Organizacion Sin Animo de Lucro
Adscrita al Judaismo Ortodoxo Moderno
Desde Monsey, New York
Parasha DEvarim
CONVIERTASE EN BENEFACTOR
PRONUNCIACION SEFARDI
SEPHARDIC PRONUNCIATION
הגייה ספרדית
Parasha Devarim
Parashá Devarim Hebreo/Español para Leer y Escuchar
Aliyot Devarim
Lectura Mediante Robot -
Deuteronomio- Capítulo 1: 1 al 3:22 e
Isaías 1:1-27
HAGA CLIC EN EL VIDEO Y SIGA LEYENDO ABAJO
Por Eliyahu BaYonah Ben Yossef,
Director Shalom Haverim Org. New
York
Aliyot es el plural hebreo de
Aliá o Aliyá que significa
"subir". Cada vez que una
persona - Olé- sube a la Bimá
debe recitar la Braja
-Bendicion- antes de comenzar el
Baal Koréh -בעל
קורא -
la Lectura y al cerrar la misma.
Esto se hace cada vez que el
Baal Koréh lee la Porción
-Parashá- correspondiente.
El Maftir es la última persona
que se llama a la Bimá y es
invitada a leer la porción de la
Haftará -Profetas-
Esta es la Brajá
de la Lectura de la Toráh:
Barejú et Adonai hamevoraj. |
Baruj Adonay hamevoraj le'olam va'ed. |
Baruj atáh Adonay Eloheynu melej ha'olam, asher bajar banu
mikol-ha'amim, venatan
lanu et-torato. |
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Va'adaber aleyjem velo shmatem vatamru et-pi Adonay vatazidu
vata'alu haharah. |
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LECTURA DE LA HAFTARÁ Isaías
1:1-27
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Baruj atáh
Adonay jabóker batoráh
uveMoshé avdó
uveYisra'el amó
uvinvi'ey ja'emet
vatsédek. |
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Ne'eman, atah ju Adonay Eloheynu, vene'emanim devareyja, vedavar
ejad midvareyja ajor
lo-yashuv reykam, ki El
melej ne'eman verajaman
atah. |
Baruj atáh Adonay, ha'El jane'eman bekol-devarav.
-Amen |
Rajem al-Tsiyon, ki ji beyt jayeynu, vel'aluvat nefesh toshia
bimjeraj veyameynu. |
Baruj atáh Adonay, mesame'aj Tsiyon bevaneyj. |
Samejenu, Adonay Eloheynu, be'Eliyahu janavi avdeja, uvmaljut
beyt David meshijeja.
Bimjeraj yavo veyagel
libenu, |
al kis'o lo yeshev zar, velo yinjalu od ajerim et kevodo, ki
veshem kodsheja nishbata
lo, shelo yicbej nero
le'olam va'ed. |
Baruj atáh Adonay, magén David. |
EN ESPAÑOL
Deuteronomio- Capítulo 1: 1 al
3:22
¡Bendecid al Eterno, el
Bendito! |
Bendito es el Eterno, el
Bendito para siempre. |
Bendito seas Tu, oh
Eterno nuestro Dios, Rey
del universo que nos
elegiste entre todos los
pueblos y nos diste Tu
Toráh, Bendito seas, oh
Eterno, que nos
concediste la Toráh. |
Bendito seas, oh Eterno,
que nos concediste la
Toráh. AMEN
|
|
Jornada de
once días hizo Israel
desde Jorev, por el
camino de la montaña de
Seír, hasta Cadesh Barnea. |
Y aconteció
en el cuadragésimo año,
en el mes decimoprimero,
el primero del mes, que
habló Moisés a los hijos
de Israel conforme a
todo lo que había
ordenado el Eterno
acerca de ellos; |
después de
que hubo herido a Sijón,
rey de los amoreos, que
habitaba en Jeshbón, y a
Og, rey de Bashán, que
habitaba en Ashtarot, en
Edrei. |
De este lado
del Jordán, en la tierra
de Moav, comenzó Moisés
a explicar esta ley,
diciendo: |
El Eterno,
nuestro Dios, nos habló
en Jorev, diciendo:
Bastante tiempo habéis
permanecido en este
monte; |
volveos y
partid e id a la montaña
de los emoreos y a todos
sus lugares vecinos,
situados en la Aravá, en
la serranía, en el
valle, en el Neguev
(sur) y en la costa del
mar, hasta la tierra del
cananeo, y al Líbano
hasta el gran río, el
río Eúfrates. |
Ved que
pongo delante de
vosotros la tierra,
entrad y poseed la
tierra que juró el
Eterno a vuestros
padres, a Abraham, a
Isaac y a Jacob, que se
la daría a ellos y a su
descendencia después de
ellos. |
Y os hablé
en aquel tiempo,
diciendo: No puedo yo
solo llevar la carga de
vosotros. |
El Eterno,
vuestro Dios, os ha
hecho numerosos; y heos
aquí el día de hoy como
estrellas del cielo en
multitud. |
|
¿Cómo he de sobrellevar yo solo vuestra molestia y vuestra carga y vuestra contienda? |
Tomad para
vosotros hombres sabios
e inteligentes y
conocidos de vuestras
tribus, y los pondré por
cabezas vuestros. |
Y me
respondisteis y me
dijisteis: bueno es lo
que dijiste para
hacerlo. |
Y tomé a los
cabezas de vuestras
tribus, hombres sabios y
conocidos, y los puse
por cabezas sobre
vosotros, jefes de
miles, de cientos, jefes
de cincuentenas y jefes
de decenas, y guardas
nombré para vuestras
tribus. |
Y ordene a
vuestros jueces, en
aquel tiempo, diciendo:
Oíd las causas entre
vuestros hermanos, y
juzgad con justicia
entre cada uno y su
hermano o su litigante. |
No conozcáis
rostros en el juicio; al
pequeño como al grande,
del mismo modo oiréis;
no temeréis a hombre
alguno, porque el juicio
es de Dios; y la causa
que fuere demasiado
difícil para vosotros,
la traeréis a mí y yo la
oiré. |
Y os ordené
en aquel tiempo todas
las cosas que deberíais
hacer. |
Y partimos
de Jorev y anduvimos por
todo aquel desierto
grande y temible que
visteis, por el camino
de la montaña del
emoreo, como nos había
ordenado el Eterno,
nuestro Dios; y así
llegamos hasta Cadesh
Barnea. |
Y yo os
dije: Habéis llegado a
la montaña del emoreo
que el Eterno, nuestro
Dios, nos va a dar. |
Mira: el
Eterno tu Dios ha puesto
ante tí la tierra; sube,
toma posesión como te lo
ha dicho el Eterno, Dios
de tus padres; no temas
ni te quebrantes. |
|
Y agradó
esto a mis ojos, y tomé
de entre vosotros doce
hombres, un hombre de
cada tribu; |
y
emprendieron la marcha y
subieron a la montaña y
llegaron hasta el
torrente (valle) de
Eshkol, y espiaron (la
tierra). |
Y tomaron de
las frutas del país en
su mano, y nos las
trajeron, y nos
informaron sobre su
idioma y dijeron: Buena
es la tierra que el
Eterno, nuestro Dios,
nos da. |
Pero no
quisisteis subir y
fuisteis rebeldes contra
la orden del Eterno,
vuestro Dios, |
y
murmurasteis en vuestras
tiendas y dijisteis: Por
habernos aborrecido el
Eterno, nos sacó de la
tierra de Egipto, a fin
de entregarnos en mano
del emoreo para
destruirnos. |
¿Adónde
estamos nosotros
subiendo? Nuestros
hermanos han hecho que
se nos derrita el
corazón, diciendo; El
pueblo es mayor y más
fuerte que nosotros; las
ciudades son grandes y
fortificadas hasta los
cielos; y también vimos
allí hijos de gigantes. |
Entonces yo
os dije: No os
quebrantéis ni tengáis
miedo de ellos. |
El Eterno,
vuestro Dios, es el que
va delante de vosotros;
El mismo peleará por
vosotros, así como todo
lo que hizo por vosotros
en Egipto, ante vuestros
mismos ojos; |
y también en
el desierto, donde viste
cómo el Eterno, tu Dios,
te llevó como lleva un
hombre a su hijo, por
todo el camino que
anduvisteis hasta
vuestra llegada a este
lugar. |
Pero ni por esto creísteis en el Eterno, vuestro Dios, |
que iba
delante de vosotros en
el camino para
prepararos lugar donde
pudierais acampar, de
noche con fuego para
mostraros el camino por
donde habíais de andar,
y de día con una nube. |
Y oyó el
Eterno la voz de
vuestras palabras, y se
airó y juró, diciendo: |
No verá ni
uno solo de estos
hombres, de esta mala
generación, la buena
tierra que juré dar a
vuestros padres; |
excepto
Caleb, hijo de Yefunné,
él la verá, y a él le
daré la tierra que ha
pisado, y a sus hijos,
porque perseveró en
seguir en el temor del
Eterno. |
También
contra mi se airó el
Eterno por vuestra
causa, diciendo: Tampoco
tú entrarás allá; |
Josué, hijo
de Nun, que está delante
de ti, él entrará allá.
Anímale, porque él hará
que Israel la herede. |
|
Pero
vosotros volveos y
emprended la marcha
hacia el desierto, en
dirección al mar Rojo. |
Y me
respondisteis y me
dijisteis: Hemos pecado
contra el Eterno;
nosotros subiremos y
pelearemos, conforme a
todo lo que el Eterno,
nuestro Dios, nos tiene
ordenado. Y os ceñisteis
cada cual sus armas de
guerra, y os
dispusisteis a subir a
la montaña. |
Y el Eterno
me dijo: Diles: No
subáis ni peleéis, que
Yo no estoy en medio de
vosotros, no suceda que
seáis derrotados delante
de vuestros enemigos. |
Y yo os
hablé pero no
escuchasteis, sino que
os rebelasteis contra el
mandamiento del Eterno,
y persististeis y
subisteis a la montaña. |
Y salieron
los emoreos que
habitaban en aquella
montaña, a vuestro
encuentro; y os
persiguieron como suelen
hacer las abejas, y os
derrotaron en Seír,
hasta Jormá. |
Y volvisteis
y llorasteis ante el
Eterno; pero el Eterno
no oyó vuestra voz ni os
prestó oídos. |
Y
habitasteis en Cadesh
muchos años, igual al
número total de años que
estuvisteis en los otros
lugares. |
Y nos
volvimos y partimos hacia el desierto, en dirección al mar Rojo, como había hablado el Eterno. Y
rodeamos la montaña de
Seír durante muchos
días. |
|
Ya
rodeasteis por mucho
tiempo esta montaña;
volveos hacia el norte. |
Y ordena al
pueblo, diciendo:
Vosotros vais a pasar
por el territorio de
vuestros hermanos los
hijos de Esaú, que
habitan en Seír, y ellos
os temerán, mas vosotros
guardaos bien, |
no
contendáis con ellos,
porque no os daré de su
tierra ni siquiera la
huella de un pie; porque
a Esaú di el monte de
Seír por herencia. |
Alimento
compraréis de ellos por
dinero y comeréis, y
también el agua
compraréis de ellos por
dinero y beberéis. |
Porque el
Eterno, tu Dios, te ha
bendecido con toda obra de tus manos, pues El
se ha hecho cargo de tu
viaje por este gran
desierto; estos cuarenta
años el Eterno, tu Dios,
ha estado contigo, y
ninguna cosa te ha hecho
falta. |
Así pasamos
por (el lugar de)
nuestros hermanos, los
hijos de Esaú, que
habitan en Seír, por el
camino de la Aravá
(planicie), desde Elat y
desde Etzyón-Guéver. Y
cambiamos de rumbo y
pasamos por el camino
del desierto de Moav. |
Y me dijo el
Eterno: No hostilices a
Moav y no le hagas
guerra, porque no te
daré de su tierra
posesión alguna; porque
a los hijos de Lot di Ar
por posesión suya. |
Los emitas
habitaban antes allí;
pueblo grande y
numeroso, y de alta
talla como los gigantes. |
Estos
también eran
considerados, como los
refaítas, gigantes, y
los moabitas los
llamaban emitas
(terribles). |
Y en Seir
habitaban antes los
joritas, mas los hijos
de Esaú los desterraron
y los destruyeron de
delante de sí, y
habitaron en su lugar;
así como lo hizo, (ha de
hacer) Israel en la
tierra de su herencia
que el Eterno les dio. |
Ahora pues,
levantaos y pasad el
torrente de Zéred. Y
pasamos el torrente de
Zéred. |
Y los días
que anduvimos desde
Cadesh Barnea hasta que
pasamos el torrente de
Zéred, fueron treinta y
ocho años, hasta que
toda aquella generación
de hombres de guerra fue
consumida de en medio
del campamento, según
les había jurado el
Eterno. |
Además la
mano del Eterno fue contra ellos para
exterminarlos de
en medio del campamento,
hasta que fueron
consumidos. |
Y sucedió
que cuando ya hubieron
acabado de morir todos
aquellos hombres de
guerra de entre el
pueblo, |
me habló el
Eterno diciendo: |
Vas a pasar
hoy por el territorio de
Moav, por Ar, |
y llegarás
frente a los hijos de
Ammón. No los hostilices ni
contiendas con ellos,
porque no te daré de la
tierra de los hijos de
Ammón posesión alguna,
pues que a los hijos de
Lot la he dado en
posesión. |
Tierra de
refaítas fue considerada
también ésta; los
refaítas habitaban antes
en ella, y los ammonitas
los llamaban zamzummitas, |
pueblo
grande y numeroso, y de
alta talla como los
gigantes; pero el Eterno
los destruyó delante de
ellos, de manera que los
desterraron y habitaron
en su mismo lugar, |
del mismo
modo que hizo el Eterno
a favor de los hijos de
Esaú que habitan en
Seír, cuando destruyó a
los joritas de delante
de ellos, de manera que
los desterraron y
habitaron en su lugar
hasta el día de hoy. |
Y a los
hebreos que habitaban en
Jatzerín hasta Gaza
(Azá), los kaftoritas
procedentes de Kaftor,
los destruyeron y
habitaron en su lugar. |
Levantaos y
partid y pasad el
torrente de Arnón. Mira
que Yo he puesto en tu
mano a Sijon el emoreo,
rey de Jeshbón, a él y
su tierra; comienza a
desterrarlo y lucha con
él en batalla. |
En este día
comenzaré a imponer el
terror y el miedo hacia
ti sobre los pueblos que
están bajo todo el
cielo, los cuales oirán
tu fama y temblarán y se
atemorizarán delante de
ti. |
Y envié
mensajeros desde el
desierto de Kedemot a
Sijón, rey de Jeshbón,
con palabras de paz,
diciendo: |
Déjame pasar
por tu tierra; por la
calzada pública iré, no
me desviaré a derecha ni
a izquierda. |
Alimentos
por plata me venderás y
comeré, y agua por plata
me darás y beberé;
solamente pasaré con lo
que es mío, |
así como
hicieron conmigo los
hijos de Esaú que
habitan en Seír, y los
moabitas que habitan Ar,
hasta que haya pasado
por el Jordán para ir a
la tierra que el Eterno,
nuestro Dios, nos da. |
Mas no quiso
Sijón, rey de Jeshbón,
dejarnos pasar junto a
sí, porque el Eterno, tu
Dios, endureció su
espíritu e hizo
obstinado su corazón
para entregarle en tu
mano, como en el día de
hoy. |
|
Y salió
Sijón a nuestro
encuentro, él y todo su
pueblo, a librar batalla
en Yahatz. |
Y le entregó
el Eterno, nuestro Dios,
ante nosotros, y le
herimos a el y a sus
hijos y a todo su
pueblo. |
Y tomamos
todas sus ciudades en
aquel tiempo, y
destruimos totalmente
cada ciudad con los
hombres, mujeres y
niños; no dejamos quién
escapase, |
solamente
las bestias tomamos por
despojo, con el botín de
las ciudades que
habíamos tomado. |
Desde Aroer,
que está sobre la ribera
del torrente de Arnón, y
la ciudad que está junto
al torrente, hasta
Guilad, no hubo ciudad
que fuese demasiado
fuerte para nosotros;
todas ellas las entrego
el Eterno, nuestro Dios,
ante nosotros; |
tan sólo a
la tierra de los hijos
de Ammón no te
aproximaste, ni a todo
lo que está a la orilla
del torrente del Yaboc;
m a las ciudades de la
montaña, ni a parte
alguna de todo lo que
ordenó el Eterno,
nuestro Dios. |
Y nos
volvimos y subimos por
el camino de Bashán, y
salió Og, rey
de Bashán, a nuestro
encuentro, él y todo su
pueblo, a librar batalla
en Edre-i. |
Y me dijo el
Eterno: No tengas temor
de él, porque lo
entregué en tu mano,
tanto a él como a todo
su pueblo y su tierra. Y
harás con él como
hiciste con Sijón, el
rey del emoreo que
habitaba en Jeshkón. |
Y entregó el
Eterno, nuestro Dios, en
nuestra mano, también a
Og, rey de Bashán, y a
todo su pueblo; y le
herimos hasta no quedar
de los suyos quién
escapase. |
Y tomamos
todas sus ciudades en
aquel tiempo; no hubo
ciudad que no le
tomásemos. Sesenta
ciudades, toda la región
de Argob (distrito real)
del reino de Og, en
Bashán. |
Todas éstas
eran ciudades
fortificadas, de muros
altos, con puertas y
trancas; sin contar las
ciudades abiertas, en
gran número. |
Y las destruimos lo mismo
que habíamos hecho con
Sijón, rey de Jeshbón,
aniquilando en cada
ciudad a los hombres, a
las mujeres y a los
niños. |
Mas todas
las bestias y el despojo
de las ciudades, tomamos
por presa para nosotros. |
Y en aquel
tiempo tomamos del poder
de los dos reyes
emoreos, la tierra que
está de esta arte del
Jordán, desde el
torrente de Arnón hasta
el monte Jermón; |
los
sidonitas llamaban al
Jermón Siryón, pero los
emoreos lo llamaban
Senir; |
todas las
ciudades de la llanura y
todo el Guilad y todo el
Bashán hasta Saljá y
Edrei, eran ciudades del
reino de Og en Bashán. |
Porque
solamente Og, rey de
Bashán, quedaba del
resto de los refaítas.
He aquí su cama, cama de
hierro, de cierto está
ella en
Rabbat-Bené-Ammón; de
nueve codos es su
longitud y de cuatro
codos su anchura, según el codo de un hombre. |
Y nos
posesionamos de esta
tierra en aquel tiempo.
Desde Aroer, situada
junto al torrente de
Arnon, con la mitad de
la montaña de Guilad y
sus ciudades, lo di a
los rubenitas y a los
gaditas; |
mas el resto
de Guilad con todo el
Bashán, reino de Og, lo
di a la media tribu de
Manasé; o sea, la región
de Argob (distrito real)
con todo el Bashán, esto
se llamaba la tierra de
los refaítas. |
Yaír, hijo
de Manasé, tomó toda la
región de Argob
(distrito real) hasta el
confín de los
gueshuritas y los
maajatitas, y los llamó
con su mismo, nombre,
Bashán de las Aldeas de
Yaír, hasta el día de
hoy. |
|
Y a los
rubenitas y a los
gaditas di desde Guilad
hasta el torrente de
Arnón, con la mitad del
torrente como término, y
el pasaje para el otro
lado del torrente hasta
el río de Yaboc, límite
de los hijos de Ammón; |
y la
planicie y el pasaje
para el otro lado del
Jordán como límite desde
el mar de Kinnéret hasta
el mar de la planicie,
el mar Salado, debajo de
las vertientes de la
Pisgá (colina), al
oriente. |
Y os ordené
en aquel tiempo (a los
de dichas tribus),
diciendo: El Eterno,
vuestro Dios, os ha dado
esta tierra para
poseerla; armados
pasaréis al frente de
vuestros hermanos, los
hijos de Israel, todos
los hombres valerosos. |
Solamente
vuestras mujeres y
vuestros niños y vuestro
ganado -pues sé que
tenéis mucho ganado-
quedarán en vuestras
ciudades que os he dado |
|
Y a Josué
ordené en aquel tiempo,
diciendo: Tus ojos han
visto todo lo que acaba
de hacer el Eterno,
vuestro Dios, a estos
dos reyes; así hará el
Eterno con todos los
reinos por los cuales
pasarás. |
No los
temas; porque el Eterno,
vuestro Dios, es el que
pelea por vosotros. |
|
|
|
Bendito seas Tu oh
Eterno nuestro Dios, Rey
del Universo que nos
diste (Tu Torah), la
Toráh de la Verdad, e
implantaste en nosotros
la Vida Eterna. |
Bendito seas, oh Eterno,
que nos concediste la
Toráh. (TODOS
DICEN AMEN) |
LECTURA DE LA HAFTARÁ
Isaías 1:1-27
Bendito seas
Tú, Eterno Dios nuestro
y Rey del Universo, que
escogiste buenos
profetas y te
complaciste en sus
palabras, que fueron
enunciadas con verdad. |
Bendito seas
Tú, Eterno, que
escogiste la Torah, a
Moisés Tu siervo, a Tu
pueblo Israel y a
profetas de la verdad y
y de la rectitud. |
|
Visión de
Isaías, hijo de Amótz,
que tuvo acerca de Judá
y de Jerusalem, en los
días de Uzziah, Yotam,
Ajaz y Ezequías, reyes
de Judá. |
Oíd, cielos
y escuche la tierra,
porque el Eterno es
quien habla: Hijos he
creado y los he
engrandecido, mas ellos
se han rebelado contra
Mí. |
El buey
conoce a su dueño, y el
asno el pesebre de su
amo ; mas Israel no
quiso conocer, y mi
pueblo no me quiso
entender. |
y de la
nación pecadora, del
pueblo cargado de
iniquidad, de la
simiente compuesta de
malhechores, de hijos
que practican la
corrupción! Han
abandonado al Eterno,
han despreciado al Santo
de Israel, se han vuelto
atrás. |
¿Para qué
queréis ser heridos aún,
continuando en la
apostasía. Toda cabeza
está enferma y todo
corazón doliente; |
desde la
planta del pie hasta la
cabeza no queda en él
cosa sana, sino heridas
y contusiones y llagas
vivas; no se les ha
aplicado remedio, ni han
sido vendadas ni
suavizadas con aceite. |
Vuestra
tierra está asolada,
vuestras ciudades
quemadas a fuego;
vuestras cosechas, los
extraños las devoran en
vuestra presencia, y
ella quedó desolada como
por destrucción hecha
por extraños. |
La hija de
Sión ha quedado como una
cabaña en la viña, como
choza en el pepinar,
como ciudad sitiada. |
Si el Eterno
de las huestes no nos
hubiera dejado algunos
sobrevivientes,
hubiéramos sido como
Sodoma, y seríamos
semejantes a Gomorra. |
¡Oíd la
palabra del Eterno,
gobernadores semejantes
a los de Sodoma!
¡Escuchad la Ley de
nuestro Dios, oh pueblo
semejante al de Gomorra! |
¿De qué me
sirve la multitud de
vuestros sacrificios?
dice el Eterno. Harto
estoy de holocaustos de
carneros y de sebos de
animales cebados; no
tengo complacencia en la
sangre de novillos, ni
de corderos, ni de
machos cabríos. |
Cuando
vengáis a presentaros
ante Mí, Yo os diré:
¿Quién ha demandado esto
de vosotros para que
piséis mis atrios? |
No traigáis
más ofrendas vegetales
de falsedad; el incienso
me es abominación; el
novilunio también, y el
sábado, y la santa
convocación de las
fiestas. ¡No puedo
aguantar la iniquidad al
mismo tiempo que vuestra
abstención de trabajo en
las fiestas solemnes! |
Vuestros
novilunios y vuestras
fiestas fijas los
aborrece mi alma; me son
como carga, estoy
cansado de soportarlas. |
Y cuando
extendáis vuestras
manos, esconderé de
vosotros mis ojos; y
aunque digáis muchas
oraciones, no las oiré:
vuestras manos están
llenas de sangre. |
Lavaos,
purificaos; apartad la
maldad de vuestras obras
de delante de mis ojos,
cesad de hacer lo malo. |
Aprended a
hacer lo bueno, buscad
la justicia, socorred al
oprimido, mantened el
derecho del huérfano,
defended la causa de la
viuda. |
Venid pues y
argüiremos juntos, dice
el Eterno. Aunque
vuestros pecados fueren
como la grana, quedarán
blancos como la nieve;
aunque fueren rojos como
el carmesí, como la lana
limpia quedarán. |
Si
quisiereis y
obedeciereis, de lo
mejor de la tierra
comeréis; |
pero si
rehusáis y fuereis
rebeldes, seréis
consumidos por la
espada; porque la boca
del Eterno lo ha dicho. |
¡Cómo se ha
tornado ramera (errada)
la ciudad fiel! Llena
estaba de juicio,
justicia moraba en ella;
mas ahora, homicidas. |
Tu plata ha
venido a ser escoria, tu
vino está adulterado con
agua; |
tus
príncipes son rebeldes y
compañeros de ladrones;
el pueblo todo ama el
soborno y corre tras las
dádivas; al huérfano no
hacen justicia, ni llega
a ellos la querella de
la viuda. |
Por tanto,
dice el Señor, el Eterno
de las huestes, el
Poderoso de Israel: ¡Ay,
tomaré satisfacción de
mis adversarios y me
vengaré de mis enemigos! |
Y volveré mi
mano sobre ti y
purificaré con potasa tu
escoria, y quitaré de ti
todo tu estaño (a los
malos); |
y restituiré
tus jueces como fueron
al principio, y tus
consejeros como antes,
después de lo cual serás
llamada "ciudad de
justicia", "ciudad
fiel". |
Sión será
rescatada (de sus
iniquidades) por medio
de la justicia (que se
practicará en ella), y
por la beneficencia que
harán los que a ella
regresan. |
Bendito seas
Tú, Eterno, Dios nuestro
y Rey del Universo,
fuerte de todos los
mundos, justo en todas
las generaciones; Dios
fiel, que dice y obra,
que promete y cumple,
cuyas palabras son
verdad y justicia. |
Fiel eres
Tú, Eterno, Dios
nuestro, y tus promesas
son merecedoras de fe;
ninguna de Tus palabras
dejará de cumplirse,
porque Tú eres Dios y
Rey fiel (y piadoso). |
Bendito seas
Tú, Eterno, Dios fiel en
todas tus palabras.
-Amen |
Ten piedad
de Sión, pues es el
hogar de nuestra vida, y
salva a esa ciudad
afligida de espíritu,
pronto y en nuestros
días. |
Bendito seas
Tú, Eterno, que alegras
a Sión en sus hijos. |
Alégranos,
oh Eterno, Dios nuestro,
con la llegada de Elías,
tu profeta y servidor, y
con el reinado de David
tu ungido. Llegue pronto su advenimiento y haga
regocijar nuestros
corazones. |
No permitas
que extraños se sienten
en su trono, ni que
otros hereden de su
gloria, pues por tu
santo nombre le juraste
que su luz jamás se
extinguirá. |
Bendito seas
Tú, Eterno, Escudo de
David. |
RESUMEN DE LA PARASHA
Esta parashá inicia el último de
los Cinco Libros de la Torá:
Sefer Devarim. Este Libro se
llama también “Mishné Torá”,
literalmente "la repetición de
la Torá" (y de allí el nombre
griego-castellano de
Deuteronomio). Sefer Devarim
relata lo que Moshé les dijo a
los israelitas durante las
últimas cinco semanas de su
vida, cuando se aprestaban a
cruzar el Jordán para ingresar a
Eretz Israel.
Moshé repasa las mitzvot,
enfatizando el cambio de estilo
de vida que están por sufrir:
pasarán de la existencia
milagrosa y sobrenatural del
desierto, bajo su mando, al modo
de vida aparentemente natural
que experimentarán al mando de
Yehoshúa en Eretz Israel. El
tema central de esta semana es
el pecado de los espías, los
meraglim.
La parashá se inicia con Moshé
que hace alusión a los pecados
de la generación previa, que
murió en los cuarenta años que
estuvieron en el desierto. Moshé
les ofrece a los israelitas una
descripción de lo que hubiera
ocurrido si no hubieran pecado
al enviar los espías a Eretz
Israel. Les dice que Hashem les
habría dado toda la tierra desde
el Mediterráneo hasta el
Eufrates, incluyendo los
territorios de Amón, Moab y
Edom, sin necesidad de luchar.
Luego detalla los pecados
sutiles que culminaron con el
pecado de los espías, y revisa a
fondo el pecado de los espías, y
las consecuencias de dicho
pecado: toda la generación debía
morir en el desierto, y Moshé no
podría ingresar a Eretz Israel,
sino que entonces estarían al
mando de Yehoshúa bin Nun. Les
recuerda que su reacción
inmediata al decreto de Hashem
fue querer "levantarse y
luchar", para reparar el pecado
. Les relata cómo no quisieron
escuchar cuando les dijo que no
fueran, pues ya no tenían
méritos para vencer a sus
enemigos en forma milagrosa.
Pero ellos lo ignoraron, y
sufrieron una derrota masiva.
No se les permitió luchar con
los reinos de Esav, Moab ni
Amón, pues esas tierras no
formarían parte del mapa de
Eretz Israel por el momento.
Cuando la conquista de Canaán
comience con Sijón y Og, deberá
adoptar la forma natural de la
guerra.
COMENTARIO A LA PARASHA
CÓMO SE INICIO LA IDOLATRIA
“Estas son las palabras...”
(1:1)
En hebreo, la palabra “palabra”
y la palabra “cosa” provienen de
la misma raíz: davar. Al crear
el mundo,
Dios empleó el habla para llamar
a cada cosa a la existencia. “Y
Dios dijo: ‘Que haya luz’ Y hubo
luz”.
No es solamente que Dios llamó a
las cosas a la existencia y a
partir de entonces poseen una
existencia independiente, sino
que todo lo que existe en este
mundo no es más que Dios
“hablando”. Las cosas no son más
que las palabras de Dios. Las
“cosas” son las “palabras”
debido a que un objeto sólo
puede existir en este mundo
mientras Dios continúe
“hablándolo”. Dios te está
“hablando”. Me está “hablando”.
En este mismo instante.
No hay nada que posea realidad
fuera del Creador. Cuando la
Torá dice: “No hay nada fuera de
El” no significa que no hay
otros dioses fuera de El.
Significa que no hay nada en
absoluto fuera de El.
La idolatría no significa
necesariamente inclinarse ante
muñecos gigantes. Porque
inclusive si la persona admite
que Dios creó un objeto pero al
mismo tiempo afirma que ahora
éste posee una existencia
independiente, eso también es
idolatría.
¿Cómo se inició la idolatría?
Las primeras generaciones no
tenían dudas de que Dios creó el
mundo y todo lo que hay en él.
Pero en la generación de Enosh,
la tercera generación desde la
Creación, la gente cometió un
error simple pero fundamental:
si bien entendían que el sol, la
luna y las estrellas no eran más
que los vasallos de Dios,
pensaron que, en tanto que Sus
“representantes”, a los cuerpos
celestes también se les debía
respeto. Por supuesto que no por
ellos mismos, sino por ser los
siervos del Rey. Ellos pensaron
que la Voluntad de Dios era que
Sus representantes debían ser
honrados. Y al hacerlo, sentían
que estaban honrando al propio
Rey.
Esa fue la raíz de la idolatría,
y su esencia: ver el sol, la
luna o las estrellas como
agentes independientes, como
algo separado de Dios. Porque
nada en este mundo es más que el
hacha en la mano del Hachero.
Una simple herramienta.
Absolutamente impotente sin la
Mano que la sostiene.
Todo lo que existe es solamente
las palabras que Dios está
hablando. Eso es lo que son las
cosas.
Maharal, Drash Le Shabat ha
Gadol; Rambam Hiljot Avodat
Kojavim 1
NOTAS
EXPLICATORIAS:
|
|
Estas son las palabras
"Estas son las palabras que
Moisés habló a todo Israel"
(verso 1). El Midrash (Yalcut
788) pregunta: "¿Solamente estas
palabras son las que Moisés
habló a Israel? ¡Desde el Éxodo
hasta aquí el profeta no dejó de
hablarle continuamente! " Pero
éstas, explica el Midrash, son
palabras de amonestación y
reprensión. Antes de morir,
Moisés quiso recordar una vez
más a los israelitas, los
errores y las faltas del pasado,
para impedirles que los
repitiesen. Las palabras de
Moisés se suceden con
simplicidad y magnitud,
sencillez y magnificencia,
belleza y amor, pero en todas
ellas se nota la severa
expresión de un padre que
amonesta a sus hijos. Los
rabinos del Talmud nos dicen:
siempre que en el Tanaj (Biblia)
está mencionada la palabra
devarim o sus diferentes
inflexiones como divré, etc.,
inmediatamente después
encontramos tojajá, que
significa amonestación,
corrección y reprensión. El
verdadero significado de la
tojajá no es de ninguna manera
reproche, sino al contrario,
corrección, es decir, que la
tojajá no tiene sentido negativo
sino únicamente positivo; no
significa rebajar hacia el mal
sino elevar hacia el bien, o sea
convertir el mal en bien. La
tojajá se expresa en una mitzvá
(precepto) especial: hojéaj
tojíaj et amiteja, "amonestarás
a tu compañero", y ésta es la
mitzva que Moisés realizó en sus
últimos días.
Con relación al desierto
Cada uno de estos nombres
recuerda los principales errores
del pueblo israelita: "en el
desierto" y "delante del mar
Rojo" hablan de cuando el pueblo
quería regresar a Egipto; "en la
planicie" trae a la memoria el
pecado del pueblo con las
midianitas y moabitas; "Parán",
el informe nefasto de los
exploradores, "Tófel" y "Laván"
son palabras que se asocian con
el maná, en relación al cual
pecaron; "Jatzerot" recuerda la
rebeldía de Coré; y "Di-Zahav"
el pecado del becerro de oro. En
este simple versículo vemos pues
encerrados algunos de los
sucesos trascendentales de 1a
historia del pueblo hebreo en el
desierto, sin que fuese
necesario exponer los pecados,
sino sólo su referencia.
|
Jornada de
once días hizo Israel
desde Jorev, por el
camino de la montaña de
Seír, hasta Cadesh Barnea. |
Hasta
Cadesh Barnea
También este versículo
contiene palabras de reprensión
de Moisés, y significa: "La
distancia que hay entre Horev
hasta Cadesh, la recorristeis en
tres días. Añadiendo a éstos los
siete días que estuvisteis en
jatzerot, hasta que Miriam se
curó de la lepra (Números 12,
14-16), y el día en que
partisteis de allí hasta llegar
al desierto de Parán, o Cadesh
(Números 13, 26), completan un
total de once días. El Eterno
bien podía haceros entrar en la
tierra santa, desde que
salisteis de Jorev, en tres o en
once días, pero por vuestra mala
conducta os hizo errar en el
desierto durante cuarenta años".
|
|
Según
habló a vosotros
En la lectura de lunes y jueves, el trozo que se lee en la Torah
termina aquí, pero en sábado
deberá llamarse al segundo olé
antes del versículo 11 para que
no se inicie la lectura con la
triste palabra ejá.
|
¿Cómo he de sobrellevar yo solo vuestra molestia y vuestra carga y vuestra contienda? |
Cómo he de sobrellevar
La traducción de ejá, primera
palabra del versículo 12, es
"cómo". Hay tres ejá en la
Biblia en forma de lamentación y
tristeza. El segundo ejá lo
encontramos en el libro de
lsaías (1, 21): "¡Cómo se ha
tornado ramera la ciudad fiel,
ella que estaba toda llena de
justicia! En ella habitaba la
equidad, mas ahora, homicidas!"
Y el tercer ejá está en el libro
de las Lamentaciones de
Jeremías: "¡Cómo quedó solitaria
la ciudad populosa; la grande
entre las naciones se ha vuelto
igual que viuda!" (Lamentaciones
1, 1). Estos tres ejá tristes,
se encuentran íntimamente
ligados uno al otro. El de esta
perashá define los pleitos entre
el pueblo; el segundo representa
la decadencia moral y el tercero
la consecuencia de los otros
dos: la destrucción. Para que
ésta no sobrevenga habría que
evitar los dos primeros. Es por
ello por lo que se acostumbra
leer la palabra ejá con el
triste tono empleado para las
lamentaciones de Jeremías, y no
se inicia con ella la lectura de
un nuevo olé.
|
|
Sobre
su idioma
Para saber el pueblo al cual pertenecen.
|
Pero ni por esto creísteis en el Eterno, vuestro Dios, |
Ni
por esto creísteis
Todas estas palabras de Moisés al pueblo de Israel, fueron palabras
de tojajá, o sea amonestación
con sentido moral positivo. La
tojajá es uno de los
mandamientos de la Torah: "No
dejarás de reprender a tu
prójimo", etc. (Levíticos 19,
17). En otro lugar de la Biblia
leemos: "Aquél que reprende a un
hombre hallará después más favor
que el que lo lisonjea con la
lengua" (Proverbios 28, 23). La
crítica expresada por la palabra
tojajá nace del amor que se
tiene por el prójimo; en cuanto
a las lisonjas, son muchas veces
producto del odio.¿Qué significa
la Mitzvá (precepto) de Tojajá?
Los jajamim (sabios de la Ley)
nos dicen que ello se debe a que
no existe "individuo
independiente", sino que es
parte de la sociedad. El hombre
no es sólo responsable de sus
actos, sino también de los de
todo el pueblo: Kol Yisrael
arevim ze bazé, "todo judío es
responsable por su hermano". Si
es que existe el mal, aunque yo
no lo haya cometido soy
responsable por él, pues debo
remediarlo del mismo modo que
cada miembro del cuerpo humano
es solidario con los otros. Por
ello es por lo que los jajamim
ven en la tojajá un producto del
amor y no del odio.
|
Porque el
Eterno, tu Dios, te ha
bendecido con toda obra de tus manos, pues El
se ha hecho cargo de tu
viaje por este gran
desierto; estos cuarenta
años el Eterno, tu Dios,
ha estado contigo, y
ninguna cosa te ha hecho
falta. |
La obra de tus manos
"La obra de tus manos"
significa. según el Sifté
Jajamim, el ganado; pero el
Midrash (Yalcut, 808) da a este
versículo un sentido propio,
diciendo que Dios bendice sólo a
los que trabajan, considerando
indignos a los perezosos. El
Talmud y los Midrashim exaltan
el valor del trabajo, y los
mismos doctores de la Ley daban
el ejemplo, puesto que cada uno
practicaba un oficio. Rabí Josué
hacía carbón (Berajot 28); Rabí
Meír era escriba (Erubim 15);
Rabí Yojanán, zapatero (Avot 4,
14); Rabí Yitzjak, herrero; Rabí
Yosé Ben Jalaftá trabajaba en
cueros (Shabat 49); Abá Shaúl
era panadero o según algunos,
sepulturero (Pesajim 34 y Nidá
24). Los rabinos aconsejan,
incluso a aquéllos que se
dedican al estudio de la Torah,
la práctica de un trabajo
físico. Rabán Gamliel, hijo de
Rabí Yehudá Hansasi, decía: "Es
bueno el estudio de la Torah
junto con una ocupación
temporal, pues ambos evitan la
iniquidad; y todo estudio que no
fuere acompañado de una
profesión, es vano y lleva a la
persona al pecado" (Avot 2, 2).
|
Y nos
volvimos y partimos hacia el desierto, en dirección al mar Rojo, como había hablado el Eterno. Y
rodeamos la montaña de
Seír durante muchos
días. |
Partimos
hacia el desierto
A
pesar de que la generación del
Desierto ya había muerto, Moisés
cita los nombres de los lugares
a los que se refieren los
pecados de Israel. Es cierto que
ha surgido una nueva generación,
la primera de la Gueulá, de la
Redención, pero es al precio de
las desventuras y de los
pecados, y por tanto, de la
desaparición de la generación
del Desierto, la última de la
esclavitud. Por ello, al nombrar
el camino geográfico encierra en
él el camino moral, y la máxima
ley es "no retroceder", no
volver a ninguno de los dos
Egiptos: al espiritual o al
material.
|
Además la
mano del Eterno fue contra ellos para
exterminarlos de
en medio del campamento,
hasta que fueron
consumidos. |
Fue
contra ellos
De esto se deduce que las
personas de la primera
generación del desierto no
fallecieron todas de muerte
natural, y que Dios apresuró la
muerte de los que quedaron, para
que entrase a Canaán una
generación completamente nueva.
|
y llegarás
frente a los hijos de
Ammón. No los hostilices ni
contiendas con ellos,
porque no te daré de la
tierra de los hijos de
Ammón posesión alguna,
pues que a los hijos de
Lot la he dado en
posesión. |
Contra estas tres naciones,
Edom (verso 5), Moav (verso 9) y
Ammón (verso 19), se recomendó a
los israelitas no declarar la
guerra, pues Dios había
prometido por intermedio de
Abraham, la tierra de Seir a
Esaú, y a Moav y Ammón, hijos de
Lot (Génesis 19, 38), las
tierras que ocupaban. En otro
lugar del Deuteronomio (23, 8)
se dice: "No aborrecerás al
edomita (descendientes de Esaú),
pues es tu hermano; ni
aborrecerás al egipcio, pues
extranjeros fuisteis en su
tierra". Es un mandamiento
sagrado para el israelita
considerar a cualquier gentil
como un verdadero semejante,
creado como él a la imagen de
Dios, y tratarle mejor que a un
correligionario a fin de que de
este modo sea glorificada
nuestra religión. Al israelita
que comete una falla contra el
gentil, se le considera culpable
de deshonor público, profanador
de nuestra creencia religiosa:
jilul hashem y jilul haumá.
|
Tierra de
refaítas fue considerada
también ésta; los
refaítas habitaban antes
en ella, y los ammonitas
los llamaban zamzummitas, |
Zamzummitas
Pueblo cuya gente era de alta estatura, y cuyo idioma asemejaba a
un zumbido.
|
Y nos
volvimos y subimos por
el camino de Bashán, y
salió Og, rey
de Bashán, a nuestro
encuentro, él y todo su
pueblo, a librar batalla
en Edre-i. |
Bashán
El país de Bashán corresponde hoy a la región norte del lugar
llamado Guilad.
Og
Según la tradición, Moisés
envió también mensajeros de paz
a Og, rey de Bashán, así como lo
hizo con Sijón, rey del emoreo,
pero aquel también rehusó dejar
ir a los israelitas por su país.
Habiendo sido igualmente
derrotado, su territorio fue
repartido entre una gran parte
de la tribu de Menashé. En el
Talmud y los Midrashim existen
muchas leyendas acerca de la
exagerada longevidad y estatura
de Og. Se dice que fue
contemporáneo de Noé y que las
aguas del diluvio le llegaron
hasta el tobillo (Nidá, 61).
Habiendo querido casarse con
Sarah, esposa de Abraham,
anunció a éste la captura de su
sobrino Lot por los reyes
Amrafel, Aryoj. Etc. (Génesis
14, 12), pensando que Abraham,
yendo a salvar a Lot, tendría la
misma suerte que éste (Bereshit
Rabbá 42, 12). También según la
leyenda, Moisés mató en esta
guerra a Og con un hacha,
saltando a una altura de diez
codos.
|
Y las destruimos lo mismo
que habíamos hecho con
Sijón, rey de Jeshbón,
aniquilando en cada
ciudad a los hombres, a
las mujeres y a los
niños. |
Y las destruimos
Esta palabra, en hebreo vanajarem, deriva de jérem que significa
anatema; con esto se quiere
explicar que los hebreos
destruyeron todo aquello que les
pudiera inducir a la idolatría.
|
Porque
solamente Og, rey de
Bashán, quedaba del
resto de los refaítas.
He aquí su cama, cama de
hierro, de cierto está
ella en
Rabbat-Bené-Ammón; de
nueve codos es su
longitud y de cuatro
codos su anchura, según el codo de un hombre. |
El
codo de un hombre
Según el exegeta Rashí, los codos mencionados en este versículo se
refieren a los del rey gigante
Og, a causa de lo que dice el
Talmud (Barajot 54.), donde se
afirma que Og arrancó una
inmensa montaña de tres millas,
lo que parece imposible de hacer
para un hombre de
aproximadamente ocho codos
normales. Generalmente la cama
de una persona es mayor que su
estatura, y si la de Og medía 9
codos, calculamos su estatura en
unos 8.
Comentarios a la Haftará
Yeshayahu 1:1-27
Esta es la última haftará de las
“Tres de Aflicción”, y se lee
siempre el Shabat antes de Tishá
be Av.
El Nueve de Av no fue siempre un
día de tragedia. Durante los
días del Segundo Templo, se
convirtió en un día de gran
alegría en el que se celebraba
la reconstrucción del Beit ha
Mikdash. Cuando el Segundo
Templo fue destruido, Tishá be
Av recobró su antigua tristeza.
Cada generación en la que no se
reconstruye el Templo Sagrado,
es como si ella misma lo hubiese
destruido. El Profeta Yeshayahu
se lamenta, no por la
destrucción del Templo, sino por
todos los males que acarreó
dicha destrucción. Porque no
basta con que lloremos por lo
que alguna vez fue. Debemos ser
conscientes de que tenemos el
poder de traer la Redención y la
reconstrucción del Beit
HaMikdash. Y debemos aprovechar
este momento de duelo nacional
para analizar nuestros errores y
corregirlos.
Hay años en los que Tishá BeAv
cae en Shabat y se lo “corre” al
domingo. Pero si quisiéramos,
podríamos “correr” el Tishá BeAv
indefinidamente. Podríamos
ponernos a bailar en las calles
este mismo año, y el nueve de Av
podría volver a ser un día de
celebración.
De nosotros depende.
SENTIDO DE CABALLO
“El buey conoce a su dueño, y el
burro, el abrevadero de su amo.
Israel no conoce. Mi pueblo no
percibe” (1:3)
Una vez, Rabí Yojanán ben Taursa
le vendió un buey a un gentil.
Cuando llegó el Shabat, el no
judío trató de sacar al buey a
que arara su campo, pero por más
que lo intentó, el buey se negó
a trabajar.
El golpeó al animal con fiereza,
sin lograr nada. Se quejó de
esto ante Rabí Yojanán, quién
vino y le susurró en el oído al
animal: “Debes saber que ya no
te encuentras bajo mi
jurisdicción. Ahora estás bajo
el dominio de un gentil. Y debes
trabajar como y cuando él lo
desee”.
De inmediato, el buey se levantó
y comenzó a trabajar. El gentil,
al ver lo que había ocurrido, se
convirtió al judaísmo. Y así fue
como Rabí Yojanán se apodó “ben
Taursa” (hijo de un buey, o
“Taurus”, toro).
Del mismo modo, nuestros Sabios
relatan la historia de un buey
que Eliahu HaNaví les dio a los
falsos profetas del ba’al. El
buey se negó a ser sacrificado
en nombre del ídolo ba’al, hasta
que Eliahu le dijo que al
dejarse sacrificar para ser
ofrendado en el altar del ba’al,
también estaría santificando el
Nombre Divino. Recién entonces
el buey cedió y se dejó
sacrificar.
Nuestros Sabios cuentan otra
historia más, acerca de Rabí
Pinjás ben Yair, que tenía un
burro que se negaba a comer
alimentos de los que no se había
separado el maaser.
Todo esto está apuntado en el
versículo: “El buey conoce a su
amo”. Existe un buey que conoce
a su amo, el buey de Eliahu
HaNaví, que aceptó ser
sacrificado para la idolatría, o
el buey de Rabí Yojanán ben
Taursa, que se negaba a trabajar
en Shabat. “Y el burro, el
abrevadero de su amo”: el burro
de Rabí Pinjás ben Yair, que se
negaba a comer alimentos que no
fueron diezmados. Sin embargo,
ustedes, Mi pueblo, dice Hashem,
ustedes descendieron todavía más
bajo que el buey y que el burro,
pues “Israel no conoce, Mi
pueblo no percibe”.
Tzoare Shalal en Mayaná shel
Torá.
PROMESAS DE HASHEM
Vidatem ki vekerev Yisra'el ani
va'ani Adonay Eloheychem ve'eyn
od velo-yevoshu ami le'olam.
Y sabréis que Yo estoy en medio
de Israel, y que Yo soy el
Eterno vuestro Dios, y que no
hay otro alguno; y no será
avergonzado mi pueblo jamás.
Escrito y Recopilado por: Ravino Yaakov Asher Sinclair,
de la Organización Ohr Somayach
en Jerusalem
Editado por el periodista y
maestro Eliyahu BaYonah ben
Yosef director de la
Organización Shalom Haverim de
Monsey, New York.
SEA PARTE DE ESTE PROYECTO JUDEO-HISPANO