Los Diez Mandamientos del Matrimonio
El concepto de matrimonio, para el judaísmo,
no se aplica únicamente a la idea de la relación
hombre-mujer. Nuestra relación con el creador es
considerada un casamiento y nuestro aniversario
de boda es Shavuot, el día en el que recibimos
la Torá. Así como al matrimonio hay que
renovarlo día a día, también cada año revivimos
la entrega de la Torá y nuestro casamiento con
Di-s.
Hombres, mujeres y niños recibieron la Torá
en el Monte Sinai, el monte más pequeño y
humilde de todos los montes. Estábamos
debajo del monte como si éste fuese el palio
nupcial, la “Jupá”. El momento en el que
recibimos la Torá representó el contrato
matrimonial, la Ketubá. Simbolizó nuestro
amor, compromiso, respeto y responsabilidad
de nuestra relación con Di-s.
Cada vez que un hombre y una mujer contraen
matrimonio debajo del palio nupcial, vuelven
a recrear la boda que tuvo lugar debajo del
Monte Sinai el día en que Hashem entregó los
Diez mandamientos. Si le damos una mirada
más profunda a estos Diez Mandamientos
descubriremos que no sólo nos aconsejan
sobre el aspecto espiritual, sino que
también nos proveen de consejos y pautas
prácticas para la vida conyugal.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS
1. Yo soy el Señor, tu Di-s que te sacó
de la tierra de Egipto, de la casa de los
Esclavos. No poseas otros dioses.
No dejes lugar a duda:
Aconsejando y enseñando matrimonios, me he
encontrado con muchas personas que no están
seguras de haberse casado con la persona
correcta. Tal vez están casados desde hace
décadas, y sin embargo no están 100% seguras
de haber elegido la persona correcta. Muchos
están seguros de la decisión, al principio,
pero luego la duda comienza a crecer
sigilosamente. ¿Es que acaso tome una
decisión apurada o inmadura? ¿Es esta la
persona correcta? ¿No sería más feliz con
otra persona?¿Es que acaso crecimos en
direcciones opuestas desde aquel el día en
el que contrajimos matrimonio?
Sí, efectivamente, eras inmaduro, cuando te
casaste, pero eso es algo positivo. Se
conocieron cuando aún eran jóvenes, y sus
caracteres eran aún flexibles, crecieron
juntos. Cambiaron y se desarrollaron desde
aquel día en el que contrajeron matrimonio,
pero si logran involucrarse con los cambios
y crecimientos del otro, alcanzarán una
relación en la que siempre estará viva la
atracción de la pareja.
Que la duda no te haga cometer un terrible
error. La vacilación sobre la seguridad en
la pareja puede matar cualquier matrimonio.
Ni me imagino lo que la duda puede llegar a
hacer con una pareja que no tiene bases
firmes. He tenido casos en los que la mujer
logra alcanzar la felicidad luego de
reconocer y desear aceptar las
circunstancias: “Este es mi marido. Es el
hombre con quien elegí casarme”. Una vez que
logran reconocer que esta fue la decisión
que tomaron, se dan cuenta que esta es la
persona con la que eligieron pasar el resto
de su vida, con la que decidieron trabajar,
vivir, criar hijos, pagar impuestos,
resolver inconvenientes y hasta llegar a la
vejez, con esta y única persona.
Este primer mandamiento comienza con la
palabra “Anoji, Anoji” que significa “Yo” en
el idioma egipcio. La pregunta es: ¿Por qué
Di-s eligió decir la primera palabra de los
Diez Mandamientos en un idioma extranjero y
no en hebreo, el idioma sagrado?
En aquellos tiempos, nosotros, los judíos,
recién habíamos salido de Egipto. Aunque
nuestra lengua madre era el hebreo nos
encontrábamos muy familiarizados con el
idioma egipcio. Es por esto que Di-s decidió
hablar un idioma en común, de este modo
partió de una misma base para entablar la
relación. Esto, encierra una lección para
nosotros.
Tal vez, en algún momento de su vida, una
mujer puede llegar a decir, “Oh, mi esposo
es tan diferente a mí”. Pero, con esfuerzo y
dedicación, se puede hallar un factor en
común. Tal vez debamos hablar “un idioma
extranjero” para nosotros, de vez en cuando,
para lograr entablar la comunicación con
nuestra pareja.
El uso de la palabra “Anoji”, “Yo”, nos
enseña que Di-s puso su máxima esencia
dentro de la Torá. De esto aprendemos que,
asimismo, nosotros debemos poner, nuestro
espíritu y corazón al servicio de nuestro
matrimonio.
Quien te sacó de la tierra de Egipto
¿Por qué Di-s constantemente nos recuerda de
dónde venimos? ¿Es acaso placentero escuchar
una y otra vez sobre el tiempo en el que
éramos esclavos? ¿No podemos acaso,
olvidarnos del pasado, y simplemente seguir
adelante?
Todos poseemos un pasado. Aunque intentemos
comenzar nuestro matrimonio como si el día
de nuestra casamiento fuese nuestro
nacimiento, la realidad es que todos
arribamos con trasfondos diferentes,
infancias, hábitos y expectativas distintas
y hasta quizás, Di-s no lo permita, traumas
del pasado. Si poseemos algo de nuestra
historia que debemos resolver, debemos
hacerlo apenas lo detectamos, de nada sirve
esconderlo bajo la alfombra. Lo único que
logramos con esta actitud es que el problema
cada vez se vuelva más grande,
Inexorablemente saldrá a la luz, ya sea
mañana, dentro de una semana o en diez años.
Tarde o temprano saldrá a la superficie, y
mejor que sea temprano, ya que realmente uno
resulta lastimado con esta actitud, daña a
su familia, y sigue tropezándose con todos
los problemas que guardó debajo de esta
alfombra.
Hasta que logramos reconocer cual es la
mochila de dificultades con la que cargamos,
es fácil caer en la tentación de culpar a
nuestros maridos de nuestras inseguridades.
Debemos preguntarnos primero: ¿Hay algo de
lo que debo encargarme, algo que traigo de
mi historia, de mi pasado?
No nos olvidemos que no sólo las mujeres
poseemos un pasado. Nuestros maridos vienen
de otros hogares, fueron educados de otra
manera, hasta tal vez fueron criados en otra
cultura. Aunque creamos poseer muchísimas
similitudes con nuestra pareja, siempre
encontraremos diferencias. A veces las
mujeres nos disgustamos mucho con nuestros
maridos, esperando que hagan cosas que no
hacen, asumiendo que ellos “deberían
saberlo”.
Tal vez, la mujer creció acostumbrada, por
ejemplo, a celebrar su cumpleaños de alguna
forma en particular, preparando una torta y
recibiendo regalos. Pero quizás la costumbre
en a la casa de su marido era muy distinta.
En consecuencia, si nunca le explicas a tu
esposo como te gusta que se celebre tu
cumpleaños, luego no podrás disgustarte con
el ya que el no puede adivinar. En la
pareja, los dos, deben siempre tener en
consideración que cada uno posee un pasado.
2. NO POSEAS OTROS DIOSES
No mires otros hombres; no compares a tu
esposo con el marido de otra mujer.
Recientemente, sonó mi teléfono. Era una
mujer a la cual no conocía. Ella tenía
necesidad de hablar. Era infeliz en su
pareja. Había estado casada por muchos años,
y recién ahora se había dado cuenta que su
marido no llenaba sus expectativas, no era
lo que ella esperaba. No era tan
inteligente, ni amable, ni delicado, ni
educado, ni sofisticado, como...
Mientras hablaba, sentí que una parte de la
frase estaba ausente, “no era tan bueno
como... ¿como quién”? le pregunté.
Ella no respondió. Quise presionarla un
poco, y le pregunté si recientemente habían
salido con alguna otra pareja. Sorprendida,
exclamó, “¡¿Nos viste acaso en el
restaurante?! (La realidad era que yo ni
siquiera sabía con quien me encontraba
conversando).
Le aseguré que no la había visto, pero le
expliqué, que era muy claro que lo que
estaba haciendo era comparando a su esposo
con el esposo de otra mujer. Le pregunté
entonces que es lo que había pasado.
Ella apenada, describió como había actuado
el marido de su amiga la noche anterior en
el restaurante. El le arrimó la silla a la
mesa, sacó su saco y respetuosamente lo
colgó por ella, mientras que su propio
marido nunca noto ni su silla, ni su abrigo.
El marido de su amiga sabía exactamente qué
ordenar para su esposa ya que conocía
perfectamente su gusto, mientras que su
marido tuvo que esperar a que ella volviera
para ordenarle también a él el pedido,
mientras que además, comentaba lo mucho que
le disgustaba la comida elaborada. Luego
bromeó acerca de la gente que no ordenaba
comida tradicional como bifes y papas. El
marido de su amiga era tan dulce y
sofisticado, mientras que su marido
involuntariamente hasta casi había llegado a
insultar al mozo. El marido de su amiga
inclusive poseía conocimientos sobre las
diferentes clases de vinos. Ella volvió a su
hogar muy desilusionada con su marido.
Esto es completamente absurdo por supuesto.
Conocer de vinos no convierte a un hombre un
buen marido. Observar y reconocer las
características positivas de nuestros
maridos, mirando las cosas que realmente son
trascendentes hará que estas se acentúen y
se hagan más fuertes. Focalizando las
virtudes de nuestros esposos lograremos que
estas se fortalezcan. Agradeciéndole por su
paciencia para enseñarles a nuestros hijos,
por ejemplo, hará que esta cualidad, se
haga, cada vez, más fuerte. La idea es
reconocer y reforzar todas las cualidades
positivas de la persona.
La comparación sólo trae problemas. Este es
tu esposo, no otro.
3. NO PRONUNCIARÁS EL NOMBRE DE DI-S EN
VANO
No hables innecesariamente o sin sentido de
tu esposo.
A veces las mujeres tendemos a menospreciar
a nuestros esposos, hablando, a veces de una
manera poco seria sobre ellos. ¿Por qué
sucede esto? ¿Acaso tiene esto algún sentido
o extraemos algo positivo de esta clase de
comentarios?
Una pareja va de compras al supermercado.
Mientras esperan en la caja la esposa se da
cuenta que se ha olvidado de comprar algo.
Ella dulcemente le pide a su devoto esposo
si puede volver al sector de góndolas a
buscar sus cereales preferidos. Mientras
ella observa como su marido va explorando
las estanterías en busca de los cereales
(que ella olvidó de comprar), pasando por
los lácteos, congelados, frutas, verduras y
artículos de limpieza, se da vuelta y le
dice a la señora detrás de ella: “¡Así son
los hombres!”. La pregunta es ¿Qué
conseguimos con este comentario? ¿Qué
sentido tiene esta condescendencia, que lo
único que logra es ofender a nuestro esposo?
Todos necesitamos, de tanto en tanto
compartir nuestros sentimientos con alguien.
Esto nos ayuda a ver que no somos las únicas
que debemos lidiar con ciertos problemas,
nos alivia y nos muestra que hay ciertas
conductas que son exclusivamente “actitudes
masculinas”, y que no son cuestiones
personales que debemos tomar a pecho. Es por
esto que yo siempre recomiendo que la
persona debe tener un consejero (mashpia),
un buen amigo, alguien con quien poder
compartir sus sentimientos. Todos
necesitamos abrir nuestro corazón de tanto
en tanto. Es saludable compartir nuestras
emociones con alguien de confianza con quien
podamos discutir en forma privada aquellos
sentimientos que nos aquejan. Estas charlas
y comentarios son las que “no son en vano”.
Son charlas en las que hablamos de una
manera respetuosa, tienen un objetivo y no
son conversaciones frívolas que lo único que
logran es ofender a nuestros maridos.
Una pareja que llevaba un año de casada vino
a verme, asustada porque habían escuchado
rumores de que en la ciudad natal de la
esposa se comentaba que ellos estaban a
punto de divorciarse. El problema fue que
ellos habían sido los últimos en enterarse.
No había ni una pizca de verdad en este
rumor, con lo que rápidamente se pudo
resolver el misterio.
La esposa era una mujer muy joven que se
encontraba viviendo en Israel la ciudad
natal de su marido. Apenas se casaron ella
tuvo que adaptarse a una vida completamente
nueva, un idioma extranjero, y una cultura
completamente distinta. Ella estaba lejos de
casa y de sus afectos. Al mismo tiempo debía
acostumbrarse a la nueva vida de casada.
Esto es siempre un gran desafío, y por
supuesto había momentos en los que las cosas
se hacían difíciles.
Un día, no mucho después de haberse mudado a
Israel, una amiga llamó. Su voz le produjo
una gran nostalgia. La angustiada joven
esposa, se dio el lujo de tomar una larga
sesión de lágrimas con su amiga, la cual aun
no se había casado, y se encontraba todavía
estudiando. Ella lloraba y se quejaba y le
confesaba a su amiga cuanto añoraba su hogar
y que difícil se le hacía la adaptación a
esta nueva vida.
Esta inexperta amiga, que aún se encontraba
estudiando, claramente la persona equivocada
en quien confiar, colgó el teléfono bastante
triste y abatida. Le habían puesto una carga
sobre sus espaldas que ella no estaba
preparada para soportar, fue entonces que
decidió compartirlo con alguien, y no tuvo
mejor idea que contárselo a su mamá. Le dijo
que su amiga se sentía muy afligida en su
matrimonio y deseaba volver a su hogar. El
rumor no tardó mucho en diseminarse por toda
la comunidad. Lo que realmente nadie había
visto era como la joven esposa se las había
arreglado, a su manera, y de hecho bastante
bien para llevar adelante la vida con su
nuevo esposo en Israel.
Afortunadamente esta pareja, que ya lleva
años de casada, aprendió la lección.
Nuestros temas privados solo debemos
comentarlos con un objetivo claro, y a
personas de confianza. Debemos ser muy
cuidadosos en la elección de la persona con
la cual vamos a compartir nuestras
dificultades, debemos elegir el momento y
lugar adecuados.
4. RECUERDA Y GUARDA EL SHABAT COMO UN
DÍA SANTO
Recuerda
Recordar es algo muy positivo. Crear lindos
recuerdos propios y de la familia es algo
muy provechoso. Momentos compartidos, una
sonrisa, una nota, una foto, fiestas de
cumpleaños, son todos recuerdos maravillosos
para compartir. Sácalos del banco de tu
memoria y recuérdalos en momentos difíciles.
Dale a tus hijos recuerdos que puedan
compartir. Todos poseemos lindas
experiencias de alguna clase. Recolectadas,
tal vez en nuestra infancia, que luego
cuando llegamos a ser adultos nos dan
fuerza, cuando debemos atravesar momentos
difíciles. Permítete y anímate a meditar
sobre los hermosos recuerdos que atesoraste
a lo largo de tu vida.
Una vez converse con una mujer que trabajaba
con parejas que se encontraban a punto de
divorciarse. Yo quería ayudar a parejas a
reconciliarse antes de tener que llegar a
este trágico final que significa el
divorcio. Ella me explico entonces como
hacía para diagnosticar si la pareja tenía
futuro aún. Durante la conversación les
preguntaba, “¿Cómo se conocieron?” Si
esbozaban, aunque fuese una leve sonrisa, y
se lograba ver un destello de emoción en sus
miradas, significaba que todavía había
esperanza. Si por el contrario, no lograban
recordar y volvían su mirada vacía de
emoción hacia ella...
“observar”
Shabat es el día en el que fortalecemos
nuestro lazo con Di-s, es el día en el que
nos ocupamos sólo de asuntos espirituales.
Hazte tiempo para dedicar a tu matrimonio,
tómate un día libre, una salida nocturna, un
día sin distracciones, llamados, visitas,
etc.
Un hombre de negocios, que se encontraba
siempre muy ocupado, constantemente le
prometía a su esposa pasar un día junto a
ella, pero nunca lograba concretarlo. Ella
no tenía dudas de que su marido estaba
ocupado con cosas realmente importantes. Un
día ella le avisó que uno de sus más grandes
donantes había llamado y estaría en la
ciudad. Ella le dijo que le había hecho una
cita con él en el lobby del hotel donde el
contribuyente se estaba alojando. Su marido
no tardó en agendar rápidamente la cita.
Cuando llegó al hotel, dispuesto a dedicar
dos horas si interrupciones a su
contribuyente, se encontró con una sorpresa.
Su esposa lo estaba esperando en lobby. Ella
le dijo “Yo soy el mayor contribuyente que
posees, y necesito compartir tiempo
contigo”. Debemos darnos cuenta, quien es la
persona que realmente “contribuye” con
nuestras vidas día a día y darle la atención
y el tiempo que se merece. En última
instancia es nuestra relación será la que
obtendrá todas las ganancias y beneficios.
Santificalo, guarda el Shabat como un día
Sagrado.
¿Qué es lo que puede enriquecer, fortalecer,
y hacer perdurable nuestro matrimonio?
Debemos reconocer que la pareja está
compuesta por tres integrantes, el hombre,
la mujer y Di-s. La palabra “Santidad” es la
más palabra más importante para el judaísmo
en lo que se refiere a la pareja. Debes
considerar al matrimonio como una la unión
Santa que significa.
El matrimonio no se trata solo de ustedes
dos. No funciona para ver que es lo que
quiere el hombre o la mujer. El matrimonio,
incluye tus deseos, los deseos de tu esposo
pero principalmente los deseos de Di-s. ¿Y
qué es lo que El espera de nosotros? Si tu y
tu esposo focalizan su atención en
satisfacer los deseos de Di-s, finalmente
terminarán complaciendo la relación que lo
une y a ustedes individualmente.
El concepto de “Kedusha” (Santidad) dentro
del matrimonio es un tema que tiene que ver
con los derechos y obligaciones de las
personas. La persona siempre debe recordar
que debajo del palio nupcial, Di-s fue
invitado a participar de esta unión que se
matrimonio, y por lo tanto hizo que este
casamiento se volviera legal “De acuerdo a
la ley de Moshe e Israel”. Mientras
respetemos y mantengamos este hecho, y lo
hagamos formar parte de nuestra vida
cotidiana, tendremos el mérito de que Di-s
bendiga nuestros hogares.
5. HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE
Esta frase no requiere interpretación
debemos tomarla literalmente como esta
escrita. Honrar a nuestros padres y a
nuestros suegros, puede a veces no resultar
tarea fácil. Es por esto que es un
“Mandamiento”. Pero si hacemos el esfuerzo
todos saldremos ganando, nosotros y nuestros
hijos.
Hay un concepto llamado “dar demasiada
participación a la familia”. Esto significa
que apenas nos casamos nuestros intereses y
preocupaciones deben estar focalizados en
nuestra pareja y no hacia nuestra madre. Sin
embargo, cuando se trata de una relación
sana, equilibrada, la buena comunicación y
participación de la generación anterior a la
nuestra puede volverse muy beneficiosa para
todos los integrantes de la familia.
Para honrar a nuestros padres, cuando estos
llegan a una edad avanzada, debemos aprender
a darles lo que ellos necesitan, no lo que
nosotros creemos que desearíamos si
estuviésemos en su lugar. Debemos reconocer
la edad que poseen, y respetar sus antojos.
Así como respetamos los deseos de nuestros
mayores, aunque no parezcan tener sentido
para nosotros, así también debemos respetar
el deseo de nuestra pareja. Más de una vez
recibo llamados de hombre s y mujeres, que
llaman (anticipadamente a la reunión que
tendrán conmigo para un asesoramiento
matrimonial) pidiéndome que convenza a su
esposo o esposa de tal o cual cosa.
Básicamente lo que ellos quieren decirme es
“Convénzalo de que piense como yo, haz que
sienta como siento yo”. Pero las personas
somos todas diferentes. Es mucho más
productivo encauzar nuestros esfuerzos en
respetar la opinión del otro que en tratar
de eliminarla.
6. NO MATARÁS
El comentarista de la Torá Iben Ezra nos
explica que el mandamiento de“No matarás”,
se refiere a “no matar ni con la acción ni
con la lengua”. Tanto el abuso físico como
el abuso verbal se encuentran completamente
prohibidos.
Cuando le hablas a una persona cruelmente,
estás matando su carácter y destruyendo su
personalidad. En lugar de hacer que la otra
persona logre hacer florecer sus aptitudes
solo logras que se marchiten sus cualidades.
Tal vez haz visto algún caso, en el que una
persona talentosa, feliz y extrovertida,
luego de casarse parece renunciar a toda la
confianza en si misma. (Si sospechas de
alguien a quien esto le este pasando,
mantente alerta, ya que es muy posible que
haya abuso verbal o físico dentro de esta
pareja). Uno de los mayores regalos que nos
ofrece el matrimonio es la autoconfianza que
podemos alcanzar gracias a la seguridad que
nuestra pareja deposita en nosotros. La
actitud de la pareja puede construir, o Di-s
no lo permita, destruir. Vivir dentro de un
ambiente hostil es una manera de matar a la
persona. Por el contrario vivir dentro de un
entorno en donde abunda el amor, la
aceptación y el apoyo, hace crecer la
autoestima de la persona determinándola a
ser exitosa en todos los aspectos de su
vida.
Como esposa debes reconocer el poder que
posees. Debes hacer el esfuerzo de
incentivar, y mostrar sincera apreciación
por las cosas que la otra persona hace. Si
robar la confianza de la otra persona es el
equivalente a matar, entonces devolver esta
confianza es el equivalente a dar vida. “No
matarás”, no matarás su personalidad ni su
habilidad de ser exitoso. Todo marido/mujer
debe ser la “Hinchada” de su pareja.
7. SÉ FIEL
¿Qué significa ser fiel?. Significa
reconocer que existen ciertos aspectos del
matrimonio que deben mantenerse dentro de la
intimidad de la pareja. Significa que no
debemos hacer públicos temas privados, eso
es traición. Ambos tanto hombre como mujer,
deben respetar el espacio reservado para la
pareja y, saber que lo que sucede dentro de
ella, allí debe quedar. Significa mantener
la confianza.
Un hombre se encontraba en el trabajo,
mientras escuchaba que sus dos compañeros
hablaban de un incidente que había pasado
entre un hombre y su esposa. Entretanto
escuchaba como ellos se reían de lo
sucedido, su cara se transformó. El
enseguida pudo reconocer la historia. ¡Esto
había sucedido en su casa y se encontraban
hablando de él!.
Se dio cuenta entonces que su esposa le
había contado el hecho a una amiga, y esta
el contó a su marido, y el marido a su vez
le contó esta historia, sumamente privada, a
su compañero de trabajo. Para él este hecho
fue una falta de fidelidad total de parte de
su esposa, un abuso a su confianza, y le fue
casi imposible volver a confiar en ella.
8. NO ROBARÁS
Debemos dar crédito a nuestra pareja por las
cosas que el /ella realizan. Una flor a
veces, significa el comienzo de la
primavera.
Conozco una disertante que cada vez que
comienza sus conferencias agradece a su
esposo. Después de todo ella está parada
frente al público, elegante, tranquila y
preparada para comenzar, mientras su marido
está en casa haciendo dormir sus hijos. Ella
comparte el crédito con su él.
9. NO DES FALSO TESTIMONIO.
El mandamiento que corresponde a la
obligación de que la persona sea sincera nos
recuerda, que debemos ser honestos y
mantener una comunicación fluida y abierta
dentro de nuestro matrimonio.
¡Exprésate! Di las cosas que te molestan. No
recibimos el don de la profecía cuando nos
encontramos bajo la Jupá. Algunas mujeres se
equivocan creyendo “que si su esposo
realmente las ama debería saber lo que les
molesta”, ¡esto no es cierto! Si tu
realmente lo amas debes comunicárselo a él,
de una manera simple y amable. Lo mismo se
aplica en el caso de los maridos.
No acuses a tu pareja, comparte con ella tus
sentimientos. Comienza las frases en primera
persona, “me siento incómoda cuando...”. “Me
preocupa que...”.
Cada vez que guardas un sentimiento dentro
tuyo y no revelas lo que estás molestando
agregas una hilera de ladrillos a un muro
que tú construyes. Al principio puedes
cruzar por encima de él las veces que
deseas. Luego de un tiempo, ya necesitarás
dar un pequeño salto para lograr pasar.
Después, piensas, será fácil pasar este
pequeño muro cada vez que lo desee. Pronto
requerirás una escalera, pero aún podrás
seguir cruzando. Pero a medida que los años
vayan pasando irás agregando, sin darte
cuenta, hileras de ladrillos a tu muro, y
cuando te quieras dar cuenta el muro se
habrá vuelto tan alto e impenetrable que no
lograrás cruzarlo más. Desafortunadamente,
la comunicación se habrá bloqueado,
llenándose de incontables cuestiones,
algunas pequeñas, otras grandes. Cuestiones
que nunca salieron a la luz. Pero con
habilidad y mucho esfuerzo, este muro
todavía tiene esperanzas de ser derribado,
en cualquier momento de nuestras vidas. Pero
piensa, cuanto más productivo y menos
doloroso hubiese sido no haberlo construido
nunca.
10. NO CODICIARÁS
¿Quién podría sentir celos de su marido?
Muchas mujeres, de hecho lo padecen.
En muchas circunstancias, especialmente
cuando las mujeres son las que se quedan en
casa con los chicos mientras sus maridos
salen a trabajar, ellas codician la libertad
que sus parejas poseen. Los maridos, pueden
en general ir y venir cuando lo desean,
mientras que sus esposas deben encontrar
niñeras, y hacer mil arreglos antes de que
puedan cruzar el umbral de la puerta. Los
hombres, dicen simplemente, “Adiós, me voy”,
y desaparecen con la rapidez que pasa una
brisa. A veces, sucede que mientras el
hombre está compenetrado y preocupado en su
trabajo la mujer está en casa preparando la
cena, ayudando a los niños con la tarea,
bañándolos y acostándolos a dormir, y esto
es lo que puede luego llevar a la mujer a
sentir celos y resentimiento de su marido.
Todos los maridos deben concientizarse y
tener en mente el peso con el que cargan sus
esposas, y deben tratar de ayudarlas lo más
que puedan. Además deben apreciar y valorar
el trabajo de su mujer y comprenderla. Una
simple demostración verbal de afecto por
parte del marido puede alivianar
increíblemente el peso con el carga su
esposa.
Toda esposa debe comprender que si siente
infeliz y resentida, lo ideal será sentarse
con su esposo, o con un consejero
matrimonial, y buscar la manera en la que
pueda lograr encontrar satisfacción dentro
del matrimonio y sentirse libre de cualquier
tipo de resentimiento. Quizás lo que
necesite sea estar más tiempo fuera de casa
y compartir diferentes momentos con otras
mujeres. Tal vez necesite trabajar más
horas, o menos, o directamente dejar de
trabajar por un tiempo y tratar de alivianar
la presión que existe en alguna parte de su
vida cotidiana. Probablemente necesite más
ayuda con las cosas de la casa, o la persona
que la ayuda no es lo suficientemente
competente. Puede ser también que alguna
amiga la este haciendo sentir de esa manera.
Tal vez la suegra ¿quién sabe?.
Reflexionando sobre el tema y discutiendo
sobre el seguramente hallará el modo de ver
sus necesidades y logrará, sin lastimar a su
familia conseguir también dejar de sentir
sentimientos de celos de su marido.
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Los Diez Mandamientos son aplicables a todos
los ámbitos de nuestra vida. Si le damos una
mirada profunda y detallada, veremos que
adhiriéndonos a estas leyes, podremos
transformar nuestra persona, y como
consecuencia tendremos la habilidad de
transformar el mundo. Cuanto más pronto
seamos capaces de colmar nuestras vidas con
Los Diez Mandamientos- tanto literal como
figurativamente, más pronto vendrá Mashiaj,
y seremos redimidos, ¡dejemos que sea
ahora!.
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