Acerca de Rivká, nuestra madre más misteriosa -Rabino Pinjas Toledot 2024
Rabi Pinjas Frankel
Parashá Toldos – 5785 – Acerca de Rivká,
nuestra madre más misteriosa
La parashá Toldos es una de las parashiot
más misteriosas de la Torá en su
descripción de los rasgos de carácter de
nuestros Padres y Madres Fundadores. Hay
tres aspectos muy desconcertantes de la
parashá:
1) ¿Cuál era el nivel de comunicación entre
Itzjak y Rivká?
2) ¿Por qué Itzjak no reconoció la maldad
de Esav?
3) ¿Por qué la farsa de Rivká era aceptable
a los ojos de Dios?
Para comprender mejor las preguntas
anteriores, debemos observar el texto
que describe el primer encuentro entre
Rivká, escoltada por Eliezer, el
sirviente de Abraham, e Itzjak: El
“Ha’amek Davar” citando a “Bereshis
Rabá”, comenta sobre la primera vez que
Rivká vio a Itzjak: “¿Quién es este
hombre impresionante que camina por el
campo hacia nosotros?” (Bereshis 24:65),
“Y ella miraba con asombro y temor a
Yitzjak; el lenguaje de las Escrituras
implica un hombre de esta estatura”. El
versículo continúa: “Y ella se cubrió
(con un velo)” (Ibid; ibid; ibid), “de
una abundancia de miedo y vergüenza,
expresando el pensamiento de que no era
digna de casarse con este hombre, y
desde entonces, se plantó en su corazón
el temor, y su relación con Yitzjak no
fue como la de Sara con Avraham, o
Raquel con Yaakov, acerca de quienes la
Torá deja en claro que cuando tenían
algo crítico en sus mentes, no tenían
miedo de expresar enojo hacia sus
cónyuges, lo cual era diferente a la
situación con Ribka.
Y todo esto es el preludio del incidente en
el que Yitzjak y Ribka se encontraron
con grandes diferencias en perspectiva,
y sin embargo, Ribka no pudo aconsejarle
a Yitzjak su opinión de una manera
directa. Porque ella sabía la verdad
acerca de su hijo, Esav, cuya esencia
era solamente un cazador que era capaz
de proveer a Yitzjak con alimento para
comer, y también en el momento de las
Bendiciones, y todo esto fue causado por
el Santo, Bendito sea Él, Quien quiso
que las Bendiciones llegaran a Yaakov de
esta manera”.
El Ramban comenta sobre las palabras de
Yitzjak a Esav, escuchadas por Ribka,
(Bereshis 27:4), “…para que mi alma te
bendiga antes de morir” – “…Parece que
Ribka nunca le contó a Yitzjak acerca de
la profecía que había recibido,
(Bereshis 25:23), “Y el mayor servirá al
menor” – porque de otra manera, ¿cómo
podría Yitzjak transgredir la Palabra de
HaShem? En un principio, por modestia y
buenos modales, ella no le dijo: “…y fue
a buscar la Palabra de HaShem” (Bereshit
25:22), que había ido a buscar profecía
sobre su condición sin el permiso de
Itzjak…
“La Torá Escrita y la Tradición” (“HaK’sav
VeHaKabbalah”) comenta en un tono
similar sobre la Expresión Bíblica que
Ribka le repite a Yaakov, que Itzjak le
había dicho a Esav (Bereshit 27:7), “Te
bendeciré delante de HaShem antes de
morir” – que ella se dio cuenta con
certeza de que la Bendición de Itzjak a
Esav contradeciría la Voluntad de
HaShem, Quien le había dicho en
Profecía, “Y el mayor servirá al menor”.
Y ella también sabía que su hijo mayor
tenía acciones pervertidas y que no era
apto para recibir la Bendición… Por lo
tanto, estaba absolutamente en lo cierto
en su decisión de usar el engaño para
evitar que su justo esposo implementara
por accidente lo opuesto a la Voluntad
de HaShem.
El “Shem Mi’Shmuel” comenta específicamente
sobre los diferentes niveles
espirituales en los que se encontraban
Yitzjak y Ribka: “… Yitzjak era puro de
ojos y no podía ver el mal… y a los ojos
de Yitzjak, todo lo oculto era como una
cáscara muy delgada, de tal manera que
una pequeña cantidad de luz
eliminaba la oscuridad. Pero Ribka no
estaba en el mismo nivel exaltado que
Yitzjak y, en consecuencia, se dio
cuenta de la magnitud de la maldad de
Esav, que no podría obtener ningún
beneficio verdadero de las Bendiciones
y, por el contrario, se volvería más
malvado y el resultado sería que todo el
mundo, Dios no lo quiera, quedaría
sujeto a la Serpiente Antigua. Por eso,
su buen consejo fue que Yaakov debía
recibir las bendiciones, y que se
cumplirían al final de los días, cuando
todas las naciones regresarían y se
convertirían en sirvientes de Israel…”
L’Illuy Nishmas beni, Aharon Baruch Mordechai ben Pinchas Menachem
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