר יוֹשֵׁ֖ב בְּחֶשְׁבּֽוֹן:

ג  וַיִּתֵּן֩ יְהֹוָ֨ה אֱלֹהֵ֜ינוּ בְּיָדֵ֗נוּ גַּ֛ם אֶת־ע֥וֹג מֶֽלֶךְ־הַבָּשָׁ֖ן וְאֶת־כָּל־עַמּ֑וֹ וַנַּכֵּ֕הוּ עַד־בִּלְתִּ֥י הִשְׁאִֽיר־ל֖וֹ שָׂרִֽיד:

ד  וַנִּלְכֹּ֤ד אֶת־כָּל־עָרָיו֙ בָּעֵ֣ת הַהִ֔וא לֹ֤א הָֽיְתָה֙ קִרְיָ֔ה אֲשֶׁ֥ר לֹֽא־לָקַ֖חְנוּ מֵֽאִתָּ֑ם שִׁשִּׁ֥ים עִיר֙ כָּל־חֶ֣בֶל אַרְגֹּ֔ב מַמְלֶ֥כֶת ע֖וֹג בַּבָּשָֽׁן:

ה  כָּל־אֵ֜לֶּה עָרִ֧ים בְּצֻרֹ֛ת חוֹמָ֥ה גְבֹהָ֖ה דְּלָתַ֣יִם וּבְרִ֑יחַ לְבַ֛ד מֵֽעָרֵ֥י הַפְּרָזִ֖י הַרְבֵּ֥ה מְאֹֽד:

ו  וַנַּֽחֲרֵ֣ם אוֹתָ֔ם כַּֽאֲשֶׁ֣ר עָשִׂ֔ינוּ לְסִיחֹ֖ן מֶ֣לֶךְ חֶשְׁבּ֑וֹן הַֽחֲרֵם֙ כָּל־עִ֣יר מְתִ֔ם הַנָּשִׁ֖ים וְהַטָּֽף:

ז  וְכָל־הַבְּהֵמָ֛ה וּשְׁלַ֥ל הֶֽעָרִ֖ים בַּזּ֥וֹנוּ לָֽנוּ:

ח  וַנִּקַּ֞ח בָּעֵ֤ת הַהִוא֙ אֶת־הָאָ֔רֶץ מִיַּ֗ד שְׁנֵי֙ מַלְכֵ֣י הָֽאֱמֹרִ֔י אֲשֶׁ֖ר בְּעֵ֣בֶר הַיַּרְדֵּ֑ן מִנַּ֥חַל אַרְנֹ֖ן עַד־הַ֥ר חֶרְמֽוֹן:

ט  צִֽידֹנִ֛ים יִקְרְא֥וּ לְחֶרְמ֖וֹן שִׂרְיֹ֑ן וְהָ֣אֱמֹרִ֔י יִקְרְאוּ־ל֖וֹ שְׂנִֽיר:

י  כֹּ֣ל | עָרֵ֣י הַמִּישֹׁ֗ר וְכָל־הַגִּלְעָד֙ וְכָל־הַבָּשָׁ֔ן עַד־סַֽלְכָ֖ה וְאֶדְרֶ֑עִי עָרֵ֛י מַמְלֶ֥כֶת ע֖וֹג בַּבָּשָֽׁן:

יא  כִּ֣י רַק־ע֞וֹג מֶ֣לֶךְ הַבָּשָׁ֗ן נִשְׁאַר֘ מִיֶּ֣תֶר הָֽרְפָאִים֒ הִנֵּ֤ה עַרְשׂוֹ֙ עֶ֣רֶשׂ בַּרְזֶ֔ל הֲלֹ֣ה הִ֔וא בְּרַבַּ֖ת בְּנֵ֣י עַמּ֑וֹן תֵּ֧שַׁע אַמּ֣וֹת אָרְכָּ֗הּ וְאַרְבַּ֥ע אַמּ֛וֹת רָחְבָּ֖הּ בְּאַמַּת־אִֽישׁ:

יב  וְאֶת־הָאָ֧רֶץ הַזֹּ֛את יָרַ֖שְׁנוּ בָּעֵ֣ת הַהִ֑וא מֵֽעֲרֹעֵ֞ר אֲשֶׁר־עַל־נַ֣חַל אַרְנֹ֗ן וַֽחֲצִ֤י הַר־הַגִּלְעָד֙ וְעָרָ֔יו נָתַ֕תִּי לָרֽאוּבֵנִ֖י וְלַגָּדִֽי:

יג  וְיֶ֨תֶר הַגִּלְעָ֤ד וְכָל־הַבָּשָׁן֙ מַמְלֶ֣כֶת ע֔וֹג נָתַ֕תִּי לַֽחֲצִ֖י שֵׁ֣בֶט הַֽמְנַשֶּׁ֑ה כֹּ֣ל חֶ֤בֶל הָֽאַרְגֹּב֙ לְכָל־הַבָּשָׁ֔ן הַה֥וּא יִקָּרֵ֖א אֶ֥רֶץ רְפָאִֽים:

יד  יָאִ֣יר בֶּן־מְנַשֶּׁ֗ה לָקַח֙ אֶת־כָּל־חֶ֣בֶל אַרְגֹּ֔ב עַד־גְּב֥וּל הַגְּשׁוּרִ֖י וְהַמַּֽעֲכָתִ֑י וַיִּקְרָא֩ אֹתָ֨ם עַל־שְׁמ֤וֹ אֶת־הַבָּשָׁן֙ חַוֹּ֣ת יָאִ֔יר עַ֖ד הַיּ֥וֹם הַזֶּֽה:

 יה   וּלְמָכִ֖יר נָתַ֥תִּי אֶת־הַגִּלְעָֽד:

יו   וְלָרֽאוּבֵנִ֨י וְלַגָּדִ֜י נָתַ֤תִּי מִן־הַגִּלְעָד֙ וְעַד־נַ֣חַל אַרְנֹ֔ן תּ֥וֹךְ הַנַּ֖חַל וּגְבֻ֑ל וְעַד֙ יַבֹּ֣ק הַנַּ֔חַל גְּב֖וּל בְּנֵ֥י עַמּֽוֹן:

יז  וְהָֽעֲרָבָ֖ה וְהַיַּרְדֵּ֣ן וּגְבֻ֑ל מִכִּנֶּ֗רֶת וְעַ֨ד יָ֤ם הָֽעֲרָבָה֙ יָ֣ם הַמֶּ֔לַח תַּ֛חַת אַשְׁדֹּ֥ת הַפִּסְגָּ֖ה מִזְרָֽחָה:

יח  וָֽאֲצַ֣ו אֶתְכֶ֔ם בָּעֵ֥ת הַהִ֖וא לֵאמֹ֑ר יְהֹוָ֣ה אֱלֹֽהֵיכֶ֗ם נָתַ֨ן לָכֶ֜ם אֶת־הָאָ֤רֶץ הַזֹּאת֙ לְרִשְׁתָּ֔הּ חֲלוּצִ֣ים תַּֽעַבְר֗וּ לִפְנֵ֛י אֲחֵיכֶ֥ם בְּנֵֽי־יִשְׂרָאֵ֖ל כָּל־בְּנֵי־חָֽיִל:

יט  רַק נְשֵׁיכֶ֣ם וְטַפְּכֶם֘ וּמִקְנֵכֶם֒ יָדַ֕עְתִּי כִּֽי־מִקְנֶ֥ה רַ֖ב לָכֶ֑ם יֵֽשְׁבוּ֙ בְּעָ֣רֵיכֶ֔ם אֲשֶׁ֥ר נָתַ֖תִּי לָכֶֽם:

כ  עַד אֲשֶׁר־יָנִ֨יחַ יְהֹוָ֥ה | לַֽאֲחֵיכֶם֘ כָּכֶם֒ וְיָֽרְשׁ֣וּ גַם־הֵ֔ם אֶת־הָאָ֕רֶץ אֲשֶׁ֨ר יְהֹוָ֧ה אֱלֹֽהֵיכֶ֛ם נֹתֵ֥ן לָהֶ֖ם בְּעֵ֣בֶר הַיַּרְדֵּ֑ן וְשַׁבְתֶּ֗ם אִ֚ישׁ לִֽירֻשָּׁת֔וֹ אֲשֶׁ֥ר נָתַ֖תִּי לָכֶֽם:

כא  וְאֶת־יְהוֹשׁ֣וּעַ צִוֵּ֔יתִי בָּעֵ֥ת הַהִ֖וא לֵאמֹ֑ר עֵינֶ֣יךָ הָֽרֹאֹ֗ת אֵת֩ כָּל־אֲשֶׁ֨ר עָשָׂ֜ה יְהֹוָ֤ה אֱלֹֽהֵיכֶם֙ לִשְׁנֵי֙ הַמְּלָכִ֣ים הָאֵ֔לֶּה כֵּֽן־יַֽעֲשֶׂ֤ה יְהֹוָה֙ לְכָל־הַמַּמְלָכ֔וֹת אֲשֶׁ֥ר אַתָּ֖ה עֹבֵ֥ר שָֽׁמָּה:

כב  לֹ֖א תִּֽירָא֑וּם כִּ֚י יְהֹוָ֣ה אֱלֹֽהֵיכֶ֔ם ה֖וּא הַנִּלְחָ֥ם לָכֶֽם:

כג  וָֽאֶתְחַנַּ֖ן אֶל־יְהֹוָ֑ה בָּעֵ֥ת הַהִ֖וא לֵאמֹֽר:

כד  אֲדֹנָ֣י יֱהֹוִ֗ה אַתָּ֤ה הַֽחִלּ֨וֹתָ֙ לְהַרְא֣וֹת אֶת־עַבְדְּךָ֔ אֶ֨ת־גָּדְלְךָ֔ וְאֶת־יָֽדְךָ֖ הַֽחֲזָקָ֑ה אֲשֶׁ֤ר מִי־אֵל֙ בַּשָּׁמַ֣יִם וּבָאָ֔רֶץ אֲשֶׁר־יַֽעֲשֶׂ֥ה כְמַֽעֲשֶׂ֖יךָ וְכִגְבֽוּרֹתֶֽךָ:

כה  אֶעְבְּרָה־נָּ֗א וְאֶרְאֶה֙ אֶת־הָאָ֣רֶץ הַטּוֹבָ֔ה אֲשֶׁ֖ר בְּעֵ֣בֶר הַיַּרְדֵּ֑ן הָהָ֥ר הַטּ֛וֹב הַזֶּ֖ה וְהַלְּבָנֹֽן:

כו  וַיִּתְעַבֵּ֨ר יְהֹוָ֥ה בִּי֙ לְמַ֣עַנְכֶ֔ם וְלֹ֥א שָׁמַ֖ע אֵלָ֑י וַיֹּ֨אמֶר יְהֹוָ֤ה אֵלַי֙ רַב־לָ֔ךְ אַל־תּ֗וֹסֶף דַּבֵּ֥ר אֵלַ֛י ע֖וֹד בַּדָּבָ֥ר הַזֶּֽה:

כז  עֲלֵ֣ה | רֹ֣אשׁ הַפִּסְגָּ֗ה וְשָׂ֥א עֵינֶ֛יךָ יָ֧מָּה וְצָפֹ֛נָה וְתֵימָ֥נָה וּמִזְרָ֖חָה וּרְאֵ֣ה בְעֵינֶ֑יךָ כִּי־לֹ֥א תַֽעֲבֹ֖ר אֶת־הַיַּרְדֵּ֥ן הַזֶּֽה:

כח  וְצַ֥ו אֶת־יְהוֹשֻׁ֖עַ וְחַזְּקֵ֣הוּ וְאַמְּצֵ֑הוּ כִּי־ה֣וּא יַֽעֲבֹ֗ר לִפְנֵי֙ הָעָ֣ם הַזֶּ֔ה וְהוּא֙ יַנְחִ֣יל אוֹתָ֔ם אֶת־הָאָ֖רֶץ אֲשֶׁ֥ר תִּרְאֶֽה:

כט  וַנֵּ֣שֶׁב בַּגָּ֔יְא מ֖וּל בֵּ֥ית פְּעֽוֹר:

 

 

 

Comentario:

 

1

El país de Bashán corresponde hoy a la región norte del lugar llamado Guilad.

 

 

2

Según la tradición, Moisés envió también mensajeros de paz a Og, rey de Bashán, así como lo hizo con Sijón, rey del emoreo, pero aquel también rehusó dejar ir a los israelitas por su país. Habiendo sido igualmente derrotado, su territorio fue repartido entre una gran parte de la tribu de Menashé. En el Talmud y los Midrashim existen muchas leyendas acerca de la exagerada longevidad y estatura de Og. Se dice que fue contemporáneo de Noé y que las aguas del diluvio le llegaron hasta el tobillo (Nidá, 61). Habiendo querido casarse con Sarah, esposa de Abraham, anunció a éste la captura de su sobrino Lot por los reyes Amrafel, Aryoj. Etc. (Gén. XIV, 12), pensando que Abraham, yendo a salvar a Lot, tendría la misma suerte que éste (Bereshit Rabbá 42, 12). También según la leyenda, Moisés mató en esta guerra a Og con un hacha, saltando a una altura de diez codos.

 

 

3

Esta palabra, en hebreo vanajarem, deriva de jérem que significa anatema; con esto se quiere explicar que los hebreos destruyeron todo aquello que les pudiera inducir a la idolatría.

 

 

4

Según el exegeta Rashí, los codos mencionados en este versículo se refieren a los del rey gigante Og, a causa de lo que dice el Talmud (Berajot 54.), donde se afirma que Og arrancó una inmensa montaña de tres millas, lo que parece imposible de hacer para un hombre de aproximadamente ocho codos normales. Generalmente la cama de una persona es mayor que su estatura, y si la de Og medía 9 codos, calculamos su estatura en unos 8.

 

 

5

Moisés, el pastor modelo que guió al pueblo durante cuarenta años en la travesía del desierto, no pudo realizar su sueño: el de entrar en la Tierra Prometida. Con este propósito, hizo una plegaria como última tentativa, para que Dios le dejase pasar el Jordán y ver “la buena tierra”. El Rabino Samlay ve en la plegaria de Moisés, el orden que debe seguirse al orar. Moisés comienza exaltando a Dios antes de hacer su petición. “No podemos – dice Rabí Samlay – dirigir nuestras preces a Dios antes de haberle loado y haber reconocido su grandeza y su poder” (Yalcut 813).La plegaria de Moisés sirvió de fórmula para los rezos de nuestro ritual. Una de las más importantes, la Amidá o Shemoné Esré, plegaria silenciosa que contiene dieciocho bendiciones (diecinueve incluyendo la oración lamalshinim velaminim) y que se reza de pie, comienza en efecto con fórmulas laudativas dirigidas al Eterno; solamente después, siguen las peticiones. Cuánto dolor se entrevé en las cortas y pocas palabras que Moisés dedica a Dios en su plegaria (ver vers. 25-28). Moisés debía morir en el desierto. Con la generación que tanto amó, y a la que, durante los duros cuarenta años, transmitió la palabra divina.

 

 

6

Moisés hace alusión a la ciudad de Jerusalem, la cual se encuentra rodeada de montes (ver Salmo CXXV, 3); y con el Líbano, al lugar donde más adelante se construiría el Templo.

 

 

7

Cuando Moisés comunicó a Josué que debía remplazarle, éste se declaró modestamente incapaz de guiar al pueblo. Pero Moisés le animó con expresiones alentadoras, instándolo a no disminuir su valor. Le recordó su propio pasado cuando Dios le encargó la misión de salvar al pueblo en Egipto. “Yo comencé rehusando (ver. Éxodo, IV, 13) y finalmente acepté. Tú también aceptarás”.

 

 

 




 

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