Devarim / Deuteronomio cap. 2 en hebreo y espanol

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Devarim
Deuteronomio


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Devarim / Deuteronomio cap. 2 en hebreo y espanol




DEVARIM- DEUTERONOMIO - "Las Palabras"

CAPITULO 2

(fonética sefaradí)


 

2:1       Y nos volvimos y partimos hacia el desierto, (1) en dirección al mar Rojo, como había hablado el Eterno. Y rodeamos la montaña de Seír durante muchos días.

Vanefen vanisá hamidbarah dérej Yam-Suf ka'asher diber Adonay elay vanasov et-har-Se'ir yamim rabim.

 

2:2       Y me habló el Eterno, diciendo:

Vayomer Adonay elay lemor.

 

2:3       Ya rodeasteis por mucho tiempo esta montaña; volveos hacia el norte.

Rav-lajem sov et-hahar hazéh penú lajem tsafonáh.

 

2:4       Y ordena al pueblo, diciendo: Vosotros vais a pasar por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seír, y ellos os temerán, mas vosotros guardaos bien,

Ve'et-ha'am tsav lemor atem overim bigvul ajeyjem beney-Esav hayoshvim beSe'ir veyir'u mikem venishmartem me'od.

 

2:5       no contendáis con ellos, porque no os daré de su tierra ni siquiera la huella de un pie; porque a Esaú di el monte de Seír por herencia.

Al-titgaru vam ki lo-eten lajem me'artsam ad midraj kaf-ragel ki-yerushah le-Esav natati et-har Se'ir.

 

2:6       Alimento compraréis de ellos por dinero y comeréis, y también el agua compraréis de ellos por dinero y beberéis.

Ojel tishberu me'itam bakésef va'ajaltem vegam-mayim tijrú me'itam bakésef ushtitem.

 

2:7       Porque el Eterno, tu Dios, te ha bendecido con toda obra de tus manos, (2) pues El se ha hecho cargo de tu viaje por este gran desierto; estos cuarenta años el Eterno, tu Dios, ha estado contigo, y ninguna cosa te ha hecho falta.

Ki Adonay Eloheyja berajeja bejol ma'aseh yadeja yada lejteja et-hamidbar hagadol hazéh zeh arba'im shanáh Adonay Eloheyja imaj lo jasarta davar.

 

2:8       Así pasamos por (el lugar de) nuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír, por el camino de la Aravá (planicie), desde Elat y desde Etzyón-Guéver. Y cambiamos de rumbo y pasamos por el camino del desierto de Moav.

Vana'avor me'et ajeynu veney-Esav hayoshvim beSe'ir midérej ha'Aravah me'Eylat ume'Etsyón Gaver vanéfen vana'avor dérej midbar Moav.

 

2:9       Y me dijo el Eterno: No hostilices a Moav y no le hagas guerra, porque no te daré de su tierra posesión alguna; porque a los hijos de Lot di Ar por posesión suya.

Vayomer Adonay elay al-tatsar et-Moav ve'al-titgar bam miljamáh ki lo-eten lejá me'artsó yerusháh ki livney-Lot natati et-Ar yerusháh.

 

2:10     Los emitas habitaban antes allí; pueblo grande y numeroso, y de alta talla como los gigantes.

Ha'Emim lefanim yashvú vah am gadol verav varam ka'Anakim.

 

2:11     Estos también eran considerados, como los refaítas, gigantes, y los moabitas los llamaban emitas (terribles).

Refa'im yejashvú af-hem ka'Anakim vehaMoavim yikre'u lahem Emim.

 

2:12     Y en Seir habitaban antes los joritas, mas los hijos de Esaú los desterraron y los destruyeron de delante de sí, y habitaron en su lugar; así como lo hizo, (ha de hacer) Israel en la tierra de su herencia que el Eterno les dio.

UveSe'ir yashvú haJorim lefanim uveney Esav yirashum vayashmidum mipneyhem vayeshvú tajtam ka'asher asáh Yisra'el le'érets yerusható asher-natán Adonay lahem.

 

2:13     Ahora pues, levantaos y pasad el torrente de Zéred. Y pasamos el torrente de Zéred.

Atáh kumú ve'ivrú lajem et-najal Zared vana'avor et-najal Zared.

 

2:14     Y los días que anduvimos desde Cadesh Barnea hasta que pasamos el torrente de Zéred, fueron treinta y ocho años, hasta que toda aquella generación de hombres de guerra fue consumida de en medio del campamento, según les había jurado el Eterno.

Vehayamim asher-halájnu miKadesh Barnea ad asher-avárnu et-najal Zéred shloshim ushmonéh shanáh ad-tom kol-hador anshey hamiljamáh mikérev hamajanéh ka'asher nishbá Adonay lahem.

 

2:15     Además la mano del Eterno fue contra ellos para exterminarlos (3) de en medio del campamento, hasta que fueron consumidos.

Vegam yad-Adonay hayetáh bam lehumam mikérev hamajanéh ad tumam.

 

2:16     Y sucedió que cuando ya hubieron acabado de morir todos aquellos hombres de guerra de entre el pueblo,

Vayehí ja'asher-tamu kol-anshey hamiljamáh lamut mikérev ha'am.

 

2:17     me habló el Eterno diciendo:

Vayedaber Adonay elay lemor.

 

2:18     Vas a pasar hoy por el territorio de Moav, por Ar,

Atáh over hayom et-gvul Moav et-Ar.

 

2:19     y llegarás frente a los hijos de Ammón. No los hostilices ni contiendas con ellos, (4) porque no te daré de la tierra de los hijos de Ammón posesión alguna, pues que a los hijos de Lot la he dado en posesión.

Vekaravtá mul bney Amon al-tetsúrem ve'al-titgar bam ki lo-etén me'erets bney-Amon lejá yerusháh ki livney-Lot netatiha yerusháh.

 

2:20     Tierra de refaítas fue considerada también ésta; los refaítas habitaban antes en ella, y los ammonitas los llamaban zamzummitas, (5)

Érets-Refa'im tejashev af-hi Refa'im yashvú-vah lefanim veha'Amonim yikre'u lahem Zamzumim.

 

2:21     pueblo grande y numeroso, y de alta talla como los gigantes; pero el Eterno los destruyó delante de ellos, de manera que los desterraron y habitaron en su mismo lugar,

Am gadol verav varam ka'Anakim vayashmidem Adonay mipneyhem vayirashum vayeshvú tajtam.

 

2:22     del mismo modo que hizo el Eterno a favor de los hijos de Esaú que habitan en Seír, cuando destruyó a los joritas de delante de ellos, de manera que los desterraron y habitaron en su lugar hasta el día de hoy.

Ka'asher asáh livney Esav hayoshvim beSe'ir asher hishmid et-haJorí mipneyhem vayirashum vayeshvú tajtam ad hayom hazéh.

 

2:23     Y a los hebeos que habitaban en Jatzerín hasta Gaza (Azá), los kaftoritas procedentes de Kaftor, los destruyeron y habitaron en su lugar.

Veha'Avi'im hayoshvim baJatserim ad-Azah Kaftorim hayots'im miKaftor hishmidum vayeshvú tajtam.

 

2:24     Levantaos y partid y pasad el torrente de Arnón. Mira que Yo he puesto en tu mano a Sijon el emoreo, rey de Jeshbón, a él y su tierra; comienza a desterrarlo y lucha con él en batalla.

Kumu se'u ve'ivrú et-najal Arnón re'eh natati veyadeja et-Sijon mélej-Jeshbón ha'Emorí ve'et-artsó hajel rash vehitgar bo miljamáh.

 

2:25     En este día comenzaré a imponer el terror y el miedo hacia ti sobre los pueblos que están bajo todo el cielo, los cuales oirán tu fama y temblarán y se atemorizarán delante de ti.

Hayom hazéh ajel tet pajdeja veyir'ateja al-peney ha'amim tájat kol-hashamáyim asher yishme'un shim'ajá veragzú vejalú mipaneyja.

 

2:26     Y envié mensajeros desde el desierto de Kedemot a Sijón, rey de Jeshbón, con palabras de paz, diciendo:

Va'eshlaj mal'ajim mimidbar Kdemot el-Sijón mélej Jeshbón divrey shalom lemor.

 

2:27     Déjame pasar por tu tierra; por la calzada pública iré, no me desviaré a derecha ni a izquierda.

Ebra ve'artseja badérej badérej elej lo asur yamin usmol.

 

2:28     Alimentos por plata me venderás y comeré, y agua por plata me darás y beberé; solamente pasaré con lo que es mío,

Ojel bakésef tashbireni ve'ajalti umayim bakésef titen-li veshatiti rak ebráh veraglay.

 

2:29     así como hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitan en Seír, y los moabitas que habitan Ar, hasta que haya pasado por el Jordán para ir a la tierra que el Eterno, nuestro Dios, nos da.

Ka'asher asu-li beney Esav hayoshvim beSe'ir vehaMoavim hayoshvim be'Ar ad asher-e'evor et-haYardén el-ha'árets asher-Adonay Eloheynu noten lanu.

 

2:30     Mas no quiso Sijón, rey de Jeshbón, dejarnos pasar junto a sí, porque el Eterno, tu Dios, endureció su espíritu e hizo obstinado su corazón para entregarle en tu mano, como en el día de hoy.

Veló aváh Sijón mélej Jeshbón ha'avirenu bo ki-hiksháh Adonay Eloheyja et-rujó ve'imets et-levavó lema'an titó veyadeja kayom hazéh.

 

2:31     Y me dijo el Eterno: Mira que he comenzado a poner delante de ti a Sijón y su tierra; comienza pues a desterrarle para posesionarte de su tierra.

Vayomer Adonay elay re'éh hajiloti tet lefaneyja et-Sijón ve'et-artsó hajel rash laréshet et-artsó.

 

2:32     Y salió Sijón a nuestro encuentro, él y todo su pueblo, a librar batalla en Yahatz.

Vayetsé Sijón likratenu hu vejol-amó lamiljamáh Yahtsáh.

 

2:33     Y le entregó el Eterno, nuestro Dios, ante nosotros, y le herimos a el y a sus hijos y a todo su pueblo.

Vayitnehu Adonay Eloheynu lefaneynu vanaj otó ve'et-banav ve'et-kol-amó.

 

 

2:34    Y tomamos todas sus ciudades en aquel tiempo, y destruimos totalmente cada ciudad con los hombres, mujeres y niños; no dejamos quién escapase,

                    Vanilkod et-kol-arav ba'et hahí vanajarem et-kol-ir metim vehanashim vehataf lo hish'arnu sarid.

 

2:35    solamente las bestias tomamos por despojo, con el botín de las ciudades que habíamos tomado.

                    Rak habehemáh bazaznu lanu ushlal he'arim asher lajadnu.

 

2:36     Desde Aroer, que está sobre la ribera del torrente de Arnón, y la ciudad que está junto al torrente, hasta Guilad, no hubo ciudad que fuese demasiado fuerte para nosotros; todas ellas las entrego el Eterno, nuestro Dios, ante nosotros;

Me'Aro'er asher al-sfat-najal Arnón veha'ir asher banajal ve'ad-haGil'ad lo hayetáh kiryáh asher sagváh mimenu et-hakol natán Adonay Eloheynu lefaneynu.

 

2:37     tan sólo a la tierra de los hijos de Ammón no te aproximaste, ni a todo lo que está a la orilla del torrente del Yaboc; m a las ciudades de la montaña, ni a parte alguna de todo lo que ordenó el Eterno, nuestro Dios.

Rak el-érets beney-Amón lo karavta kol-yad najal Yabok ve'arey hahar vejol asher-tsiváh Adonay Eloheynu.

 

 

 

 

Comentario:

 

1

A pesar de que la generación del Desierto ya había muerto, Moisés cita los nombres de los lugares a los que se refieren los pecados de Israel. Es cierto que ha surgido una nueva generación, la primera de la Geulá, de la Redención, pero es al precio de las desventuras y de los pecados, y por tanto, de la desaparición de la generación del Desierto, la última de la esclavitud. Por ello, al nombrar el camino geográfico encierra en él el camino moral, y la máxima ley es "no retroceder", no volver a ninguno de los dos Egiptos: al espiritual o al material.

 

 

2

"La obra de tus manos" significa. según el Sifté Jajamim, el ganado; pero el Midrash (Yalcut, 808) da a este versículo un sentido propio, diciendo que Dios bendice sólo a los que trabajan, considerando indignos a los perezosos. El Talmud y los Midrashim exaltan el valor del trabajo, y los mismos doctores de la Ley daban el ejemplo, puesto que cada uno practicaba un oficio. Rabí Josué hacía carbón (Beraj.28); Rabí Meír era escriba (Erub.15); Rabí Yojanán, zapatero (Avot 4, 14); Rabí Yitzjac, herrero; Rabí Yosé Ben Jalaftá trabajaba en cueros (Shabat 49); Abá Shaúl era panadero o según algunos, sepulturero (Pesajim 34 y Nidá 24). Los rabinos aconsejan, incluso a aquéllos que se dedican al estudio de la Torah, la práctica de un trabajo físico. Rabán Gamliel, hijo de Rabí Yehudá Hansasi, decía: "Es bueno el estudio de la Torah junto con una ocupación temporal, pues ambos evitan la iniquidad; y todo estudio que no fuere acompañado de una profesión, es vano y lleva a la persona al pecado" (Avot II, 2).

 

 

3

De esto se deduce que las personas de la primera generación del desierto no fallecieron todas de muerte natural, y que Dios apresuró la muerte de los que quedaron, para que entrase a Canaán una generación completamente nueva.

 

 

4

Contra estas tres naciones, Edom (vers. 5), Moav (vers. 9) y Ammón (vers. 19), se recomendó a los israelitas no declarar la guerra, pues Dios había prometido por intermedio de Abraham, la tierra de Seir a Esaú, y a Moav y Ammón, hijos de Lot (Gén. XIX, 38), las tierras que ocupaban. En otro lugar del Deuteronomio (XXIII, 8) se dice: "No aborrecerás al edomita (descendientes de Esaú), pues es tu hermano; ni aborrecerás al egipcio, pues extranjeros fuisteis en su tierra". Es un mandamiento sagrado para el israelita considerar a cualquier gentil como un verdadero semejante, creado como él a la imagen de Dios, y tratarle mejor que a un correligionario a fin de que de este modo sea glorificada nuestra religión. Al israelita que comete una falla contra el gentil, se le considera culpable de deshonor público, profanador de nuestra creencia religiosa: jilul hashem y jilul haumá.

 

 

5

Pueblo cuya gente era de alta estatura, y cuyo idioma asemejaba a un zumbido.

 

 

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