Organizacion Sin Animo de Lucro
Adscrita al Judaismo Ortodoxo Moderno
Desde Monsey, New York
Aliyot Bamidbar -Koraj
Aliyot KORAJ
Para Leer en Shabbat
Bamidbar -Números- 16:1 al 18:32
Por Eliyahu BaYonah Ben Yossef, Director
Shalom Haverim Org. New York
Aliyot es el plural hebreo de Aliá o Aliyá
que significa "subir". Cada vez
que una persona - Olé- sube a la
Bimá debe recitar la
Braja -Bendicion- antes de
comenzar el Baal Koréh -בעל
קורא -
la Lectura y al cerrar la misma.
Esto se hace cada vez que el
Baal Koréh lee la Porción
-Parashá- correspondiente.
El Maftir es la última persona que se llama
a la Bimá y es invitada a leer
la porción de la Haftará
-Profetas-
Esta es la Brajá
de la Lectura de la Toráh:
|
Barejú et Adonai hamevoraj. |
¡Bendecid al
Eterno, el Bendito! |
|
Baruj Adonay hamevoraj le'olam va'ed. |
Bendito es el
Eterno, el Bendito para
siempre. |
|
Baruj atáh Adonay Eloheynu melej ha'olam, asher bajar banu
mikol-ha'amim, venatan
lanu et-torato. |
Bendito seas
Tu, oh Eterno nuestro
Dios, Rey del universo
que nos elegiste entre
todos los pueblos y nos
diste Tu Toráh, Bendito
seas, oh Eterno, que nos
concediste la Toráh. |
|
|
Bendito seas, oh Eterno, que nos
concediste la Toráh.
AMEN |
Al terminar la Porcion debe leer
esta Braja:
|
Bendito seas Tu oh Eterno
nuestro Dios, Rey del
Universo que nos diste
(Tu Torah), la Toráh de
la Verdad, e implantaste
en nosotros la Vida
Eterna. |
|
|
Bendito seas, oh Eterno,
que nos concediste la
Toráh.
(TODOS DICEN AMEN) |
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Y se presentaron delante de Moisés y Aarón, con
doscientos cincuenta
hombres de los hijos de
Israel, príncipes de la
congregación, personas
escogidas de la
asamblea, varones de
renombre; |
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y se congregaron contra Moisés y Aarón, y les
dijeron: ¡Basta ya de
vosotros! Pues toda la
congregación, todos
ellos son santos, y el
Eterno está en medio de
ellos. Y ¿por qué os
ensalzáis sobre la
asamblea del Eterno? |
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Y oyó Moisés y cayó sobre su rostro. |
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Y habló a Coré y a toda su compañía, diciendo: Mañana
el Eterno hará saber
quién sea suyo y quién
sea el santo, y los hará
acercar a Sí, pues al
que El escogiere, a éste
hará llegar a Sí. |
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Haced esto: Tomad incensarios, Coré y todos los de su
compañía, |
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|
y poned fuego en ellos, y poned sobre ellos incienso
delante del Eterno
mañana, y el hombre a
quien el Eterno
escogiere, este será el
santo.
¡Basta ya de vosotros,
hijos de Leví! |
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Y dijo Moisés a Coré: Oíd, os ruego, hijos de Leví. |
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¿Acaso os parece poca cosa que el Dios de Israel os
haya separado de entre
la congregación de
Israel, a fin de haceros
llegar a Sí para hacer
el servicio del
Tabernáculo del Eterno,
y para estar delante de
la congregación a fin de
oficiar por ellos? |
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e Y que a ti y a todos tus hermanos, los hijos de
Leví contigo, os haya
hecho acercar, para que
ahora pretendáis el
sacerdocio también? |
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¿Es para eso por lo que tú y toda tu compañía os
habéis juntado contra el
Eterno? Y Aarón ¿qué es
él para que os quejéis
contra él? |
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Y envió Moisés a llamar a Datán y a Aviram, hijos de
Eliav, mas ellos
dijeron: No iremos; |
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¿por ventura te parece poca cosa el que nos hayas
hecho subir de una
tierra que mana leche y
miel para hacernos morir
en este desierto, para
que quieras también
hacerte señor absoluto
de nosotros? |
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SEGUNDA ALIA |
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Y se encendió la ira de Moisés en gran manera, y dijo
al Eterno: No atiendas a
su ofrenda; ni un solo
asno de ellos tomé, y no
he hecho mal a ninguno
de ellos. |
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Y dijo Moisés a Coré: tú y toda tu compañía poneos delante del Eterno; tú y ellos y Aarón,
mañana. |
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|
Y tomad cada cual su incensario y poned incienso en
ellos, y traed delante
del Eterno cada uno su
incensario, doscientos
cincuenta incensarios; y
tú y Aarón, cada cual su
incensario. |
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Y tomaron cada cual su incensario y pusieron en ellos
fuego y pusieron sobre
ellos incienso, y se
colocaron en pie a la
entrada de la tienda de
asignación, juntamente
con Moisés y Aarón. |
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Y Coré juntó contra ellos a toda la congregación, a
la entrada de la tienda
de asignación. Y
apareció la gloria del
Eterno a toda la
congregación. |
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TERCERA ALIA |
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Separaos de en medio de esta congregación, y Yo los
consumiré como (se
consume) un instante. |
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Mas ellos Moisés y Aarón) cayeron sobre sus rostros y
dijeron: ¡Oh Dios! ¡Dios
de los espíritus de toda
criatura! Si un hombre
pecare ¿te indignarás
contra toda la
congregación? |
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Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: |
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Habla a la congregación y diles: Retiraos de los
alrededores del
tabernáculo de Coré,
Datán y Aviram. |
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Y se levantó Moisés y fue hacia Datán y Aviram, y
fueron detrás de él los
ancianos de Israel. |
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Y habló (Moisés) a la congregación, diciendo: Os
ruego que os alejéis de
las tiendas de estos
hombres perversos, y no
toquéis ninguna cosa de
lo que es de ellos, para
que no seáis castigados
a causa de todos sus
pecados. |
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|
Ellos pues, se retiraron de los alrededores del
tabernáculo de Coré,
Darán y Aviram, y Datán
y Aviram salieron y se
pusieron de pie a la
entrada de sus tiendas,
con sus mujeres y sus
hijos y sus pequeñuelos. |
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|
Y dijo Moisés: Con esto conoceréis que el Eterno me
ha enviado para hacer
todas estas cosas (haber
nombrado a Elitzafán
jefe de los kehatitas),
y que no las he
inventado en mi propio
corazón. |
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Si éstos murieren como mueren todos los hombres, y si
fuesen visitados (para
morir) con la visitación
común a todos los
hombres, no me ha
enviado el Eterno. |
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Y si creare el Eterno una cosa nueva, de modo que la
tierra abriere su boca y
los tragase a ellos con
todo lo que les
pertenece, y
descendieran vivos al
abismo, entonces sabréis
que estos hombres
irritaron al Eterno. |
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Y aconteció que cuando el acabó de hablar todas estas
palabras, se partió el
suelo que estaba debajo
de ellos, |
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y abrió la tierra su boca y los tragó a ellos con sus
familias, y a todos los
hombres de Coré, y a
todos sus bienes. |
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Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos
al abismo y los cubrió
la tierra. Y
desaparecieron de
en medio de la
congregación. |
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Y todo Israel, que estaban alrededor de ellos,
huyeron a causa del
sonido estruendoso (del
hendimiento de la
tierra), pues decían: No
suceda que la tierra nos
trague. |
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Y de la presencia del Eterno salió fuego que devoró a
los doscientos cincuenta
hombres que ofrecieron
el incienso. |
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Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: |
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|
Habla a Elazar, hijo de Aarón el (sumo) sacerdote,
para que separe los
incensarios de en medio
del incendio, y esparza
más allá el fuego,
porque se tornaron
sagrados. |
|
|
En cuanto a los incensarios de aquellos pecadores
contra sus propias
almas, háganse de ellos
láminas para cubierta
del altar (de cobre),
porque los han
presentado delante del
Eterno y se tornaron
sagrados; para que
sirvan por señal a los
hijos de Israel. |
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|
Y tomó Elazar, el sacerdote, los incensarios de cobre
que habían presentado
los que fueron quemados,
y los convirtieron en
láminas para cubierta
del altar; |
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para servir como memoria a los hijos de Israel a fin
de que ningún hombre
extraño, que no sea del
linaje de Aarón, se
acerque para quemar
incienso ante el Eterno,
según había dicho el
Eterno, por conducto de
Moisés, a él (Aarón),
para que no suceda como
sucedio con Koraj y su
comitiva. |
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|
Y se quejó toda la congregación de los hijos de
Israel, al día
siguiente, contra Moisés
y contra Aarón,
diciendo: Vosotros
causasteis la muerte del
pueblo del Eterno. |
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|
Y sucedió que como iba juntándose la congregación
contra Moisés y Aarón,
volvieron el rostro
hacia la tienda de
asignación y he aquí que
la nube la había
cubierto, y apareció la
gloria del Eterno. |
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|
Y acudieron Moisés y Aarón al frente de la tienda de
asignación. |
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CUARTA ALIA |
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|
Separaos de entre esta congregación, y la consumiré
como (se consume) un
instante.
Y ellos cayeron sobre sus
rostros. |
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Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario y pon en él
fuego de encima del
altar, y pon incienso, y
llévalo pronto a la
congregación y haz
expiación por ella,
porque brotó la ira de
la presencia del Eterno,
y ya comenzó la
mortandad. |
|
|
Y tomó Aarón (el incensario), como dijo Moisés, y
corrió hacia en medio de
la congregación, y he
aquí que la mortandad ya
había comenzado en el
pueblo, y puso el
incienso, e hizo la
expiación por el pueblo; |
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|
y se colocó entre los muertos y entre los vivos, y
así detuvo la mortandad. |
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|
Y fueron los que murieron en la plaga catorce mil
setecientos, sin contar
los que murieron por la
causa de Coré. |
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|
Y Aarón se volvió hacia Moisés, a la entrada de la
tienda de asignación, y
la mortandad se detuvo. |
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El Olé debe recitar la Braja de Cierre
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QUINTA ALIA |
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Habla a los hijos de Israel y toma de parte de cada
uno de los príncipes de
ellos una vara por cada
casa paterna: doce
varas. Escribirás el
nombre de cada uno en su
propia vara, |
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|
y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de
Leví, porque habrá una
sola vara por cada
cabeza de familia de sus
padres. |
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|
Y las depositarás en la tienda de asignación, delante
del oca del testimonio,
donde Yo me encontraré
con vosotros en tiempos
señalados. |
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|
Y sucederá que la vara del hombre a quien Yo
escogiere florecerá; así
aplacaré las quejas que
alzan contra Mí los
hijos de Israel, o sea
las que profieren contra
vosotros. |
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|
Y habló Moisés a los hijos de Israel, y todos sus
príncipes le dieron una
vara por cada príncipe,
conforme a las casas de
sus padres: doce varas.
Y la vara de Aarón
estaba entre las varas
de ellos. |
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|
Y Moisés depositó las varas delante del Eterno, en la
tienda del testimonio. |
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|
Y sucedió que al día siguiente entró Moisés en la
tienda del testimonio, y
he aquí que había
florecido la vara de
Aarón, la de la casa de
Leví, y dio flor y dio
brotes y dio almendras. |
|
|
Y Moisés quitó todas las varas de delante del Eterno
para (mostrarlas) a
todos los hijos de
Israel, y ellos las
miraron y cada uno tomó su propia vara. |
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El Olé debe recitar la Braja de Cierre
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SEXTA ALIA |
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E hizo Moisés como ordenó el Eterno; así lo hizo. |
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Y hablaron los hijos de Israel a Moisés, diciendo: He
aquí que muchos de
nosotros expiramos; nos
perdemos, todos nosotros
nos perdemos. |
|
|
Cualquiera que de algún modo se acerque al
Tabernáculo del Eterno,
muere.
¿Estaremos pues expuestos a
la muerte? |
|
|
Y dijo el Eterno a Aarón: Tú y tus hijos, y la casa
de tu padre contigo,
cargaréis con la
iniquidad del santuario;
y tú y tus hijos
contigo, cargaréis con
la iniquidad de vuestro
sacerdocio. |
|
|
Y también a tus hermanos de la tribu de Leví, la
tribu de tu padre, los
harás acercar a ti, y
ellos se te unirán y te
asistirán, mas tú y tus
hijos contigo estaréis
delante de la tienda del
testimonio. |
|
|
Y ellos harán el servicio de tu ministerio y se
ocuparán en la custodia
de toda la tienda;
solamente no se llegarán
a los objetos de
santidad ni al altar,
para que no mueran tanto
ellos como vosotros. |
|
|
Y se unirán contigo y se ocuparán en la custodia de
la tienda de asignación,
en lo relativo a todo el
servicio de la tienda, y
ningún extraño se
llegará a vosotros. |
|
|
Y haréis el servicio de la guarda de la santidad y de
la guarda del altar,
para que no haya más ira
contra los hijos de
Israel. |
|
|
Y Yo he aquí que he tomado a vuestros hermanos los
levitas de entre los
hijos de Israel, y ellos
os son entregados en
dádiva por el Eterno,
para servir en el
ministerio de la tienda
de asignación. |
|
|
Pero tú y tus hijos juntamente contigo, os
encargaréis de vuestro
sacerdocio en todo lo
concerniente al altar y
a lo que está hacia
dentro del velo, y en
esto serviréis. El
servicio de vuestro
sacerdocio os lo he dado
como dádiva a vosotros,
y el extraño |
|
|
Y habló el Eterno a Arón: Y Yo he aquí que te he dado
la guarda de mis
ofrendas separadas;
todas las santidades de
los hijos de Israel te
las he dado por
grandeza, y a tus hijos
por estatuto perpetuo. |
|
|
Esto pues será tuyo de las cosas santísimas, después de haber sido ofrecidas en el fuego: toda ofrenda de
sacrificios, ofrendas
vegetales, ofrendas por
el pecado, ofrendas por
la culpa y las de robo
que se me restituye,
cosas santísimas serán
para ti y para tus
hijos. |
|
|
En el lugar santísimo lo comerás; todo varón podrá
comer de ello; cosa
santa será para ti. |
|
|
Y esto también será tuyo: las ofrendas alzadas de sus
dádivas, a mas de todas
las ofrendas de tenufá
de los hijos de Israel,
a ti las he dado, y a
tus hijos y a tus hijas
contigo, como porción
legal para siempre; toda
persona pura en tu casa
podrá comer de ellas. |
|
|
Todo lo mejor del aceite y todo lo mejor del mosto y
del grano, las primicias
de todas estas cosas que
ellos dieren al Eterno,
a ti las he dado. |
|
|
Los primeros frutos maduros de todo lo que hay en su
tierra, que ellos
trajeren al Eterno,
tuyos serán; toda
persona pura de tu casa
podrá comer de ellos. |
|
|
Toda cosa consagrada a Dios en Israel, para ti será. |
|
|
Todo el que abre la matriz de su madre, de todo ser
viviente que ofrecieren
al Eterno, así de hombre
como de bestia, será
para ti, pero
ciertamente harás
redimir a los
primogénitos de hombre;
y a los primogénitos de
animal impuro,
redimirás. |
|
|
Los que hayan de redimirse de aquéllos, de edad de un
mes los redimirás, según
tu avalúo, por cinco
siclos de plata, según el siclo del santuario, que es de veinte guerás. |
|
|
Mas el primogénito del ganado vacuno, o el
primogénito de oveja, o
él primogénito de cabra,
no podrás hacer redimir,
sagrados son; la sangre
de ellos harás rociar
sobre el altar, y harás
consumir su sebo como
ofrenda de fuego para
ser recibida con agrado |
|
|
pero su carne será tuya, así como el pecho de la
ofrenda de tenufá y como
la espaldilla derecha;
para ti serán. |
|
|
Todas las ofrendas alzadas de las cosas santas que
los hijos de Israel
ofrecieren al Eterno,
las he dado a ti, y a
tus hijos y a tus hijas
contigo, como porción
legal para siempre; alianza perpetua como la de la sal será para siempre ante el Eterno -todo eso para ti y
para tu descendencia. |
|
|
Y dijo el Eterno a Aarón: En la tierra de ellos tú no
tendrás herencia alguna,
ni habrá porción para ti
entre ellos. Yo soy tu
porción y tu herencia en
medio de los hijos de
Israel. |
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El Olé debe recitar la Braja de Cierre
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SEPTIMA ALIA |
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Séptima Lectura |
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|
Y los hijos de Israel no se acercarán más a la tienda
de asignación, para que
no lleven sobre sí
pecado y mueran; |
|
|
sino que sólo los levitas harán el servicio de la
tienda de asignación, y
ellos llevarán sobre sí
su iniquidad (del
pueblo) ; estatuto
perpetuo es durante
vuestras generaciones, y
en medio de los hijos de
Israel no tendrán ellos
herencia. |
|
|
Porque el diezmo de los hijos de Israel que ellos han
de separar como ofrenda
alzada al Eterno, Yo se
lo he dado a los levitas
por herencia, por tanto
Yo les dije: En medio de
los hijos de Israel no
tendrán herencia. |
|
|
Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: |
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|
Habla a los levitas y diles: Cuando recibiereis de
los hijos de Israel el
diezmo que os he dado de
parte de ellos por
herencia vuestra,
ofreceréis de él, como
ofrenda alzada al
Eterno, el diezmo del
diezmo. |
|
|
Y os será considerada vuestra la ofrenda alzada, como
la ofrenda de grano que
se separa de la era, y
como las del mosto y el
aceite que se separa de
las bodegas. |
|
|
Así vosotros también separaréis la ofrenda alzada del
Eterno de todos vuestros
diezmos que recibiréis
de los hijos de Israel,
y de ellos daréis la
ofrenda alzada del
Eterno a Aarón el
sacerdote. |
|
|
De todas vuestras dádivas recibidas, separaréis todas
las ofrendas alzadas al
Eterno; o sea, de todo
lo mejor de ellas
ofreceréis la parte que
es consagrada (a los
sacerdotes). |
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El Olé debe recitar la Braja de Cierre
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ULTIMA ALIA |
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|
Y comeréis de ellos en cualquier lugar, vosotros y
vuestras familias,
porque es vuestro
premio, en cambio de
vuestro servicio en la
tienda de asignación. |
|
|
Y no llevaréis pecado por esto, cuando separareis de
lo mejor de ello. Y las
santidades de los hijos
de Israel no
profanaréis, para que no
muráis. |
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|
El Olé debe recitar la Braja de Cierre
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NOTAS EXPLICATORIAS:
Se desligaron de la Congregación
Kóraj
En esta parashá vemos la primera revuelta contra la autoridad de
Moisés y Aarón. Los intereses
personales de Coré motivaron su
rebeldía. El descontento de
éste, dice el Midrash, fue a
causa de que Elitzafán, su primo
hermano y menor que él, obtuvo
un cargo al que Coré aspiraba,
pensando que tenía derecho de
ocuparlo. Pero Elitzafán poseía
más méritos y estaba más
capacitado que Coré para las
funciones que le fueron
confiadas; por consiguiente
Moisés no podía sacrificar el
interés general a
consideraciones de edad y de
familia.Por lo que se refiera a
Datán y Aviram, según la
tradición era ellos aquellos dos
hebreos que pelearon en Egipto y
que dijeron entonces a Moisés:
"¿Quién te constituyó a ti por
príncipe y juez sobre nosotros?"
(Éxodo 2, 13-14). Igualmente
fueron los mismos que
infringieron la prescripción de
Dios relativa al maná (Éxodo 16,
20). Coré, conociendo las malas
disposiciones de Datán y Aviram,
se apoyó en ellos para su
injusta rebeldía.
Dijo Moisés a
Kóraj
En toda persona, el mundo
interior se refleja en sus actos
exteriores, y los intereses
personales de los hombres
afectan muchas veces a una
colectividad entera. Una
cuestión privada entre Hamán y
Mordejay impulsó al primero a
decretar la aniquilación del
pueblo israelita por entero
(libro de Esther). También vemos
aquí a Coré, que por su ambición
de subir al poder, sublevó a
todo un pueblo contra Moisés, el
jefe espiritual modelo, que
jamás hizo mal a nadie según lo
que está escrito: "Ni un solo
asno he tomado de ellos, ni a
ninguno de ellos tengo hecho
mal" (versículo 15).En el primer
versículo de esta perashá se
menciona, al lado de Coré, a
Datan, Aviram y a un hombre
llamado On, que no aparece en la
revuelta final (versículo 27).
El Talmud (Sanhedrín pérek
jélek) menciona a este propósito
el siguiente versículo de los
proverbios: "La mujer sabia
edifica su casa, mas la necia
con sus manos la derriba"
(Proverbios 14, 1). "La mujer
sabia" hace alusión a la esposa
de On, que con su habilidad hizo
que su esposo se quedase en casa
y no saliese de ella en el día
de la revuelta, salvándole así
de la muerte; y "la mujer necia"
es la esposa de Coré, que incitó
a su marido a la pelea,
impulsándole para que tratase de
destruir a Moisés y a su obra.
Y desaparecieron
El Midrash (Bamidbar Rabá 18)
habla de las consecuencias del
majlóket (discordia). "Vean el
caso de Coré - dice Rabí Berejiá
-: El tribunal celeste condena a
los pecadores desde la edad de
veinte años en adelante, y el
tribunal terrestre condena a
partir de la edad de trece años,
pero Coré fue castigado con
todos los suyos: jóvenes y
viejos, criaturas de un día y
hombres mayores, sin distinción
de edad", según indica el
versículo 33. Por consiguiente,
la familia o la sociedad que
tiene divergencias y contiendas
entre sus miembros, está
destinada a perecer, y en su
aniquilamiento arrastra consigo
a padres e hijos, a los que son
responsables y a los que no lo
son. Dios aborrece a los
perturbadores de la paz y
condena severamente a quienes la
quiebran, pues la paz y la
armonía fueron la causa esencial
de la creación del mundo.
Cada uno tomó
su propia vara
Surge aquí la pregunta: ¿Por
qué Dios no mandó a hacer esta
prueba de las varas desde el
principio, a fin de que quedase
esclarecida su voluntad de
escoger a quienes deseaba? La
Escritura Sagrada nos da con
esto una lección de alta
política. No es en el momento en
que la sedición estalla cuando
las autoridades deben ceder a
los insurrectos. La ley tiene
que tener su fuerza, y cada uno
de los individuos debe someterse
a ella y respetarla. Después
vienen las concesiones, si hay
lugar para hacerlas. Esto es lo
que pasó en aquella
circunstancia: Primero era
necesario castigar a los
amotinados, aquéllos que
continuamente inducían al pueblo
al error; pero una vez sofocada
la rebeldía, el Eterno ordenó a
Moisés hacer la prueba de las
varas para manifestar su
elección. De la vara de Aarón
brotaron flores y dio almendras;
Dios quería indicar con esto que
la luz y la sabiduría nacerían
para el pueblo, primero de la
casa de Aarón, el sacerdote,
igual que en el almendro, cuya
flor y fruto brotan mucho antes
que en los otros árboles.
Será tuyo de
las cosas santísimas
En vista de que los sacerdotes
no recibirían herencia de tierra
en la repartición de la Tierra
Prometida, Dios les concedió
veinticuatro fuentes de renta
denominadas arbá veesrim
matenot kehuná. Pueden
resumirse de la siguiente
manera: Porciones diversas de
carne de las ofrendas de
animales y de las ofrendas
vegetales de harina y aceite que
las acompañan; la tenufá
guedolá, que equivale
aproximadamente al dos por
ciento de las cosechas de trigo,
aceite y vino; primicias de
ciertos productos agrícolas;
cosas consagradas al Santuario;
primogénitos de animales; diezmo
del diezmo de lo que recibían
los levitas ; primicias de la
lana (Deuteronomio 18,
4).Tampoco los levitas tuvieron
parte en la herencia de la
Tierra Prometida (a no ser la
atribución de 48 ciudades en el
territorio de Israel -ver
Números 35, 7), y vivían
prácticamente del diezmo de la
cosecha que los israelitas les
daban. A pesar de esto se
consideraba a los levitas como
desheredados, y la Torah los
asocia por su situación material
precaria, al extranjero, a la
viuda y al huérfano
(Deuteronomio 26, 12 - 13).
El Siclo del Santuario que es de
20 guerás
El rescate de los
primogénitos, cuya ceremonia se
llama en hebreo Pidión Habén,
se originó en el hecho de que
los primogénitos de los egipcios
murieran en la décima y última
plaga, mientras que los de los
israelitas sobrevivieron (ver
Exodo 13, 15). Esta obligación
se refiere a los varones
primogénitos cuyos padres no son
ni cohen ni leví. Si un hombre
tiene varias mujeres, todo
primer nacido de cada mujer se
considera primogénito para este
precepto. La ceremonia del
Pidión Habén se realiza después
de completar los treinta días
del nacimiento, pero si el
trigésimo primer día cae en
sábado o en fecha de fiesta
religiosa (Yom Tov), la
ceremonia se realiza el día en
que termina la fiesta. Al niño
que no fue circuncidado hasta el
día del pidión por razones de
salud, aun así se le hace esta
ceremonia, sin esperar a que sea
circuncidado. La cantidad de
plata que se necesita dar al
cohen como rescate del
primogénito, es como mínimo de
cinco selaim (monedas),
que equivalen hoy a noventa y
seis gramos de plata pura. Se
puede hacer el rescate con plata
o otros objetos de valor, pero
no con terrenos o documentos.
Alianza
perpetua como la sal
Dios ha hecho
un pacto con la sal: que ésta
conserve lo alimentos y que ella
misma nunca se eche a perder o
huela mal. Levítico, capítulo 2,
verso 13.
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