Organizacion Sin Animo de Lucro
Adscrita al Judaismo Ortodoxo Moderno
Desde Monsey, New York
Haftara Devarim Nitzavim
CONVIERTASE EN BENEFACTOR
PRONUNCIACION SEFARDI
SEPHARDIC PRONUNCIATION
הגייה ספרדית
Aliyot Devarim Nitzavim
Deuteronomio 29:9 - 30:20 Aliyot Devarim Nitzavim
Aliyot
Para Leer en Shabbat
Devarim - Deuteronomio- Nitzavim Capítulo
28: 9 al 30:20
Por Eliyahu BaYona
Ben Yosef, Director Shalom
Haverim Org. New York
Aliyot es el plural hebreo de
Aliá o Aliyá que significa
"subir". Cada vez que una
persona - Olé- sube a la Bimá
debe recitar la Braja
-Bendicion- antes de comenzar el
Baal Koréh -בעל קורא - la Lectura y al cerrar la misma. Esto se
hace cada vez que el Baal Koréh
lee la Porción -Parashá-
correspondiente.
El Maftir es la última persona
que se llama a la Bimá y es
invitada a leer la porción de la
Haftará -Profetas-
Esta es la Brajá
de la Lectura de la Toráh:
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vuestros
niños, vuestras mujeres
y el extranjero que está
en medio de tus
campamentos, desde tu
leñador hasta tu
aguador; |
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para que
entren en el pacto del
Eterno, tu Dios, y en el
juramento que el Eterno,
tu Dios, celebra hoy
contigo. |
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SEGUNDA ALIA |
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Y no
solamente con vosotros
yo hago este pacto y
este juramento, |
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sino con
aquél que está aquí con
nosotros hoy delante del
Eterno, nuestro Dios, y
también con aquél que no
está aquí hoy con
nosotros; |
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TERCERA ALIA |
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y habéis
visto las abominaciones
de ellas, y sus ídolos
de palo y piedra, y los
de plata y oro, que
había entre ellos; |
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no sea que
haya en medio de
vosotros hombre, o
mujer, o familia, o
tribu, cuyo corazón se
aparte hoy del Eterno,
nuestro Dios, para ir a
servir a los dioses de
aquellas naciones; no
sea que haya en medio de
vosotros raíz que
produzca hierba amarga y
hiel; |
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y suceda que
al oír las palabras de
este juramento de
maldición, él se bendiga
en su corazón, diciendo:
"yo tendré paz aunque
ande conforme al buen
parecer de mi corazón,
pues Yo agregare a aquél
que así pensare, el
castigo de los pecados
involuntarios a las
trasgresiones
voluntarias. |
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No querrá el
Eterno perdonarle, sino
que entonces humeará la
ira del Eterno y su celo
contra el tal hombre, y
vendrá a asentarse sobre
él toda la maldición
escrita en este libro, y
el Eterno borrará su
nombre de debajo de los
cielos; |
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y el Eterno
le separará de entre
todas las tribus de
Israel para mal,
conforme a todas las
maldiciones del pacto
escrito en este Libro de
la Ley. |
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De manera
que dirán las
generaciones venideras,
vuestros hijos que
surjan después de
vosotros, y el
extranjero que viniere
de tierra lejana, cuando
vieren las plagas de
aquella tierra, y sus
enfermedades de que le
habrá herido el Eterno; |
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viendo que
toda su tierra está como
abrasada de azufre y
sal, que no se siembra y
que nada produce, ni
crece en ella hierba
alguna, como sucedió en
la ruina de Sodoma y
Gomorra, Admá y Tzeboím,
las cuales destruyó el
Eterno en su ira y en su
ardiente furor. |
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viendo esto,
todas las naciones
dirán: "¿Por qué ha
hecho el Eterno así a
esta tierra? ¿Cuál fue
la causa del furor de
esta ira tan grande?" |
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Y se les
responderá: "Porque
abandonaron el pacto del
Eterno, Dios de sus
padres, que El celebró
con ellos cuando les
sacó la tierra de
Egipto; |
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y fueron y
sirvieron a otros
dioses, y se postraron
ante ellos; dioses que
no conocieron, y no
recibieron de ellos
ningún provecho. |
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Por tanto,
se encendió la ira del
Eterno contra aquella
tierra, para traer sobre
ella todas las
maldiciones escritas en
este libro; |
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y con ira,
con ardor y con gran
indignación, el Eterno
les ha desarraigado de
su tierra, y les ha
arrojado a tierra ajena,
como hoy se ve". |
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Las cosas
secretas pertenecen al
Eterno, nuestro Dios;
mas las reveladas nos
pertenecen a
nosotros y a nuestros
hijos para
siempre, para que
pongamos por obra todas
las palabras de esta
Ley. * |
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CUARTA ALIA |
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y te
volvieres al Eterno, tu
Dios, y obedecieres su
voz conforme a todo lo
que yo te ordeno hoy, tú
y tus hijos, con todo tu
corazón y con toda tu
alma, |
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entonces te
traerá el Eterno, tu
Dios, con El de tu
cautiverio, y se
compadecerá de ti y te
hará volver juntándote
de entre todas las
naciones adonde te
hubiere esparcido el
Eterno, tu Dios. |
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Aunque tu
destierro estuviere en
el extremo del cielo, de
allí te recogerá el
Eterno, tu Dios, y de
allí te tomará, |
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y te traerá
el Eterno, tu Dios, a la
tierra que poseyeron tus
padres, y tu la
poseerás; y El te hará
bien y te multiplicará
más que a tus padres. |
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Y el Eterno,
tu Dios, circuncidará
(abrirá) tu corazón y el
corazón de tu
descendencia, para que
ames al Eterno, tu Dios,
con todo tu corazón y
con toda tu alma, a fin
de que vivas |
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QUINTA ALIA |
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Y así te
volverás y obedecerás la
voz del Eterno, y
cumplirás todos sus
mandamientos que yo te
ordeno hoy. |
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Y el Eterno,
tu Dios, te hará abundar
en toda obra de tu mano,
en el fruto de tu
vientre y en la cría de
tus animales y en el
fruto de tu tierra, para
bien, porque volverá el
Eterno a regocijarse
sobre ti para bien, como
se regocijaba sobre tus
padres; |
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esto cuando
obedecieres la voz del
Eterno, tu Dios,
guardando sus preceptos
y sus estatutos que
están escritos en este
Libro de la Ley; cuando
te hayas vuelto al
Eterno, tu Dios, con
todo tu corazón y con
toda tu alma. |
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SEXTA ALIA |
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no está en el cielo para que digas: ¿Quién subirá por
nosotros al cielo y nos
lo traerá, y nos hará
oírlo para que lo
cumplamos'' * |
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Ni está más allá del mar para que
digas: ¿Quién pasará por
nosotros al otro lado
del mar y nos lo traerá,
y nos hará oírlo para
que lo cumplamos? * |
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sino que la
palabra está muy cerca
de ti, en tu boca y en
tu corazón, para que la
pongas por obra. |
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SEPTIMA ALIA |
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por lo que
te ordeno hoy que ames
al Eterno, tu Dios, que
andes en sus caminos y
que guardes sus
preceptos y sus
estatutos y sus juicios,
para que vivas y te
multipliques, y para que
el Eterno, tu Dios, te
bendiga en la tierra a
donde vas para poseerla. |
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Mas si se
desviare tu corazón de
modo que no quieras
escuchar, y errares y te
postrares ante otros
dioses y les sirvieres, |
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yo os
declaro el día de hoy
que ciertamente
pereceréis; no
prolongaréis vuestros
días sobre la tierra
hacia la cual vosotros
vais, pasando el Jordán,
para poseerla. |
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Tomo hoy a
los cielos y a la tierra
por testigos contra
vosotros, de que pongo
delante de ti la vida y
la muerte, la bendición
y la maldición;
escogerás pues la vida
para que vivas, tú y tu
descendencia, |
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amando al
Eterno, tu Dios,
obedeciendo su voz y
adhiriéndote a El (a sus
cualidades), pues eso es
tu vida y la
prolongación de tus
días, a fin de que
habites en la tierra que
juró el Eterno a tus
padres, a Abraham, a
Isaac y a Jacob, que les
había de dar. |
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NOTAS
EXPLICATORIAS:
Estáis hoy presentes
En el comienzo de esta parashá
nos enfrentamos a un magno e
imponente cuadro: los jefes de
las tribus de Israel, los altos
dignatarios, jueces y guardias,
leñadores y aguadores, hombres,
mujeres y niños, todo el pueblo
se ha reunido para concertar un
Berit con el Eterno, un pacto.
Quizá nos resulte extraño, quizá
no alcancemos todo su
significado y contenido, porque
su sentido rebasa completamente
cuanto podamos concebir, ya que
ese pacto fue el que selló y
sellará el ulterior destino del
pueblo judío. En la parashá de
Ki-Tavó hemos visto las Kelalot,
las maldiciones, y el trágico
destino que aguarda al pueblo si
se aparta de la senda del bien.
En Nitzavím vemos sin embargo la
manera de evitar la caída ante
la tragedia: la unión del pueblo
con su Dios y su Torah. Esta es
una de las condiciones de la
existencia normal, pues el
pueblo no es sólo un
conglomerado de células sino un
organismo con vida propia, que
posee al igual que todo ser un
alma, y es con este espíritu con
el que Moisés reunió a todos,
sin excepción alguna. Cada
persona tiene una finalidad en
su propia existencia, y es una
parte de la comunidad. Fue esta
solidaridad la que convirtió al
pueblo israelita en pueblo
inmortal. "¡Vosotros todos
estáis hoy presentes!"
(versículo 9) ¡Cuántos pueblos
ya no lo están! En cuanto a
vosotras lo estaréis siempre,
desde el momento en que seáis
solidarios unos con los otros y
reconociereis el pacto del
Eterno vuestro Dios con
vosotros, y ese es el espíritu
del calificativo de "pueblo
elegido". La aspiración del
pueblo judío y de su Torah es
"instaurar en el mundo el reino
del Eterno". Su idea central es
lograr la fraternidad y la
igualdad entre todos los pueblos
del mundo, pero esto no ha sido
realizado aún, y por ello
rogamos tres veces por día; "Por
todo ello esperamos de Ti, oh
Eterno, Dios nuestro, poder ver
pronto la gloria de tu poder",
barriendo las abominaciones en
la Tierra, destruyendo la
idolatría y perfeccionando el
mundo bajo la soberanía del
Omnipotente. Todas las criaturas
invocarán Tu Nombre, y todos los
malvados de la Tierra volverán a
Ti. Sepan y entiendan cuantos
habitantes hay en el mundo, que
toda rodilla deberá doblegarse
ante Ti, y, toda lengua jurarte
obediencia. (Exodo 15, 19). *
A nosotros y a
nuestros hijos
Aquí hallamos la consecuencia práctica de las ideas ya expresadas
sobre la unión nacional. Las
"cosas secretas" son del Eterno,
mas las "reveladas" pertenecen a
toda la nación, a nosotros y a
nuestros hijos. El judío se
compromete con este pacto no
sólo a cumplir sus propios
deberes, sino a aceptar la
responsabilidad de su
cumplimiento por todo el pueblo,
y más que nada por la futura
generación, es decir, su vida
adquiere proporciones de gran
trascendencia. Cada israelita se
convierte en un predicador,
comparte la misión nacional y
acepta un destino cósmico: el de
superarse y elevar consigo al
universo todo, por medio de la
Torah y los mandamientos
divinos. *
No está en el
cielo
Es decir: No creas que la Torah es una legislación para ángeles,
para seres superiores que puedan
apartarse radicalmente de este
mundo material, elevándose en
las esferas celestes. Sus
preceptos no están fuera de
nuestro alcance, no se
encuentran en los cielos ni más
allá del mar. No hay que ir
lejos para encontrarlos, están
en vosotros mismos, en vuestra
boca, en vuestro corazón. La
Torah no se dirige en manera
alguna a seres angelicales, o a
supuestos seres humanos con
poderes extraordinarios. dioses
hecho carne, divorciados
totalmente de lo material.
Algunas religiones sostenían que
sólo matando la materia se podía
servir a Dios; el judaísmo exige
únicamente encauzar la materia,
dirigirla, pero no aniquilarla.
Por ello la Torah no es un
tratado de leyes espirituales,
de ciencias ocultas o de
prácticas místicas, al estilo
monástico o budista, sino de
preceptos humanos dedicados al
hombre y "sólo al hombre". No
hay que servir a Dios con
ascetismo y tristeza, sino por
el contrario, éstos constituyen
faltas que denotan un
desconocimiento total del
espíritu de la Torah. *
Ni está mas
allá del mar
En nuestros días, "más allá
del mar" tiene un triste
significado. Representa toda la
vieja civilización, y nos
recuerda la aldea judía con su
peculiaridad y espíritu
netamente judíos. "Cruzar el
mar" ha significado muchas veces
romper la tradición y sacudir
las obligaciones morales y los
deberes israelitas. Mas he aquí
que aun de este lado del mar, se
nos aparece la Torah y con su
severa pero dulce voz que calma
los dolores y cura las heridas,
proclama entre nosotros: "No
está más allá del mar". La Torah
no depende en modo alguno de la
civilización en que se halla, ni
es producto de determinada
cultura o función de diversas
épocas y circunstancias. Es la
materialización eterna de los
principios espirituales que
permanecen constantes a través
de las edades. Guiarse por ella
no significa retroceso o
reacción, sino al contrario, un
progreso hacia la total
realización de sus fines: "el
reino del Eterno en la Tierra".
La Torah exige de nosotros no
concesiones parciales, sino
entrega íntegra y total. No
basta con que la palabra de Dios
esté siempre en tus labios y las
oraciones en tu lengua. No
cumple el hombre toda su misión
sino por intermedio de las
mitzvot (preceptos); y no crea
que Dios sólo exige de él sus
actos, sino también su corazón;
es decir, al igual que en sus
aspectos físicos, no puede el
hombre disociar las actividades
mentales de su realización
práctica. También en su aspecto
moral debe permanecer íntegro,
pudiendo decir: la felicidad
mía, de mi pueblo y de la
humanidad entera, dependen de
mí. Otra interpretación del
Midrash sobre los mismos
versículos (11-14) dice que la
ciencia sagrada no reside en las
personas, cuya vanidad sube
hasta los cielos y sobrepasa el
océano. El verdadero sabio no
conoce el orgullo; sabe que su
ciencia e inteligencia no
alcanzarán jamás el infinito y
lo absoluto, y que el
conocimiento de la Ley Sagrada
sólo puede residir en las
personas modestas. *
PROXIMAS ALIYOT DEVARIM VAIELEJ
ANTERIORES ALIYOT DEVARIM KITAVO
SEA PARTE DE ESTE PROYECTO JUDEO-HISPANO