Organizacion Sin Animo de Lucro
Adscrita al Judaismo Ortodoxo Moderno
Desde Monsey, New York
aliyot Bereshit VAYEJI
Aliyot Vayejí
Bereshit - Génesis- Capítulo
47:28 al 50:26
Por Eliyahu BaYonah Ben Yossef,
Director Shalom Haverim Org.
New York
Aliyot es el plural hebreo de
Aliá o Aliyá que significa
"subir". Cada vez que una
persona - Olé- sube a la Bimá
debe recitar la Brajá
-Bendición- antes de comenzar el
Baal Koréh -בעל
קורא
- la Lectura y al cerrar la
misma. Esto se hace cada vez que
el Baal Koréh lee la Porción
-Parashá- correspondiente.
El Maftir es la última persona
que se llama a la Bimá y es
invitada a leer la porción de la
Haftará -Profetas-
Esta es la
Brajá de la Lectura de la
Toráh:
Barjú et Adonay
hamevoraj. |
¡Bendecid al Eterno, el
Bendito! |
|
(todos) Baruj Adonay
hamevoraj le'olam va'ed. |
(todos)
Bendito es el Eterno, el
Bendito para siempre. |
|
Baruj atáh Adonay
Elohenu melej ha'olam,
asher bajar banu
mikol-ha'amim, venatan
lanu et-torató. |
Bendito seas Tu, oh
Eterno nuestro Dios, Rey
del universo que nos
elegiste entre todos los
pueblos y nos diste Tu
Torah, Bendito seas, oh
Eterno, que nos
concediste la Torah. |
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Bendito seas, oh Eterno,
que nos concediste la
Torah.
(todos) AMEN |
Al terminar la Porción debe leer
esta Brajá:
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Bendito seas Tu oh
Eterno nuestro Dios, Rey
del Universo que nos
diste (Tu Torah), la
Torah de la Verdad, e
implantaste en nosotros
la Vida Eterna. |
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Bendito seas, oh Eterno,
que nos concediste la
Torah.
(TODOS DICEN AMEN) |
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Y se acercaron los días
en que Israel había de
morir, y llamó a su hijo
José y le dijo: Si es
que he hallado gracia a
tus ojos, te ruego que
pongas tu mano debajo de
mi muslo y uses conmigo
merced y verdad.
Te
ruego no me sepultes en
Egipto,
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sino que descanse con
mis padres; así que tú
me llevaras de Egipto y
me sepultarás en el
sepulcro de ellos.
Y él respondió: Yo haré
conforme a tu dicho.
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Y él dijo: ¡Júramelo!. Y
se lo juró; e Israel se
postró sobre la cabecera
de su cama.
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Y aconteció después de
estas cosas, que se le
dijo a José: He aquí que
tu padre está enfermo. Y
él tomó consigo a sus
dos hijos, Manasé y
Efraín.
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Y fue anunciado a Jacob,
diciendo: He aquí que tu
hijo José viene a ti. Se
esforzó pues Israel y se
sentó sobre la cama.
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Y digo Jacob a José: El
Dios Todopoderoso se me
apareció en Luz, en la
tierra de Canaán, y me
bendijo,
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y me dijo: He aquí que
Yo te fructificaré y te
multiplicaré y te
constituiré en
congregación de pueblos;
y daré esta tierra a tu
descendencia, después de
ti, por posesión para
siempre.
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Ahora pues, tus dos
hijos, Efraín y Manasé,
que te nacieron en la
tierra de Egipto antes
de que yo viniese a ti
en Egipto, son míos;
como Rubén y Simón, míos
serán.
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Mas tus hijos que
engendrares después de
ellos, serán tuyos;
serán llamados con el
nombre de sus hermanos
en su herencia.
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En cuanto a mí, cuando
hube venido de Paddan,
se me murió Raquel en la
tierra de Canaán, por el
camino, faltando todavía
algún trecho para llegar
a Efrat; y la enterré
allí en el camino de
Efrat, la cual es
Bet-Lejem (Belen).
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Vayar Yisra'el et-beney
Yosef vayomer mi-eleh. |
Y vio Israel a los hijos
de José y dijo: ¿Quienes
son estos? |
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Y respondió José a su
padre: Son mis hijos,
los que me ha dado Dios
aquí. Y el dijo:
Tráemelos, por favor,
para que los bendiga.
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SEGUNDA ALIA |
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Y dijo Israel a José: No
pensaba ver ni aun tu
rostro, y he aquí que
Dios me ha hecho ver
también tu descendencia.
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Y los saco José de entre
las rodillas de Jacob, y
se inclino a tierra
delante de su rostro.
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Y tomo José a los dos, a
Efraín a su derecha, a
la izquierda de Israel,
y a Manasé a su
izquierda, a la derecha
de Israel, y se acerco a
el.
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Y extendió Israel su
mano derecha y la puso
sobre la cabeza de
Efraín que era el menor,
y su izquierda sobre la
cabeza de Manasé,
guiando con conocimiento
sus manos, aunque Manasé
era el primogénito.
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Y
bendijo a José
y le dijo: El Dios
delante de quien
anduvieron mis padres,
Abraham e Isaac; el Dios
que me ha sustentado
desde que existo hasta
el día de hoy;
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el ángel que me rescato
de todo mal, bendiga a
los muchachos; y que sea
puesto en ellos mi
nombre, y
el nombre de mis padres,
Abraham e Isaac, y que
se multipliquen como los
peces, en medio de la
tierra.
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TERCERA ALIA |
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Y dijo José a su padre:
No me equivoque, padre
mío, puesto que este es
el primogénito; pon tu
derecha sobre su cabeza.
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Y rehuso su padre y
dijo: Lo se,
hijo mío, lo se;
este también vendrá a
ser pueblo, y el también
será grande; sin embargo
su hermano menor será
mas grande que el, y su
descendencia vendrá a
ser una multitud de
familias.
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Y les bendijo en aquel
día diciendo: En vuestro
nombre bendecirán a los
hijos de Israel,
diciendo: ¡Haga Dios que
seas como Efraín y como
Manasé!
Y así puso a Efraín
antes de Manasé.
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Y dijo Israel a José: He
aquí que yo me muero;
mas Dios estará con
vosotros y os hará
volver a la tierra de
vuestros padres.
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Y yo te di a ti una
porción más que a tus
hermanos, la que tomé de
mano del arameo con mi
espada y
con mi arco
.
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CUARTA ALIA |
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Juntaos
y oíd, oh hijos de
Jacob, y escuchad a
Israel vuestro padre.
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Rubén, tú eres mi
primogénito, mi vigor y
el principio de mi
fuerza, el preeminente
en dignidad, el
preeminente en poder;
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mas como fuiste bullente
como las aguas, no
tendrás esta
superioridad, por cuanto
subiste al lecho de tu
padre, y en aquella
ocasión
profanaste mi lecho
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|
Simón y Leví hermanos
son; instrumentos de
violencia son sus armas.
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¡En su secreto no entre
mi alma ni en su
asamblea se junte mi
honra! Porque en su ira
mataron hombre (hombres)
y en su voluntad
quisieron desjarretar un
toro.
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|
¡Maldita sea su ira
porque es violenta, y su
furor porque es duro!
Los dividiré en Jacob y
los esparciré en Israel.
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Judá, a ti te alabarán
tus hermanos. Tu mano
estará sobre la cerviz
de tus enemigos; ante ti
se postrarán los hijos
de tu padre.
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Cachorro de león es
Judá; de la presa, hijo
mío, te libraste. Se
echa y yace como león, y
como león ¿quién lo
levantará?
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No se apartará de Judá
el cetro, ni la vara de
mando de entre sus pies
hasta que venga Shiló,
y a él seguirá la
reunión de los pueblos.
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El atará a la vid su
pollino, y a la parra el
hijo de su asna; lavará
en vino su vestido, y en
sangre de uvas su manto.
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Rojizos son sus ojos más
que el vino, y la
blancura de sus dientes
más que la leche.
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Zebulón habitará en la
ribera de los mares, y
él morará en los puertos
de navíos (como
navegante); y su término
estará cerca de Sidón.
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|
Isajar, como un asno
huesudo soportará el
yugo de la Ley y se
recostará en los límites
(de las aldeas);
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|
y como viese que era
bueno el (lugar de)
descanso y que la tierra
era amena, bajó su
hombro para cargar (el
yugo de la Ley),
sirviéndole (su enemigo)
con tributo.
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|
Dan juzgará a su pueblo,
como cualquiera de las
tribus de Israel.
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Será Dan serpiente sobre
el camino,
víbora sobre la senda
(tendiendo emboscadas),
que muerde los talones
del caballo y hace caer
a su jinete hacia atrás.
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|
¡Tu socorro de Ti lo
espero, oh Eterno!
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QUINTA ALIA |
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Quinta Lectura |
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De Asher, su pan será
aceitoso, y él producirá
delicias de manjares
reales.
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Naftalí es una gacela
suelta; él proferirá
bellas palabras.
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|
Hijo de ramo fructífero
es José, hijo de ramo
fructífero cerca de una
fuente; doncellas
caminarán sobre la
muralla para verle.
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|
Aunque lo amargaron y se
enemistaron con él, y lo
odiaron los flecheros,
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|
|
sin embargo permaneció
su arco con fuerza, y
fueron ornamentados con
oro los brazos de sus
manos, de parte del
Poderoso de Jacob, del
Pastor del padre y de
los hijos de Israel,
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|
|
de parte del Dios de su
padre, del cual te venga
ayuda. Que el
Todopoderoso te bendiga
con las bendiciones de
los cielos en lo alto,
con las bendiciones del
abismo que yace en lo
bajo, con las
bendiciones de pecho y
de matriz (de padre y
madre).
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|
|
Las bendiciones de tu
padre superan a las
bendiciones recibidas de
mis progenitores, más
allá de los términos de
las colinas del mundo.
¡Lleguen éstas sobre la
cabeza de José y sobre
la coronilla de aquél
que fue separado de sus
hermanos!
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SEXTA ALIA |
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Todas éstas son las
tribus de Israel, doce,
y esto fue lo que les
dijo su padre cuando las
bendijo: a cada una la
bendijo conforme a su
propia bendición.
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Y les ordenó y les dijo:
Yo voy a ser juntado con
mi pueblo; sepultadme
con mis padres en la
cueva que está en el
campo de Efrón el hiteo;
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|
en la cueva que está en
el campo de Majpelá, que
está enfrente de Mamré,
en la tierra de Canaán,
campo que había comprado
Abraham de Efrón el
hiteo para posesión de
sepultura.
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|
Allí enterraron a
Abraham y a Sarah, su
mujer; allí enterraron a
Isaac y a Rebeca, su
mujer, y allí enterré yo
a Leá;
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|
|
el campo con la cueva
que en él está, comprado
de los hijos de Jet.
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|
Y acabó Jacob de ordenar
a sus hijos, recogió sus
pies en la cama y
expiró, y
fue agregado a su pueblo
.
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|
Y cayó José sobre el
rostro de su padre y
lloró sobre él, y le
besó.
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|
Y mandó José a sus
siervos, los médicos,
que embalsamaran a su
padre, y embalsamaron
los médicos a Israel.
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Y cumplieron con él
cuarenta días; porque
así solían cumplirse los
días del
embalsamamiento; y lo
lloraron los egipcios
setenta días. |
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|
Y cuando hubieron pasado
los días del llanto por
él, habló José a la casa
del Faraón diciendo: Si
es que he hallado gracia
a vuestros ojos, os
ruego que habléis en
presencia del Faraón,
diciendo:
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|
Y respondió el Faraón:
Sube y sepulta a tu
padre como él te
juramentó.
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|
|
Y subió José para
enterrar a su padre; y
subieron con él todos
los siervos del Faraón,
los ancianos de su casa,
y todos los ancianos de
la tierra de Egipto;
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|
y toda la casa de José
con sus hermanos, y la
casa de su padre;
solamente a sus
criaturas, y su ganado
menor y su ganado mayor
dejaron en la tierra de
Góshen.
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|
Subieron también con él
carros y gente de a
caballo; y era el
cortejo muy grande.
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|
Y llegaron a la era de
Atad, que esta al otro
lado del Jordán; allí
hicieron duelo con
grande y muy dolorosa
lamentación; e hizo José
por su padre duelo de
siete días.
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|
Y cuando vieron los
cananeos, habitantes de
la tierra, el duelo en
la era de Atad, dijeron:
Duelo muy doloroso es
éste para los egipcios;
por tanto se le puso el
nombre de Avel-Mitzráyim
(el luto de Egipto) al
lugar que está de la
otra parte del Jordán. |
|
|
E hicieron sus hijos con
el según les había
mandado; |
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|
y lo llevaron sus hijos
a la tierra de Canaán, y
lo sepultaron en la
cueva del campo de
Majpelá, campo que
compró Abraham, para
posesión de sepultura,
de Efrón el hiteo,
enfrente de Mamré.
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|
Y después de haber
sepultado a su padre,
volvió
José a Egipto,
él y sus hermanos, y
todos los que habían
subido con él al
entierro de su padre.
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Y viendo los hermanos de
José que había muerto su
padre, dijeron: Quizá
nos aborrecerá José y
nos devolverá todo el
mal que nosotros le
hicimos.
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Y mandaron decir a José:
Tu padre ordenó antes de
su muerte, diciendo:
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"Así diréis a José:
"Perdona, a mi ruego, el
delito de tus hermanos y
su pecado, porque mal te
pagaron." Ahora pues,
perdona, te rogamos, el
delito de los siervos
del Dios de tu padre.
Y lloraba José mientras
hablaban con él.
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|
Y vinieron sus hermanos
y cayeron delante de su
rostro, y decían: ¡Henos
aquí por siervos tuyos!
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Y José les dijo: No
temáis, pues ¿estoy yo
acaso en lugar de Dios?
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Vosotros pensasteis
contra mí el mal, pero
Dios lo pensó para bien,
a fin de hacer lo que
hoy se ve, a fin de dar
vida a mucha gente.
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SEPTIMA ALIA |
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Y habitó José en Egipto,
él y la casa de su
padre. Y vivió José
ciento diez años.
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Y José dijo a sus
hermanos: Yo me muero;
mas Dios de seguro os
visitará, y os hará
subir de esta tierra a
la tierra que tiene
jurada a Abraham, a
Isaac y a Jacob.
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Y José juramentó a los
hijos de Israel,
diciendo: De seguro os
visitará Dios, y haréis
llevar mis huesos de
aquí.
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Y
murió José
(2)
de edad de ciento diez
años; y le embalsamaron,
y le pusieron en un
ataúd en Egipto. |
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NOTAS EXPLICATORIAS:
Jacob
vivió
El Midrash hace un comentario sobre esta palabra. Dice: "los
justos, aún en su muerte, son
llamados vivos; los malvados,
aún en su vida, son llamados
muertos". Esta afirmación se
basa en ciertas particularidades
observadas repetidas veces en la
Biblia, como en el caso de
Benayahu: "Y Benayahu, hijo de
Yehoyadá, era hijo de un hombre
vivo", etc. (después de haber
muerto el padre de Benayahu, la
Escritura Sagrada lo llama
vivo). Aún después, de su
muerte, la acción del justo es
positiva; la del malvado, aún en
vida, es negativa. Las obras que
el hombre deja en el Universo
son eternas e imperecederas, y
cada acción por insignificante
que sea, no deja de tener
influencias cósmicas. El
Universo es un todo que se está
constituyendo instante tras
instante, y cada hombre es
arquitecto de esta construcción.
No hay, por lo tanto, acción que
se pierda o que perezca y los
justos, aún en su muerte, poseen
la vida.
Merced y
Verdad
Jacob, antes de morir, pidió a su hijo José que hiciese con él
"merced y verdad". Los rabinos
dedujeron de estas palabras que
sólo la merced que se hace con
los muertos es la verdadera,
sobre todo si se practica con
las personas sin recursos y sin
parientes, ya que no existe
posibilidad de recibir de ellos
ninguna retribución, puesto que
están muertos.
Ya no podía ver
No los podía ver claramente,
pero los había visto según el
versículo octavo.
Bendijo a José
Bendiciendo a los hijos, la bendición recaía al mismo tiempo sobre
José.
El nombre de
mis padres
Las palabras de bendición que
Jacob pronunció sobre los hijos
de José, contienen una profunda
advertencia para los
descendientes de Israel: "Que
sea puesto en ellos mi nombre y
el nombre de mis padres Abraham
e Isaac"; esto quiere decir: que
sus virtudes hagan recordar las
virtudes de sus antepasados; que
por sus actos sean benditos sus
progenitores; y que sean dignos
del nombre de descendientes de
Abraham, Isaac y Jacob que
llevan, que lo honren y lo
respeten.
Sobre la
cabeza de Manasés
Según el exegeta Rishbam, esto aconteció antes de que Jacob
pronunciara la bendición.
Hijo mío, lo
sé
Que Manasé es el primogénito y que tú no te equivocaste al ponerle
a mi derecha.
Con mi arco
El Targum Onklós traduce estas dos palabras así: "con mi rezo y mi
súplica".
Juntáos
El Midrash cuenta que Jacob reunió alrededor de su cama a todos sus
hijos, y antes de bendecirlos
les hizo esta última pregunta:
"Hijos míos, ¿estáis bien firmes
en vuestra creencia en el único
Dios?" Cómo respuesta, sus hijos
levantaron las manos al cielo y
dijeron: "Shemá Yisrael (oye,
Israel (Jacob): ¡El Eterno es
nuestro Dios, el Eterno es Uno!
Nuestra fe es la tuya y nuestra
confianza está en el Creador de
los cielos y de la tierra".
Jacob, reconfortado, dijo
entonces: "Bendito sea para
siempre el nombre de su eterno
reino". La frase de la Shemá
quedó desde entonces como la
profesión de fe del judaísmo, su
principio máximo y la
condensación de sus ideales.
Estas fueron las últimas
palabras pronunciadas por los
mártires israelitas que cayeron
en todas las generaciones, al
Kidush Hashem (por la
santificación del nombre de Dios
de Israel): Shemá Yisrael,
Hashem Elohenu, Hashem Ejad.
Profanaste mi
lecho
Ver capítulo 35, 22.
Mataron
hombres
"Porque en su ira mataron hombres"; hace alusión al pueblo de
Shejem (ver capítulo 34, 26). "Y
en su voluntad quisieron
desjarretar un toro"; se refiere
a José.
Hasta que
venga Shiló
El reino del Mesías.
Víbora sobre
la senda
Sansón, que era de la tribu de Dan, venció así a los filisteos.
Fue agregado a
su pueblo
Jacob sólo murió después de
que acabó de dar las órdenes a
sus hijos. Sólo al terminar su
misión educativa puede reunirse
con su pueblo, con la conciencia
de la misión cumplida. Jacob
perdurará mientras sus
descendientes sigan su camino, y
el espíritu de Jacob será
redimido con sus hijos, los
hijos de Israel, en la Redención
total, la Gueulá Shelemá. Este
es el sentido de la expresión
del Talmud (Taanit, 5): Yaacov
Avinu lo met: "¡Nuestro
patriarca Jacob no murió! " Dijo
Rabí Yojanan: Nuestro patriarca
Jacob no murió. Y Rav Najman
dijo a su vez a Rav Yitzjak:
¿Acaso falsamente se lamentaron
los lamentadores, falsamente lo
lloraron y enterraron? Respondió
éste: De las Sagradas Escrituras
lo aprendo: "Y tú no temas, mi
siervo Jacob, dice el Eterno, ni
te atemorices, Israel, porque he
aquí que Yo soy el que te salva
de las lejanías, y a tus hijos
de las tierras de su cautiverio"
(Jeremías 30, 10). Las
Escrituras Sagradas equiparan a
Jacob con sus hijos: Ma zaró
bajayim, af hu bajayim: "Al
igual que su descendencia está
en la vida, también él está en
la vida".
José a Egipto
Cuando José volvió del entierro de su padre, cuenta el Midrash que
se separó del cortejo y, junto
con sus dos hijos, fue a Dotán,
al mismo lugar donde se
encontraba el famoso pozo. Y
José dijo: ¡Hijos míos! Hace
algunos años, vuestro padre que
hoy es rico y considerado,
estuvo dentro de este pozo,
desnudo, sin un pedazo de pan
para matar el hambre, sin una
gota de agua para matar la sed,
y expuesto a reptiles que podían
morderle. Pero vuestro padre
tuvo fe en Dios y fue salvado.
Recordad, hijos míos, que el
Eterno misericordioso alza a los
que son humildes y tienen
confianza en El; y rebaja a los
orgullosos y a aquéllos que se
apartan de los caminos de la
justicia y de la verdad. Es en
este mismo lugar donde yo quise
decirles estas palabras, para
que no las olviden jamás."Dios
es quien quita la vida y la da;
hace descender a la tumba y hace
elevarse. El Eterno es quien
hace empobrecer y da riquezas;
El abate y también ensalza;
levanta del polvo al pobre, del
montón de basura al necesitado,
para hacerlos sentar entre los
príncipes y para darles como
herencia un trono de gloria" (1
Samuel 2, 6-8).
Murió José
José muere en el Galut (fuera
de Israel), pero desea ser
enterrado en Canaán, la tierra
prometida a los patriarcas. No
puede admitir que su cuerpo
descanse en un país impuro como
lo era Egipto, y por eso hace
jurar a los hijos de Israel que
llevarán sus restos a la tierra
de sus padres. A pesar de todas
sus vicisitudes e infortunios,
nunca se destruyó el lazo que lo
unía a Israel y al destino de
sus antepasados. Las últimas
palabras de José son pues la
expresión de sus sentimientos
hacia su tierra y su pueblo, los
dos principios fundamentales de
su existencia.Los restos de José
fueron llevados más tarde de
Egipto por los israelitas y
sepultados en la ciudad de
Shejem, en el campo que compró
Jacob de los hijos de Jamor,
padre de Shejem, por cien
monedas de plata (Josué 24, 32).
Esto fue como recompensa de Dios
a José por haber sepultado a su
padre en Canaán (Sotah l, 9).
Los hijos de Israel estaban
rodeados por los peligros de la
asimilación en Egipto. Este país
era el núcleo de la ciencia
oculta, de la hechicería y del
oscurantismo, a la vez que la
máxima potencia cultural y
política del mundo conocido, y
en él se debatían las familias
de Israel. ¿Debían éstas buscar
sendas artificiales que las
acercaran al medio ambiente?
¿Debía Israel buscar la paz
nacional con el magno Egipto?
Sin embargo Israel no pactó, no
perdió su moral, no cambió su
idioma y preservó su nombre.
Siguió siendo Israel, siguió
viviendo y proclamando : Shemá
Yisrael, Hashem Elohenu, Hashem
Ejad: "Oye Israel, el Eterno es
nuestro Dios, el Eterno es Uno".
Termina así la parte más
dramática del relato del
Génesis, y la Torah pasa a la
narración de otro importante
período de la historia de los
hijos de Israel: el Exodo.
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